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OCTUBRE 10

2° Cor.4:7 Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, 

«Vasos de barro»

¿Quién guardaría un tesoro en un vaso de barro? Lo natural es que los tesoros se guarden en cajas fuertes, pero cuando se trata de Dios, siempre nos confronta con paradojas que nos hacen ver que sus caminos no son nuestros caminos.

El apóstol Pablo establece que la voluntad de Dios fue colocar el ministerio del nuevo pacto en vasos de barro. Nos presenta un contraste entre el valor indescriptible del tesoro del evangelio, guardado en ministros, vasos frágiles, que se pueden romper. Pablo declara que el propósito divino del poder de Dios, encuentra su demostración total en la debilidad humana.

Pablo describe este vaso de barro como el «hombre exterior», (2 Corintios 4:16),

2° Cor.4:16 Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. 

El cual es de naturaleza inferior, innoble, desechable (Levítico 11:33), frágil y fácil de romper.

Lev.11:33 Toda vasija de barro dentro de la cual cayere alguno de ellos será inmunda, así como todo lo que estuviere en ella, y quebraréis la vasija. 

Pablo describe sus aflicciones, y muestra que ellas no lo han desanimado.

La segunda parte del versículo 9 del capítulo 4, de la segunda carta a los Corintios, es el clímax de la lista de sufrimientos del apóstol, donde se presenta a sí mismo como derribado, pero no destruido. A pesar de todas esas aflicciones y de lo frágil que es, ese vaso de barro no estaba roto.

El contraste entre el tesoro y el vaso de barro, apunta hacia la superioridad del tesoro y la inferioridad del vaso. La importancia del vaso radica en que esté limpio, vacío y disponible para el servicio del Señor. Este vaso de barro es sometido a pruebas y tribulaciones por causa del evangelio.

1ºCor.1:26 Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 

1ºCor.1:27 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; 

1ºCor.1:28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, 

1ºCor.1:29 a fin de que nadie se jacte en su presencia. 

1ºCor.1:30 Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; 

1ºCor.1:31 para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor.

El hombre está tan propenso al orgullo, que Dios debe constantemente tomar medidas de toda clase para preservarlo de la tentación,

2° Cor.12:7 Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; 

Sal.119:67 Antes que fuera yo humillado, descarriado andaba; Mas ahora guardo tu palabra.

Sal.119:71 Bueno me es haber sido humillado, Para que aprenda tus estatutos.

“Los mejores hombres desmayarán si no recibieran misericordia de Dios. Podemos confiar en esa misericordia que nos ha socorrido sacándonos y llevándonos adelante, hasta ahora, para que nos ayude hasta el fin. Los apóstoles no tenían intenciones malas ni bajas recubiertas con pretensiones superficialmente equitativas y buenas. No trataron que el ministerio de ellos sirviera para un turno. La sinceridad o la rectitud guardará la opinión favorable de los hombres buenos y sabios. Cristo por su evangelio hace una revelación gloriosa a la mente de los hombres, pero el designio del diablo es mantener a los hombres en la ignorancia; cuando no puede mantener fuera del mundo la luz del evangelio de Cristo, no se ahorra esfuerzos para mantener a los hombres fuera del evangelio o ponerlos en contra. —El rechazo del evangelio aquí se atribuye a la ceguera voluntaria y a la maldad del corazón humano. El yo no era el tema ni el fin de la predicación de los apóstoles; ellos predicaban a Cristo como Jesús, el Salvador y Libertador, que salva hasta lo sumo a todos los que vayan a Dios por su intermedio. Los ministros son siervos de las almas de los hombres; deben evitar volverse siervos de los humores o lujurias de los hombres. —Es agradable contemplar el sol en el firmamento, pero es más agradable y provechoso que el evangelio brille en el corazón. Como la luz fue al principio de la primera creación, así, también, en la nueva creación, la luz del Espíritu es su primera obra en el alma. El tesoro de luz y gracia del evangelio está puesto en vasos de barro. Los ministros del evangelio están sometidos a las mismas pasiones y debilidades que los demás hombres. Dios podría haber enviado a los ángeles para dar a conocer la doctrina gloriosa del evangelio o podría haber enviado a los hijos de los hombres más admirados para enseñar a las naciones, pero escogió vasos más humildes, más débiles, para que su poder sea altamente glorificado al sostenerlos, y en el bendito cambio obrado por el ministerio de ellos”. Matthew Henry




PLAN DE LECTURA BÍBLICA ANUAL


EL EVANGELIO SEGÚN
SAN MARCOS
                   
Capítulo 1

Predicación de Juan el Bautista  - (Mt. 3. 1-12; Lc. 3. 1-9, 15-17; Jn. 1. 19-28)

Mar.1:1 Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. 
Mar.1:2 Como está escrito en Isaías el profeta: 
He aquí yo envío mi mensajero delante de tu faz, 
El cual preparará tu camino delante de ti.
Mar.1:3    Voz del que clama en el desierto: 
Preparad el camino del Señor; 
Enderezad sus sendas.
Mar.1:4 Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados. 
Mar.1:5 Y salían a él toda la provincia de Judea, y todos los de Jerusalén; y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados. 
Mar.1:6 Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y comía langostas y miel silvestre. 
Mar.1:7 Y predicaba, diciendo: Viene tras mí el que es más poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar encorvado la correa de su calzado. 
Mar.1:8 Yo a la verdad os he bautizado con agua; pero él os bautizará con Espíritu Santo. 


El bautismo de Jesús  - (Mt. 3. 13-17 ; Lc. 3. 21-22)

Mar.1:9 Aconteció en aquellos días, que Jesús vino de Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. 
Mar.1:10 Y luego, cuando subía del agua, vio abrirse los cielos, y al Espíritu como paloma que descendía sobre él. 
Mar.1:11 Y vino una voz de los cielos que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia.


Tentación de Jesús  - (Mt. 4. 1-11; Lc. 4. 1-13)

Mar.1:12 Y luego el Espíritu le impulsó al desierto. 
Mar.1:13 Y estuvo allí en el desierto cuarenta días, y era tentado por Satanás, y estaba con las fieras; y los ángeles le servían. 


Jesús principia su ministerio  - (Mt. 4. 12-17; Lc. 4. 14-15)

Mar.1:14 Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, 
Mar.1:15 diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio. 


Jesús llama a cuatro pescadores  - (Mt. 4. 18-22; Lc. 5. 1-11)

Mar.1:16 Andando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. 
Mar.1:17 Y les dijo Jesús: Venid en pos de mí, y haré que seáis pescadores de hombres.
Mar.1:18 Y dejando luego sus redes, le siguieron. 
Mar.1:19 Pasando de allí un poco más adelante, vio a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan su hermano, también ellos en la barca, que remendaban las redes. 
Mar.1:20 Y luego los llamó; y dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, le siguieron. 


Un hombre que tenía un espíritu inmundo  - (Lc. 4. 31-37)

Mar.1:21 Y entraron en Capernaum; y los días de reposo, entrando en la sinagoga, enseñaba. 
Mar.1:22 Y se admiraban de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.
Mar.1:23 Pero había en la sinagoga de ellos un hombre con espíritu inmundo, que dio voces, 
Mar.1:24 diciendo: ¡Ah! ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Sé quién eres, el Santo de Dios. 
Mar.1:25 Pero Jesús le reprendió, diciendo: ¡Cállate, y sal de él! 
Mar.1:26 Y el espíritu inmundo, sacudiéndole con violencia, y clamando a gran voz, salió de él. 
Mar.1:27 Y todos se asombraron, de tal manera que discutían entre sí, diciendo: ¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es esta, que con autoridad manda aun a los espíritus inmundos, y le obedecen? 
Mar.1:28 Y muy pronto se difundió su fama por toda la provincia alrededor de Galilea.


Jesús sana a la suegra de Pedro  (Mt. 8. 14-15; Lc. 4. 38-39)

Mar.1:29 Al salir de la sinagoga, vinieron a casa de Simón y Andrés, con Jacobo y Juan. 
Mar.1:30 Y la suegra de Simón estaba acostada con fiebre; y en seguida le hablaron de ella. 
Mar.1:31 Entonces él se acercó, y la tomó de la mano y la levantó; e inmediatamente le dejó la fiebre, y ella les servía. 


Muchos sanados al ponerse el sol  (Mt. 8. 16-17; Lc. 4. 40-41)

Mar.1:32 Cuando llegó la noche, luego que el sol se puso, le trajeron todos los que tenían enfermedades, y a los endemoniados; 
Mar.1:33 y toda la ciudad se agolpó a la puerta. 
Mar.1:34 Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y echó fuera muchos demonios; y no dejaba hablar a los demonios, porque le conocían. 


Jesús recorre Galilea predicando  (Lc. 4. 42-44)

Mar.1:35 Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba. 
Mar.1:36 Y le buscó Simón, y los que con él estaban; 
Mar.1:37 y hallándole, le dijeron: Todos te buscan. 
Mar.1:38 El les dijo: Vamos a los lugares vecinos, para que predique también allí; porque para esto he venido.
Mar.1:39 Y predicaba en las sinagogas de ellos en toda Galilea, y echaba fuera los demonios.


Jesús sana a un leproso  (Mt. 8. 1-4; Lc. 5. 12-16)

Mar.1:40 Vino a él un leproso, rogándole; e hincada la rodilla, le dijo: Si quieres, puedes limpiarme. 
Mar.1:41 Y Jesús, teniendo misericordia de él, extendió la mano y le tocó, y le dijo: Quiero, sé limpio. 
Mar.1:42 Y así que él hubo hablado, al instante la lepra se fue de aquél, y quedó limpio. 
Mar.1:43 Entonces le encargó rigurosamente, y le despidió luego, 
Mar.1:44 y le dijo: Mira, no digas a nadie nada, sino ve, muéstrate al sacerdote, y ofrece por tu purificación lo que Moisés mandó, para testimonio a ellos.
Mar.1:45 Pero ido él, comenzó a publicarlo mucho y a divulgar el hecho, de manera que ya Jesús no podía entrar abiertamente en la ciudad, sino que se quedaba fuera en los lugares desiertos; y venían a él de todas partes. 


Capítulo 2

Jesús sana a un paralítico  (Mt. 9. 1-8; Lc. 5. 17-26)

Mar.2:1 Entró Jesús otra vez en Capernaum después de algunos días; y se oyó que estaba en casa. 
Mar.2:2 E inmediatamente se juntaron muchos, de manera que ya no cabían ni aun a la puerta; y les predicaba la palabra. 
Mar.2:3 Entonces vinieron a él unos trayendo un paralítico, que era cargado por cuatro. 
Mar.2:4 Y como no podían acercarse a él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo una abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico.
Mar.2:5 Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados. 
Mar.2:6 Estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales cavilaban en sus corazones: 
Mar.2:7 ¿Por qué habla éste así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios? 
Mar.2:8 Y conociendo luego Jesús en su espíritu que cavilaban de esta manera dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por qué caviláis así en vuestros corazones? 
Mar.2:9 ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, toma tu lecho y anda? 
Mar.2:10 Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): 
Mar.2:11 A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa.
Mar.2:12 Entonces él se levantó en seguida, y tomando su lecho, salió delante de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios, diciendo: Nunca hemos visto tal cosa. 


Llamamiento de Leví  (Mt. 9. 9-13; Lc. 5. 27-32)

Mar.2:13 Después volvió a salir al mar; y toda la gente venía a él, y les enseñaba. 
Mar.2:14 Y al pasar, vio a Leví hijo de Alfeo, sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y levantándose, le siguió. 
Mar.2:15 Aconteció que estando Jesús a la mesa en casa de él, muchos publicanos y pecadores estaban también a la mesa juntamente con Jesús y sus discípulos; porque había muchos que le habían seguido. 
Mar.2:16 Y los escribas y los fariseos, viéndole comer con los publicanos y con los pecadores, dijeron a los discípulos: ¿Qué es esto, que él come y bebe con los publicanos y pecadores? 
Mar.2:17 Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores. 


La pregunta sobre el ayuno  (Mt. 9. 14-17; Lc. 5. 33-39)

Mar.2:18 Y los discípulos de Juan y los de los fariseos ayunaban; y vinieron, y le dijeron: ¿Por qué los discípulos de Juan y los de los fariseos ayunan, y tus discípulos no ayunan? 
Mar.2:19 Jesús les dijo: ¿Acaso pueden los que están de bodas ayunar mientras está con ellos el esposo? Entre tanto que tienen consigo al esposo, no pueden ayunar. 
Mar.2:20 Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces en aquellos días ayunarán. 
Mar.2:21 Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; de otra manera, el mismo remiendo nuevo tira de lo viejo, y se hace peor la rotura. 
Mar.2:22 Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo rompe los odres, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar.


Los discípulos recogen espigas en el día de reposo  (Mt. 12. 1-8; Lc. 6. 1-5) 

Mar.2:23 Aconteció que al pasar él por los sembrados un día de reposo, sus discípulos, andando, comenzaron a arrancar espigas.
Mar.2:24 Entonces los fariseos le dijeron: Mira, ¿por qué hacen en el día de reposo lo que no es lícito? 
Mar.2:25 Pero él les dijo: ¿Nunca leísteis lo que hizo David cuando tuvo necesidad, y sintió hambre, él y los que con él estaban; 
Mar.2:26 cómo entró en la casa de Dios, siendo Abiatar sumo sacerdote, y comió los panes de la proposición, de los cuales no es lícito comer sino a los sacerdotes, y aun dio a los que con él estaban?
Mar.2:27 También les dijo: El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo. 
Mar.2:28 Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo.

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