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OCTUBRE 20

Ef.4:13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;

“Todos lleguemos a la unidad de la fe…”, Mi doctrina es muy contrariada con la doctrina de muchos conformistas con el mundo, creo que no habrá unidad de fe cuando se predica un evangelio de prosperidad o de solo sanidad, otros que se enfocan en el poder, no en el poder de dominio propio sino en un poder que si pudieran hacer levitar las cosas lo harían, otros que solo predican “doctrinas de demonios…” tanto es así, que no oran haciendo una petición o conversación con Dios Padre, sino que se ponen a reprender y argumentar con los demonios…

Mi doctrina de fe es aquella que ha de compartir la suerte con los mártires, con los misioneros, con cuantos dejaron honores, privilegios de familias, riquezas y lo dejaron todo por ese amor que excede a todo conocimiento…

Hoy nadie soporta nada, ni siquiera soportan a la esposa ni a los hijos, y luego solo lloran y creen que por un poco de llanto ya se podrán sentar con los mártires y los héroes de fe, hombres y mujeres cuyo orgullo les impide la humillación…

Muchos son los llamados y pocos los escogidos, muchos “ministros” llenan las iglesias, aun los estadios, juntando grandes multitudes, pero esos no son los “todos…” mencionados en este versículo, esos “todos…” habla de las almas sinceras que aman a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismos, para adquirir u absorber “sin tantas teologías” sino con vivencias y practicas propias del verdadero Evangelio, “el conocimiento del Hijo de Dios…”, creciendo en humillaciones, en tribulaciones, en angustias, asemejándose al “Varón de Dolores, experimentado en quebrantos…”

Quizá esta mi doctrina la quieres refutar con multitud de versículos de poder, poder y poder… O quizá sientas que estoy diciendo algo de verdad… Pero consideremos estos versículos que son la base de mi doctrina: “Bienaventurados los que lloran…”; Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia…”; “He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo” Santiago 5:11.-

A esta unidad de fe han de llegar esos “todos…” entre los que quisiera yo también estar incluido, pero a veces no lo comprendo…

1°Ped.4:12 Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, 

1°Ped.4:13 sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría. 

1°Ped.4:14 Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado.


PLAN DE LECTURA BÍBLICA ANUAL

Capítulo 4

Tentación de Jesús (Mt. 4.1-11; Mr. 1.12-13) 

Luc.4:1 Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto  
Luc.4:2 por cuarenta días, y era tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre.  
Luc.4:3 Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, dí a esta piedra que se convierta en pan.  
Luc.4:4 Jesús, respondiéndole, dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios.  
Luc.4:5 Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra.  
Luc.4:6 Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy.  
Luc.4:7 Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos.  
Luc.4:8 Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás. 
Luc.4:9 Y le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo;  
Luc.4:10 porque escrito está:  
A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden; 
Luc.4:11   y,   En las manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra. 
Luc.4:12 Respondiendo Jesús, le dijo: Dicho está: No tentarás al Señor tu Dios. 
Luc.4:13 Y cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se apartó de él por un tiempo.  


Jesús principia su ministerio (Mt. 4.12-17; Mr. 1.14-15)  

Luc.4:14 Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor.  
Luc.4:15 Y enseñaba en las sinagogas de ellos, y era glorificado por todos.  


Jesús en Nazaret  (Mt. 13.53-58; Mr. 6.1-6) 

Luc.4:16 Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer.  
Luc.4:17 Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito:  
Luc.4:18   El Espíritu del Señor está sobre mí,  
Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres;  
Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;  
A pregonar libertad a los cautivos,  
Y vista a los ciegos;  
A poner en libertad a los oprimidos;  
Luc.4:19  A predicar el año agradable del Señor. 
Luc.4:20 Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.  
Luc.4:21 Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.  
Luc.4:22 Y todos daban buen testimonio de él, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es éste el hijo de José?  
Luc.4:23 El les dijo: Sin duda me diréis este refrán: Médico, cúrate a ti mismo; de tantas cosas que hemos oído que se han hecho en Capernaum, haz también aquí en tu tierra.  
Luc.4:24 Y añadió: De cierto os digo, que ningún profeta es acepto en su propia tierra. 
Luc.4:25 Y en verdad os digo que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en toda la tierra; 
Luc.4:26 pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón. 
Luc.4:27 Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio. 
Luc.4:28 Al oír estas cosas, todos en la sinagoga se llenaron de ira;  
Luc.4:29 y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada la ciudad de ellos, para despeñarle.  
Luc.4:30 Mas él pasó por en medio de ellos, y se fue.  


Un hombre que tenía un espíritu inmundo  (Mr. 1.21-28) 

Luc.4:31 Descendió Jesús a Capernaum, ciudad de Galilea; y les enseñaba en los días de reposo.  
Luc.4:32 Y se admiraban de su doctrina, porque su palabra era con autoridad. 
Luc.4:33 Estaba en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu de demonio inmundo, el cual exclamó a gran voz,  
Luc.4:34 diciendo: Déjanos; ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Yo te conozco quién eres, el Santo de Dios.  
Luc.4:35 Y Jesús le reprendió, diciendo: Cállate, y sal de él. Entonces el demonio, derribándole en medio de ellos, salió de él, y no le hizo daño alguno.  
Luc.4:36 Y estaban todos maravillados, y hablaban unos a otros, diciendo: ¿Qué palabra es esta, que con autoridad y poder manda a los espíritus inmundos, y salen?  
Luc.4:37 Y su fama se difundía por todos los lugares de los contornos.  


Jesús sana a la suegra de Pedro  (Mt. 8.14-15; Mr. 1.29-31)  

Luc.4:38 Entonces Jesús se levantó y salió de la sinagoga, y entró en casa de Simón. La suegra de Simón tenía una gran fiebre; y le rogaron por ella.  
Luc.4:39 E inclinándose hacia ella, reprendió a la fiebre; y la fiebre la dejó, y levantándose ella al instante, les servía.  


Muchos sanados al ponerse el sol  (Mt. 8.16-17; Mr. 1.32-34)  

Luc.4:40 Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades los traían a él; y él, poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba.  
Luc.4:41 También salían demonios de muchos, dando voces y diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Pero él los reprendía y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Cristo.  


Jesús recorre Galilea predicando  (Mr. 1.35-39) 

Luc.4:42 Cuando ya era de día, salió y se fue a un lugar desierto; y la gente le buscaba, y llegando a donde estaba, le detenían para que no se fuera de ellos.  
Luc.4:43 Pero él les dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado. 
Luc.4:44 Y predicaba en las sinagogas de Galilea.  


Capítulo 5 

La pesca milagrosa  (Mt. 4.18-22; Mr. 1.16-20)  

Luc.5:1 Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios.  
Luc.5:2 Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes.  
Luc.5:3 Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud. 
Luc.5:4 Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.  
Luc.5:5 Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red.  
Luc.5:6 Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía.  
Luc.5:7 Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían.  
Luc.5:8 Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador.  
Luc.5:9 Porque por la pesca que habían hecho, el temor se había apoderado de él, y de todos los que estaban con él,  
Luc.5:10 y asimismo de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres. 
Luc.5:11 Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, le siguieron.  


Jesús sana a un leproso  (Mt. 8.1-4; Mr. 1.40-45) 

Luc.5:12 Sucedió que estando él en una de las ciudades, se presentó un hombre lleno de lepra, el cual, viendo a Jesús, se postró con el rostro en tierra y le rogó, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.  
Luc.5:13 Entonces, extendiendo él la mano, le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante la lepra se fue de él.  
Luc.5:14 Y él le mandó que no lo dijese a nadie; sino ve, le dijo, muéstrate al sacerdote, y ofrece por tu purificación, según mandó Moisés, para testimonio a ellos.  
Luc.5:15 Pero su fama se extendía más y más; y se reunía mucha gente para oírle, y para que les sanase de sus enfermedades.  
Luc.5:16 Mas él se apartaba a lugares desiertos, y oraba.  


Jesús sana a un paralítico  (Mt. 9.1-8; Mr. 2.1-12)  

Luc.5:17 Aconteció un día, que él estaba enseñando, y estaban sentados los fariseos y doctores de la ley, los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea, y de Judea y Jerusalén; y el poder del Señor estaba con él para sanar.  
Luc.5:18 Y sucedió que unos hombres que traían en un lecho a un hombre que estaba paralítico, procuraban llevarle adentro y ponerle delante de él.  
Luc.5:19 Pero no hallando cómo hacerlo a causa de la multitud, subieron encima de la casa, y por el tejado le bajaron con el lecho, poniéndole en medio, delante de Jesús.  
Luc.5:20 Al ver él la fe de ellos, le dijo: Hombre, tus pecados te son perdonados. 
Luc.5:21 Entonces los escribas y los fariseos comenzaron a cavilar, diciendo: ¿Quién es éste que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?  
Luc.5:22 Jesús entonces, conociendo los pensamientos de ellos, respondiendo les dijo: ¿Qué caviláis en vuestros corazones?  
Luc.5:23 ¿Qué es más fácil, decir: Tus pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda?  
Luc.5:24 Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados(dijo al paralítico):A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa. 
Luc.5:25 Al instante, levantándose en presencia de ellos, y tomando el lecho en que estaba acostado, se fue a su casa, glorificando a Dios.  
Luc.5:26 Y todos, sobrecogidos de asombro, glorificaban a Dios; y llenos de temor, decían: Hoy hemos visto maravillas.  


Llamamiento de Leví  (Mt. 9.9-13; Mr. 2.13-17) 

Luc.5:27 Después de estas cosas salió, y vio a un publicano llamado Leví, sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme.  
Luc.5:28 Y dejándolo todo, se levantó y le siguió.  
Luc.5:29 Y Leví le hizo gran banquete en su casa; y había mucha compañía de publicanos y de otros que estaban a la mesa con ellos.  
Luc.5:30 Y los escribas y los fariseos murmuraban contra los discípulos, diciendo: ¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores? 
Luc.5:31 Respondiendo Jesús, les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos.  
Luc.5:32 No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento. 


La pregunta sobre el ayuno  (Mt. 9.14-17; Mr. 2.18-22) 

Luc.5:33 Entonces ellos le dijeron: ¿Por qué los discípulos de Juan ayunan muchas veces y hacen oraciones, y asimismo los de los fariseos, pero los tuyos comen y beben?  
Luc.5:34 El les dijo: ¿Podéis acaso hacer que los que están de bodas ayunen, entre tanto que el esposo está con ellos?  
Luc.5:35 Mas vendrán días cuando el esposo les será quitado; entonces, en aquellos días ayunarán.  
Luc.5:36 Les dijo también una parábola: Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo y lo pone en un vestido viejo; pues si lo hace, no solamente rompe el nuevo, sino que el remiendo sacado de él no armoniza con el viejo.  
Luc.5:37 Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo romperá los odres y se derramará, y los odres se perderán.  
Luc.5:38 Mas el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar; y lo uno y lo otro se conservan.  
Luc.5:39 Y ninguno que beba del añejo, quiere luego el nuevo; porque dice: El añejo es mejor. 

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