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OCTUBRE 21

Ef.4:14 para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error,

·         Lejos de predicar la ignorancia, el Evangelio invita a todos a instruirse, a hacerse independientes de los hombres y a formarse convicciones personales.- Parece que Dios permite los errores justamente con el fin de obligarnos a examinar todas las cosas, y ver por el camino trazado por Cristo luchando en medio de encontradas opiniones.- La señal que nos marca el camino ha de ser Cristo.- La verdad lo engrandece a nuestra vista en cuanto más nos acercamos a él; el error nos aleja de él y lo empequeñece.-


Hemos de ser como niños, el Señor lo dice, “os digo que si no os volvéis como niños, no entraréis en el Reino de los cielos…” Mat.18:3.- Por lo cual hemos de ser como niños para obedecer y recibir con simplicidad las instrucciones, alimentos y cuidados del Espíritu Santo… Pero hemos de ser responsables para no ser como niños desamparados o de padres descuidados los que toman cualquier camino que se le presente a diario con nefastas consecuencias… No podemos permanecer en una infancia del conocimiento de Dios, “porque esta es la Vida eterna, que te conozcan a ti el único Dios verdadero…” Jn.17:3

Hay camino que al hombre le parece derecho; Pero su fin es camino de muerte. Prov.14:12.-

Hay hombres que usando la Biblia se aprovechan de las necesidades de personas, que se encuentran vulnerables por su luto o por su pobreza económica o desastre familiar, o traicionados, o enfermos o con problemas eclesiásticos y usando la Biblia engañan con prácticas algunas bíblicas (del antiguo pacto) y otras anti bíblicas, para obtener ganancias de todo tipo. Muchos “niños fluctuantes”, muchos rebeldes que no quieren obedecer terminan sin crecimiento y sin firmeza para desarrollar un ministerio, un hogar, una vida, y el diablo habrá ganado la batalla…

Por ello, el Espíritu Santo nos recuerda que: “Ya no seamos niños fluctuantes…” niños que nos vayan a comprar o engañar con golosinas, sino que busquemos el verdadero pan del cielo, el mana que alimenta plenamente…

Padre santísimo, guárdanos en Cristo, en tu comunión para ser como aquella casa asentada sobre la Roca, para no caer en la grande ruina…




PLAN DE LECTURA BÍBLICA ANUAL


Capítulo 6

Los discípulos recogen espigas en el día de reposo  (Mt. 12.1-8; Mr. 2.23-28)  

Luc.6:1 Aconteció en un día de reposo, que pasando Jesús por los sembrados, sus discípulos arrancaban espigas y comían, restregándolas con las manos.  
Luc.6:2 Y algunos de los fariseos les dijeron: ¿Por qué hacéis lo que no es lícito hacer en los días de reposo?  
Luc.6:3 Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Ni aun esto habéis leído, lo que hizo David cuando tuvo hambre él, y los que con él estaban;  
Luc.6:4 cómo entró en la casa de Dios, y tomó los panes de la proposición, de los cuales no es lícito comer sino sólo a los sacerdotes, y comió, y dio también a los que estaban con él? 
Luc.6:5 Y les decía: El Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo.  


El hombre de la mano seca  (Mt. 12.9-14; Mr. 3.1-6) 

Luc.6:6 Aconteció también en otro día de reposo, que él entró en la sinagoga y enseñaba; y estaba allí un hombre que tenía seca la mano derecha.  
Luc.6:7 Y le acechaban los escribas y los fariseos, para ver si en el día de reposo lo sanaría, a fin de hallar de qué acusarle.  
Luc.6:8 Mas él conocía los pensamientos de ellos; y dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate, y ponte en medio. Y él, levantándose, se puso en pie.  
Luc.6:9 Entonces Jesús les dijo: Os preguntaré una cosa: ¿Es lícito en día de reposo hacer bien, o hacer mal? ¿salvar la vida, o quitarla?  
Luc.6:10 Y mirándolos a todos alrededor, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él lo hizo así, y su mano fue restaurada.  
Luc.6:11 Y ellos se llenaron de furor, y hablaban entre sí qué podrían hacer contra Jesús.  


Elección de los doce apóstoles  (Mt. 10.1-4; Mr. 3.13-19)  

Luc.6:12 En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios.  
Luc.6:13 Y cuando era de día, llamó a sus discípulos, y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles:  
Luc.6:14 a Simón, a quien también llamó Pedro, a Andrés su hermano, Jacobo y Juan, Felipe y Bartolomé,  
Luc.6:15 Mateo, Tomás, Jacobo hijo de Alfeo, Simón llamado Zelote,  
Luc.6:16 Judas hermano de Jacobo, y Judas Iscariote, que llegó a ser el traidor.  


Jesús atiende a una multitud  (Mt. 4.23-25) 

Luc.6:17 Y descendió con ellos, y se detuvo en un lugar llano, en compañía de sus discípulos y de una gran multitud de gente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón, que había venido para oírle, y para ser sanados de sus enfermedades;  
Luc.6:18 y los que habían sido atormentados de espíritus inmundos eran sanados.  
Luc.6:19 Y toda la gente procuraba tocarle, porque poder salía de él y sanaba a todos.  


Bienaventuranzas y ayes  (Mt. 5.1-12) 

Luc.6:20 Y alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.  
Luc.6:21 Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis.  
Luc.6:22 Bienaventurados seréis cuando los hombres os aborrezcan, y cuando os aparten de sí, y os vituperen, y desechen vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre. 
Luc.6:23 Gozaos en aquel día, y alegraos, porque he aquí vuestro galardón es grande en los cielos; porque así hacían sus padres con los profetas. 
Luc.6:24 Mas ¡ay de vosotros, ricos! porque ya tenéis vuestro consuelo.  
Luc.6:25 ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados! porque tendréis hambre. ¡Ay de vosotros, los que ahora reís! porque lamentaréis y lloraréis.  
Luc.6:26 ¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres hablen bien de vosotros! porque así hacían sus padres con los falsos profetas.  


El amor hacia los enemigos, y la regla de oro  (Mt. 5.38-48; 7.12)  

Luc.6:27 Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen;  
Luc.6:28 bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian.  
Luc.6:29 Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, ni aun la túnica le niegues. 
Luc.6:30 A cualquiera que te pida, dale; y al que tome lo que es tuyo, no pidas que te lo devuelva.  
Luc.6:31 Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos.  
Luc.6:32 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores aman a los que los aman.  
Luc.6:33 Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores hacen lo mismo.  
Luc.6:34 Y si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores prestan a los pecadores, para recibir otro tanto.  
Luc.6:35 Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos.  
Luc.6:36 Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso. 


El juzgar a los demás  (Mt. 7.1-5) 

Luc.6:37 No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados.  
Luc.6:38 Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.  
Luc.6:39 Y les decía una parábola: ¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo?  
Luc.6:40 El discípulo no es superior a su maestro; mas todo el que fuere perfeccionado, será como su maestro.  
Luc.6:41 ¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? 
Luc.6:42 ¿O cómo puedes decir a tu hermano: Hermano, déjame sacar la paja que está en tu ojo, no mirando tú la viga que está en el ojo tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja que está en el ojo de tu hermano.  


Por sus frutos los conoceréis  (Mt. 7.15-20) 

Luc.6:43 No es buen árbol el que da malos frutos, ni árbol malo el que da buen fruto.  
Luc.6:44 Porque cada árbol se conoce por su fruto; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas.  
Luc.6:45 El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca. 


Los dos cimientos  (Mt. 7.24-27) 

Luc.6:46 ¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?  
Luc.6:47 Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicaré a quién es semejante.  
Luc.6:48 Semejante es al hombre que al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca.  
Luc.6:49 Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó, y fue grande la ruina de aquella casa.  


Capítulo 7

Jesús sana al siervo de un centurión  (Mt. 8.5-13) 

Luc.7:1 Después que hubo terminado todas sus palabras al pueblo que le oía, entró en Capernaum.  
Luc.7:2 Y el siervo de un centurión, a quien éste quería mucho, estaba enfermo y a punto de morir.  
Luc.7:3 Cuando el centurión oyó hablar de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos, rogándole que viniese y sanase a su siervo.  
Luc.7:4 Y ellos vinieron a Jesús y le rogaron con solicitud, diciéndole: Es digno de que le concedas esto;  
Luc.7:5 porque ama a nuestra nación, y nos edificó una sinagoga.  
Luc.7:6 Y Jesús fue con ellos. Pero cuando ya no estaban lejos de la casa, el centurión envió a él unos amigos, diciéndole: Señor, no te molestes, pues no soy digno de que entres bajo mi techo;  
Luc.7:7 por lo que ni aun me tuve por digno de venir a ti; pero di la palabra, y mi siervo será sano.  
Luc.7:8 Porque también yo soy hombre puesto bajo autoridad, y tengo soldados bajo mis órdenes; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.  
Luc.7:9 Al oír esto, Jesús se maravilló de él, y volviéndose, dijo a la gente que le seguía: Os digo que ni aun en Israel he hallado tanta fe.  
Luc.7:10 Y al regresar a casa los que habían sido enviados, hallaron sano al siervo que había estado enfermo.  


Jesús resucita al hijo de la viuda de Naín  

Luc.7:11 Aconteció después, que él iba a la ciudad que se llama Naín, e iban con él muchos de sus discípulos, y una gran multitud.  
Luc.7:12 Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, la cual era viuda; y había con ella mucha gente de la ciudad.  
Luc.7:13 Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores.  
Luc.7:14 Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate.  
Luc.7:15 Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre.  
Luc.7:16 Y todos tuvieron miedo, y glorificaban a Dios, diciendo: Un gran profeta se ha levantado entre nosotros; y: Dios ha visitado a su pueblo.  
Luc.7:17 Y se extendió la fama de él por toda Judea, y por toda la región de alrededor.  


Los mensajeros de Juan el Bautista  (Mt. 11.2-19) 

Luc.7:18 Los discípulos de Juan le dieron las nuevas de todas estas cosas. Y llamó Juan a dos de sus discípulos,  
Luc.7:19 y los envió a Jesús, para preguntarle: ¿Eres tú el que había de venir, o esperaremos a otro?  
Luc.7:20 Cuando, pues, los hombres vinieron a él, dijeron: Juan el Bautista nos ha enviado a ti, para preguntarte: ¿Eres tú el que había de venir, o esperaremos a otro?  
Luc.7:21 En esa misma hora sanó a muchos de enfermedades y plagas, y de espíritus malos, y a muchos ciegos les dio la vista.  
Luc.7:22 Y respondiendo Jesús, les dijo: Id, haced saber a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio; 
Luc.7:23 y bienaventurado es aquel que no halle tropiezo en mí. 
Luc.7:24 Cuando se fueron los mensajeros de Juan, comenzó a decir de Juan a la gente: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento?  
Luc.7:25 Mas ¿qué salisteis a ver? ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas? He aquí, los que tienen vestidura preciosa y viven en deleites, en los palacios de los reyes están.  
Luc.7:26 Mas ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta.  
Luc.7:27 Este es de quien está escrito: 
         He aquí, envío mi mensajero delante de tu faz,  
         El cual preparará tu camino delante de ti. 
Luc.7:28 Os digo que entre los nacidos de mujeres, no hay mayor profeta que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él.  
Luc.7:29 Y todo el pueblo y los publicanos, cuando lo oyeron, justificaron a Dios, bautizándose con el bautismo de Juan.  
Luc.7:30 Mas los fariseos y los intérpretes de la ley desecharon los designios de Dios respecto de sí mismos, no siendo bautizados por Juan. 
Luc.7:31 Y dijo el Señor: ¿A qué, pues, compararé los hombres de esta generación, y a qué son semejantes?  
Luc.7:32 Semejantes son a los muchachos sentados en la plaza, que dan voces unos a otros y dicen: Os tocamos flauta, y no bailasteis; os endechamos, y no llorasteis.  
Luc.7:33 Porque vino Juan el Bautista, que ni comía pan ni bebía vino, y decís: Demonio tiene.  
Luc.7:34 Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y decís: Este es un hombre comilón y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores.  
Luc.7:35 Mas la sabiduría es justificada por todos sus hijos. 


Jesús en el hogar de Simón el fariseo  

Luc.7:36 Uno de los fariseos rogó a Jesús que comiese con él. Y habiendo entrado en casa del fariseo, se sentó a la mesa. 
Luc.7:37 Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume;  
Luc.7:38 y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume. 
Luc.7:39 Cuando vio esto el fariseo que le había convidado, dijo para sí: Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora.  
Luc.7:40 Entonces respondiendo Jesús, le dijo:Simón, una cosa tengo que decirte. Y él le dijo: Di, Maestro.  
Luc.7:41 Un acreedor tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta;  
Luc.7:42 y no teniendo ellos con qué pagar, perdonó a ambos. Di, pues, ¿cuál de ellos le amará más?  
Luc.7:43 Respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquel a quien perdonó más. Y él le dijo: Rectamente has juzgado.  
Luc.7:44 Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos.  
Luc.7:45 No me diste beso; mas ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies.  
Luc.7:46 No ungiste mi cabeza con aceite; mas ésta ha ungido con perfume mis pies.  
Luc.7:47 Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama.  
Luc.7:48 Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados.  
Luc.7:49 Y los que estaban juntamente sentados a la mesa, comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es éste, que también perdona pecados?  
Luc.7:50 Pero él dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado, vé en paz.  

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