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FEBRERO 14

Jn.6:37 Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera.



"... No le echo fuera"


 Hay una sola condición para ser recibido: VENIR, pero venir tal como uno es, sin pretender presentar otra cosa  que su propia miseria; venir, no para criticar, sino para dejarse juzgar, condenar, perdonar, levantar y salvar, y esto, no todos tienen esa gracia de ser presentados a Jesús por El Padre, pues los muertos no pueden ir a Jesús si no son llevados en andas o que Jesús mismo se llegue hasta sus tumbas. Jn.6:44 también dice: “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero”.-
 ESTA declaración involucra la doctrina de la elección: Hay algunos que fueron dados a Cristo por el Padre. Esta declaración implica la doctrina del llamamiento eficaz: Los que son dados deben venir y vendrán. Aunque se opongan tenazmente, sin embargo, serán llevados de las tinieblas a la maravillosa luz de Dios. Esta declaración de Dios nos enseña la indispensable necesidad de la fe. Pues aún aquellos que son dados a Cristo no son salvos a menos de que vengan a Jesús. Aun ellos deben venir, pues en el cielo no se puede entrar por otro lugar sino por la puerta, que es Cristo Jesús. Todo lo que el Padre da a nuestro Redentor debe venir a él; de consiguiente ninguno puede ir al cielo sino va a Cristo. ¡Oh el poder y la majestad que hay en la palabra “vendrá.” Jesús no dice que ellos tienen virtud para venir, o que pueden venir si quieren hacerlo, sino que “vendrán”. El Señor, por medio de sus mensajeros, de su palabra y de su Espíritu, constriñe suave y benignamente a los hombres para que entren al festín y participen del banquete de boda. El Señor hace esto, no violando el libre albedrío del hombre, sino por el poder de su gracia. Yo puedo ejercer dominio sobre la voluntad de otro hombre y no obstante, la voluntad de ese hombre ser perfectamente libre, porque el dominio está ejercido en una manera acorde con las leyes de la mente humana. El Padre y Jesús saben cómo rendir al hombre entero con argumentos irresistibles dirigidos al entendimiento, con poderosas razones que apelan a los afectos y con la misteriosa influencia del Espíritu Santo que obra sobre todas las facultades y pasiones del alma para que, ya que una vez fue rebelde, se someta ahora alegremente a su dirección, rendido por su amor soberano. Pero, ¿cómo serán conocidos aquellos a quienes Dios ha elegido? Solo por este resultado: que voluntaria y alegremente aceptan a Cristo y vienen a él con fe sincera y genuina, descansando en él como el todo de su salvación y el todo de sus deseos. Lector, ¿has venido a Jesús?
 NINGUN límite tiene la duración de esta promesa. No dice meramente: “No echaré fuera a un pecador en su primera venida”,  sino “no lo echaré fuera en ningún tiempo”. El original dice: “No, no lo echaré” o “nunca jamás lo echaré.” El texto quiere decir que Cristo no rechazará al creyente al principio y que, como no lo hará al principio, tampoco lo hará al fin. Pero supongamos que el creyente peca después de haber venido. Entonces Juan dice: “Si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo-” Supongamos también que el creyente vuelve atrás. En ese caso “Yo sanaré, dice el Señor, su rebelión, amarelo de voluntad, porque mi furor se apartó de ellos.” Pero los creyentes pueden caer en tentación. Si eso acontece, “fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis llevar; antes dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis aguantar.” El creyente puede, como David, caer en pecado. Sí, pero Dios “lo purificará con hisopo y será limpio; lo lavará y será emblanquecido más que la nieve.” “Los limpiaré de toda su maldad”, dice el Señor.
Una vez en Cristo, en Cristo para siempre; 
Nada de su amor nos apartará. 
 “Yo doy a mis ovejas, dice el Señor, vida eterna, y no perecerán para siempre, ni nadie las arrebatará de mi mano.” ¿Qué dices a esto, oh vacilante y tembloroso? ¿No es una preciosa gracia el que, al ir a Cristo, no vayas a uno que te tratará bien por un corto tiempo y después te dejará, sino a uno que te recibirá para siempre y te hará su esposa y tú serás suyo para siempre? No recibas más el espíritu de servidumbre para estar otra vez en temor, sino recibe al espíritu de adopción por el cual clamamos “Abba, Padre.” ¡Oh la gracia que tienen estas palabras: “No lo echo fuera!” (Seleccionado y adaptado de Lecturas Vespertinas Spurgeon.- JULIO 29 y 30).-
 ¿Hay algún caso en el que nuestro Señor hubiere echado fuera a alguien que viniera a El? Si existiera un caso así, nos gustaría conocerlo; pero no ha habido ningún caso, y nunca lo habrá. Entre las almas perdidas en el infierno no hay una sola que pudiera decir: “yo vine a Jesús, y El me rechazó.” No es posible que tú o yo fuéramos los primeros a quienes Jesús no les cumpla Su palabra. No abriguemos una sospecha tan oscura.
 Supongan que acudimos a Jesús en relación a nuestros males de hoy. De esto podemos estar seguros: El no nos denegará una audiencia, ni nos echará fuera. Aquellos de nosotros que hemos ido con frecuencia a El, y aquellos que no han ido nunca antes: vamos juntos, y comprobaremos que El no cerrará en la cara de ninguno de nosotros la puerta de Su gracia.
 “Este a los pecadores recibe”, pero a nadie desecha. Venimos a El en debilidad y pecado, con temblorosa fe, escaso conocimiento, y tenue esperanza; pero El no nos echa fuera. Venimos por medio de la oración, y esa oración es imperfecta; con confesión, y esa confesión es deficiente; con alabanza, y esa alabanza no tiene muchos méritos; sin embargo, El nos recibe. Venimos enfermos, contaminados, desgastados, e indignos; pero El no nos echa fuera. Vengamos de nuevo a El hoy, pues nunca nos echa fiera. (La Chequera del Banco de la Fe.- 13 de Enero)





PLAN DE LECTURA BÍBLICA ANUAL


Capítulo 5

Todo inmundo es echado fuera del campamento  

Num.5:1 Jehová habló a Moisés, diciendo:  
Num.5:2 Manda a los hijos de Israel que echen del campamento a todo leproso, y a todos los que padecen flujo de semen, y a todo contaminado con muerto.  
Num.5:3 Así a hombres como a mujeres echaréis; fuera del campamento los echaréis, para que no contaminen el campamento de aquellos entre los cuales yo habito.  
Num.5:4 Y lo hicieron así los hijos de Israel, y los echaron fuera del campamento; como Jehová dijo a Moisés, así lo hicieron los hijos de Israel.  

Ley sobre la restitución  

Num.5:5 Además habló Jehová a Moisés, diciendo:  
Num.5:6 Di a los hijos de Israel: El hombre o la mujer que cometiere alguno de todos los pecados con que los hombres prevarican contra Jehová y delinquen,  
Num.5:7 aquella persona confesará el pecado que cometió, y compensará enteramente el daño, y añadirá sobre ello la quinta parte, y lo dará a aquel contra quien pecó.  
Num.5:8 Y si aquel hombre no tuviere pariente al cual sea resarcido el daño, se dará la indemnización del agravio a Jehová entregándola al sacerdote, además del carnero de las expiaciones, con el cual hará expiación por él.  
Num.5:9 Toda ofrenda de todas las cosas santas que los hijos de Israel presentaren al sacerdote, suya será.  
Num.5:10 Y lo santificado de cualquiera será suyo; asimismo lo que cualquiera diere al sacerdote, suyo será.  

Ley sobre los celos  

Num.5:11 También Jehová habló a Moisés, diciendo:  
Num.5:12 Habla a los hijos de Israel y diles: Si la mujer de alguno se descarriare, y le fuere infiel,  
Num.5:13 y alguno cohabitare con ella, y su marido no lo hubiese visto por haberse ella amancillado ocultamente, ni hubiere testigo contra ella, ni ella hubiere sido sorprendida en el acto;  
Num.5:14 si viniere sobre él espíritu de celos, y tuviere celos de su mujer, habiéndose ella amancillado; o viniere sobre él espíritu de celos, y tuviere celos de su mujer, no habiéndose ella amancillado;  
Num.5:15 entonces el marido traerá su mujer al sacerdote, y con ella traerá su ofrenda, la décima parte de un efa  de harina de cebada; no echará sobre ella aceite, ni pondrá sobre ella incienso, porque es ofrenda de celos, ofrenda recordativa, que trae a la memoria el pecado. 
Num.5:16 Y el sacerdote hará que ella se acerque y se ponga delante de Jehová.  
Num.5:17 Luego tomará el sacerdote del agua santa en un vaso de barro; tomará también el sacerdote del polvo que hubiere en el suelo del tabernáculo, y lo echará en el agua.  
Num.5:18 Y hará el sacerdote estar en pie a la mujer delante de Jehová, y descubrirá la cabeza de la mujer, y pondrá sobre sus manos la ofrenda recordativa, que es la ofrenda de celos; y el sacerdote tendrá en la mano las aguas amargas que acarrean maldición.  
Num.5:19 Y el sacerdote la conjurará y le dirá: Si ninguno ha dormido contigo, y si no te has apartado de tu marido a inmundicia, libre seas de estas aguas amargas que traen maldición;  
Num.5:20 mas si te has descarriado de tu marido y te has amancillado, y ha cohabitado contigo alguno fuera de tu marido  
Num.5:21 (el sacerdote conjurará a la mujer con juramento de maldición, y dirá a la mujer): Jehová te haga maldición y execración en medio de tu pueblo, haciendo Jehová que tu muslo caiga y que tu vientre se hinche;  
Num.5:22 y estas aguas que dan maldición entren en tus entrañas, y hagan hinchar tu vientre y caer tu muslo. Y la mujer dirá: Amén, amén.  
Num.5:23 El sacerdote escribirá estas maldiciones en un libro, y las borrará con las aguas amargas;  
Num.5:24 y dará a beber a la mujer las aguas amargas que traen maldición; y las aguas que obran maldición entrarán en ella para amargar.  
Num.5:25 Después el sacerdote tomará de la mano de la mujer la ofrenda de los celos, y la mecerá delante de Jehová, y la ofrecerá delante del altar.  
Num.5:26 Y tomará el sacerdote un puñado de la ofrenda en memoria de ella, y lo quemará sobre el altar, y después dará a beber las aguas a la mujer.  
Num.5:27 Le dará, pues, a beber las aguas; y si fuere inmunda y hubiere sido infiel a su marido, las aguas que obran maldición entrarán en ella para amargar, y su vientre se hinchará y caerá su muslo; y la mujer será maldición en medio de su pueblo.  
Num.5:28 Mas si la mujer no fuere inmunda, sino que estuviere limpia, ella será libre, y será fecunda.  
Num.5:29 Esta es la ley de los celos, cuando la mujer cometiere infidelidad contra su marido, y se amancillare;  
Num.5:30 o del marido sobre el cual pasare espíritu de celos, y tuviere celos de su mujer; la presentará entonces delante de Jehová, y el sacerdote ejecutará en ella toda esta ley.  
Num.5:31 El hombre será libre de iniquidad, y la mujer llevará su pecado.  

Capítulo 6

El voto de los nazareos  

Num.6:1 Habló Jehová a Moisés, diciendo:  
Num.6:2 Habla a los hijos de Israel y diles: El hombre o la mujer que se apartare haciendo voto de nazareo, para dedicarse a Jehová,  
Num.6:3 se abstendrá de vino y de sidra; no beberá vinagre de vino, ni vinagre de sidra, ni beberá ningún licor de uvas, ni tampoco comerá uvas frescas ni secas.  
Num.6:4 Todo el tiempo de su nazareato, de todo lo que se hace de la vid, desde los granillos hasta el hollejo, no comerá.  
Num.6:5 Todo el tiempo del voto de su nazareato no pasará navaja sobre su cabeza; hasta que sean cumplidos los días de su apartamiento a Jehová, será santo; dejará crecer su cabello.  
Num.6:6 Todo el tiempo que se aparte para Jehová, no se acercará a persona muerta.  
Num.6:7 Ni aun por su padre ni por su madre, ni por su hermano ni por su hermana, podrá contaminarse cuando mueran; porque la consagración de su Dios tiene sobre su cabeza.  
Num.6:8 Todo el tiempo de su nazareato, será santo para Jehová.  
Num.6:9 Si alguno muriere súbitamente junto a él, su cabeza consagrada será contaminada; por tanto, el día de su purificación raerá su cabeza; al séptimo día la raerá.  
Num.6:10 Y el día octavo traerá dos tórtolas o dos palominos al sacerdote, a la puerta del tabernáculo de reunión.  
Num.6:11 Y el sacerdote ofrecerá el uno en expiación, y el otro en holocausto; y hará expiación de lo que pecó a causa del muerto, y santificará su cabeza en aquel día.  
Num.6:12 Y consagrará para Jehová los días de su nazareato, y traerá un cordero de un año en expiación por la culpa; y los días primeros serán anulados, por cuanto fue contaminado su nazareato.  
Num.6:13 Esta es, pues, la ley del nazareo el día que se cumpliere el tiempo de su nazareato: Vendrá a la puerta del tabernáculo de reunión,  
Num.6:14 y ofrecerá su ofrenda a Jehová, un cordero de un año sin tacha en holocausto, y una cordera de un año sin defecto en expiación, y un carnero sin defecto por ofrenda de paz.  
Num.6:15 Además un canastillo de tortas sin levadura, de flor de harina amasadas con aceite, y hojaldres sin levadura untadas con aceite, y su ofrenda y sus libaciones.  
Num.6:16 Y el sacerdote lo ofrecerá delante de Jehová, y hará su expiación y su holocausto;  
Num.6:17 y ofrecerá el carnero en ofrenda de paz a Jehová, con el canastillo de los panes sin levadura; ofrecerá asimismo el sacerdote su ofrenda y sus libaciones.  
Num.6:18 Entonces el nazareo raerá a la puerta del tabernáculo de reunión su cabeza consagrada, y tomará los cabellos de su cabeza consagrada y los pondrá sobre el fuego que está debajo de la ofrenda de paz.  
Num.6:19 Después tomará el sacerdote la espaldilla cocida del carnero, una torta sin levadura del canastillo, y una hojaldre sin levadura, y las pondrá sobre las manos del nazareo, después que fuere raída su cabeza consagrada;  
Num.6:20 y el sacerdote mecerá aquello como ofrenda mecida delante de Jehová, lo cual será cosa santa del sacerdote, además del pecho mecido y de la espaldilla separada; después el nazareo podrá beber vino.  
Num.6:21 Esta es la ley del nazareo que hiciere voto de su ofrenda a Jehová por su nazareato, además de lo que sus recursos le permitieren; según el voto que hiciere, así hará, conforme a la ley de su nazareato.  

La bendición sacerdotal  

Num.6:22 Jehová habló a Moisés, diciendo:  
Num.6:23 Habla a Aarón y a sus hijos y diles: Así bendeciréis a los hijos de Israel, diciéndoles: 
Num.6:24 Jehová te bendiga, y te guarde; 
Num.6:25 Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; 
Num.6:26 Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz. 
Num.6:27 Y pondrán mi nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré. 

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