T R A S L A T E - Traducir esta Pagina

FEBRERO 2

Gen.2:18 Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.

“Ayuda idónea para él…” (ezer kenegdo).- El autor inspirado revela indirectamente la soledad natural del hombre y la falta de una satisfacción total.- Aunque era mucho lo que se había hecho por él, estaba consciente de una ausencia.- El Creador no había aún acabado.- El tenía planes para proveer una compañera que satisfaría el anhelo incumplido del corazón del hombre.- Creado para la comunión y el compañerismo, el hombre podía estar en la vida total solamente cuando pudiera compartir el amor, la confianza y la devoción en el círculo íntimo de la relación familiar.- Jehová hizo posible que el hombre tuviera una “ayuda idónea para él…”.- Literalmente: “una ayuda que correspondía a él…”.- o “una que responde…”.- Ella tenía que ser la que compartiera las responsabilidades del hombre, responder a la naturaleza con comprensión y amor, y cooperar de todo corazón con él en llevar a cabo el plan de Dios.-

El apóstol pablo dice que esto es un misterio y se limitó a tratar el teme analógicamente entre Cristo y la Iglesia que es su cuerpo salida de su costado traspasado…

Ef.5:31 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne." "Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia." "Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido. 

 El Misterio del manantial escondido del amor Divino que fue o que debe ser derramado en nuestros corazones... No debe malinterpretarse que el amor que Dios puso en Adán y Eva era amor de atracción carnal humana. Amor selectivo o discriminativo según los estándares de las modas o el color de piel, de ojos o cabello, sino el amor muy profundo que le permitió a Adan decir “esta será llamada varona…” y le permitió a Adan también llevar el castigo junto con Eva "su mujer" aunque no haya sido el culpable legítimo de la desobediencia, ese amor de Adan fue trastocado luego de que el pecado hizo su obra destructora, haciendo que se alejaran de Dios y aquella comunión de amor se transformo en miedo y acusaciones mutuas entre otras…





Jn.10:14 Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,



"el buen pastor..."

 El que nos habla en estas palabras es el Señor Jesucristo. A nuestra mente, cada palabra de la Sagrada Escritura es preciosa. Cuando Dios nos habla como sacerdote o profeta, o de cualquier otra manera, estamos contentos de escuchar. Aun allí cuando en el Antiguo Testamento, nos encontramos con un pasaje que comienza con “Así dice el Señor..." nos sentimos especialmente encantados de recibir el mensaje directamente de Dios por su propia boca, sin embargo, no hacemos distinción entre esta Escritura y aquella, porque Jesús dijo "Yo y el Padre, uno somos..."
 Lo aceptamos todo como inspirado; Y no estamos dispuestos a disputar sobre diferentes grados y diferentes modos de inspiración, y todo otro argumento que quiera socavar la dulzura del texto. El asunto es claro y hay en mi opinión, una peculiar y relevante dulzura acerca de las palabras que en fueron pronunciadas por el Señor Jesucristo mismo, son como la miel en el panal.
 Tenemos delante nuestro, en este texto, no lo que llega por un profeta, o un sacerdote o rey, sino que lo ha dicho uno que es Profeta, Sacerdote y Rey en uno, incluso Señor de todas las cosas. Abre la boca y habla para ti y para mi.
 Observamos en este versículo también que no solo tenemos a Cristo como orador, sino que lo tenemos también a Cristo por el tema. Habla, y habla de sí mismo. No hay nada mas agradable en el mundo que Cristo se encomiende a sí mismo. Es algo que está por encima de nosotros en grado infinito, y no está bajo las reglas que se aplican a nosotros los mortales falibles. Cuando habla su propia gloria, sentimos que su discurso no es vana gloria; mejor dicho, cuando se elogia a sí mismo, le damos las gracias por hacer eso, y admiramos la humilde condescendencia que le permite desear y aceptar como un honor a los pobres corazones como los nuestros.
 Es humildad el buscar este honor, ya que es un gran hombre el Verdadero Dios y Verdadero Hombre y considerando que El tenga en estima a seres tan inferiores como somos no puede ser que lo haya deseado Él buscando su propio bien, sino solo por el bien nuestro.
 De todas las palabras de nuestro Señor Jesús, estas serían o son las más dulces, en las que habla de sí mismo. Porque incluso El no puede encontrar otro tema que pueda sobresalir el de sí mismo, puesto lo llena en todo y sin El nada de lo que ha sido hecho fue hecho.
 Hermanos míos, ¿quién puede hablar de Jesús en toda su magnitud? Él domina todo nuestra elocuencia. Su perfección sobrepasa nuestra comprensión; la luz de su excelencia es demasiado brillante para nosotros, nos ciega los ojos.
 Nadie más que Jesús puede revelar a Jesús. Sólo él puede verse a sí mismo, y conocerse a sí mismo y entenderse a sí mismo; y por lo tanto ninguno como él puede revelarse a nosotros.
 Estamos muy contentos de que en su ternura hacia nosotros El se presente como <el buen pastor>, hay otras muchas metáforas elegidas, y emblemas instructivos, por los cuales él se quiere revelar, pero para saber algo de ese amor que trasciende el conocimiento con su propia mano el llena una copa de oro del río de su propio e infinito ser, y nos la da para que podamos beber y refrescarnos. Toma, pues, hermano/na estas palabras como doblemente refrescantes, ya que provienen directamente de la dulzura de la propia boca, y contienen ricas revelaciones de su gloriosa persona...
 Siento que debo leerlo de nuevo; "Soy el buen pastor; y yo conozco mis ovejas, y las mías me conocen...", un ser dedicado a los suyos, un pastor de tiempo completo, no de medio tiempo ni medio pastor, sino un pastor completo...
 Siempre que el salvador se describe a sí mismo por cualquier emblema, ese emblema es exaltado y ampliado; y, sin embargo, no se es capaz de soportar todo su significado. El Señor Jesús llena cada tipo, figura y carácter; y cuando se llena el recipiente lo hace rebosar.
 Hay más en Jesús, el buen Pastor, de lo que podemos llevar, o comprender. Él es el bueno, el grande, el principal pastor; pero Él es mucho más. Los emblemas, comparaciones o tipos para exponerlo pueden multiplicarse a medida que como las gotas de conocimiento van apareciendo, pero toda la multitud del conocimiento adquirido no dejará reflejar todo el brillo de su persona.
 La creación es un marco demasiado pequeño para colgar su semejanza. El pensamiento humano está demasiado contraído, el habla humana es demasiado débil, para exponerlo al máximo.
 Cuando todos los emblemas, figuras, comparaciones y tipos en la tierra y en el cielo lo hayan descrito, lo más importante de Él, quedará aún no descrito.
 Él esta inconcebiblemente por encima de nuestras concepciones, e indudablemente por encima de nuestras declaraciones.
 Notemos que aquí se presenta como un pastor. Meditemos en esto por un momento, no es un hombre como el que empleamos para mirar las ovejas durante unos meses, hasta que sean lo suficientemente grandes para ser sacrificadas. Es un pastor del género oriental, como Abraham, Jacob o David. El pastor oriental es generalmente el dueño del rebaño, o al menos el Hijo de su dueño, y por lo tanto su propietario en perspectiva. Las ovejas son suyas propias.
 El recuerda muy bien como vino a estar en posesión del rebaño, y cuándo y dónde cada una de las ovejas presentes nació, y dónde los ha llevado, y qué pruebas tuvo en relación con ellas; Y recuerda esto con el énfasis de que son suyas, su herencia.
 El pastor oriental tiene Su riqueza en su rebaño. Rara vez tiene casa, y no suele poseer mucha tierra. Él pastorea sus ovejas en un buen tramo de territorio que está abierto en común para toda la comarca; pero sus posesiones se encuentran en sus rebaños. Si se le pregunta: "¿Cuánto vale usted?" Él responde: "Soy dueño de muchas ovejas”.
 En la lengua latina, la palabra para el dinero es similar a la palabra “Ovejas” o “lana” porque, para muchos de los primeros romanos, la lana era su riqueza, y sus fortunas yacen en sus rebaños.
 El Señor Jesús se autoproclama nuestro Pastor: somos su riqueza. Si preguntas cuál es su herencia, él no te hablara de “las riquezas de la gloria de su herencia, El Señor Jesucristo te hablará de sus redimidos, pues Él no tiene nada que valore mas que a su propia gente, pues dio Su vida por las ovejas.
 Por el bien de ellos, dejó todo lo que tenía, y murió desnudo en la cruz , amó a su iglesia, y se entregó a sí mismo por ella. La iglesia es su propio cuerpo, "la plenitud de aquel que llena todo en todo".
 El pastor, que posee el rebaño, es también el cuidador. Se encarga de ellos siempre, hay personas como bomberos o médicos que suelen estar de servicio permanente, están de servicio cuando se acuestan, están de servicio mientras están comiendo en el desayuno, están de servicio si caminan por la calle. En cualquier momento la alarma puede sonar, y ​​ellos deben estar en su lugar, y apresurarse a atender la necesidad.
 Nuestro Señor Jesucristo nunca está fuera de servicio. Él cuida constantemente el día y la noche de sus ovejas. Él lo ha declarado en las palabras de Jacob en Gen.31:40 “De día me consumía el calor, y de noche la helada, y el sueño huía de mis ojos”.
 Imposible detallar todo el cuidado que un pastor tiene sobre su rebaño, porque las ansiedades de las ovejas son muy variadas. Las ovejas tienen tantas quejas como hombres hay sobre la tierra. Pero el pastor si sabe, y el pastor te dirá que uno u otro está seguro de estar enfermo, y él lo espía, y tiene ojo y mano y corazón listo para su socorro y alivio. Hay muchas variedades de quejas y necesidades, y todo esto está puesto en el corazón del pastor.
 Él es tanto poseedor como cuidador del rebaño, entonces él también tiene que ser el proveedor, porque no hay una cabeza lanuda entre los que saben algo sobre el hallazgo y selección de pastos, la estación puede ser muy seca, y donde una vez hubo pasto puede que ahora haya solo polvo nada mas. Puede ser que el forraje sea encontrado por el lado de los arroyos ondulados, aquí y allá un poco; pero las ovejas no saben algo sobre eso El pastor debe saberlo todo por ellos.
El pastor es la providencia de las ovejas. Tanto por el tiempo como por la eternidad, por el cuerpo y el alma, nuestro Señor Jesús satisface todas nuestras necesidades de sus riquezas en gloria. Es el gran almacén del que derivamos todo. Él tiene provisto, él provee, y proveerá; y cada uno de nosotros puede cantar: “El Señor es mi pastor; Nada me faltará."
 Nuestro amante Pastor además es el líder, Él va al frente. Él lleva las ovejas dondequiera que tengan que ir. Nuestro Pastor también es el defensor del rebaño, por los lobos que merodean en las regiones y todo tipo de bestias salvajes que atacan el rebaño y por ello él debe estar al frente.
 Jesús es El Pastor, entonces, y llena completamente el personaje, mucho más completamente de lo que podamos mostrar ahora. “El buen Pastor”, es decir, no es alguien que solo trata con las ovejas cuando las lleva del redil al sacrificio. No es un asalariado: no hace simplemente lo que le pagan por hacer, o mandado a hacer, pero él hace todo con amor, con una voluntad de corazón. Él arroja su alma en ello. Hay una bondad, una ternura, una buena voluntad, un poder, una fuerza, una energía en todo lo que Jesús hace, que eso lo hace ser el mejor pastor mas allá de lo posible que puede ser. Él no es un asalariado, tampoco es un ocioso. Incluso los pastores que han tenido sus propios rebaños tienen los descuidó, pero nunca es así con Cristo. Él es el buen pastor: bueno hasta el punto más alto de la bondad, el bien en todo lo que es tierno, el bien en todo lo que es, amable y bueno en todas las direcciones en que se puede necesitar un pastor; bueno en lucha, y buena en regla; bueno en vigilancia vigilante y bueno en prudente liderazgo; Bueno en todos los sentidos más eminentemente.
 Todos los demás pastores en el mundo son sombras del verdadero Pastor y Jesús es la sustancia de todos ellos. Lo que vemos en el mundo con estos ojos no son la sustancia, sino el tipo, la sombra. Lo que solo nuestra fe percibe, es después de todo, lo que es real.
 He visto pastores; pero eran solo por fotos. Pero para mí, este Pastor, es todo lo real, lo más verdadero, lo mejor, el ejemplo más seguro de pastorear, es el mismo Cristo; y tú y yo somos las ovejas. Aquellas ovejas que solemos ver en las laderas de las montañas son solo tipos de nosotros mismos, pero nosotros somos las verdaderas ovejas, y Jesús es el verdadero pastor.
 El Señor confiesa este hecho sin avergonzarse de ello “yo soy el buen pastor”, y lo repite en este Capítulo tantas veces que casi se lee como el estribillo de una canción. "Yo soy el buen pastor”: evidentemente se regocija en ello. Lo rueda debajo de su lengua como un caramelo. Evidentemente es para Él todo el contenido de su corazón. Él no dice: "Yo soy el Hijo de Dios, soy el Hijo del hombre, soy el Redentor ", pero aquí dice, y se felicita por ello: "Yo soy el buen Pastor".
 Esto debería animarnos a usted y a mí a obtener un control completo de la palabra. Si Jesús es tan complacido de ser mi pastor, dejémonos estar igualmente complacidos de ser sus ovejas; y permitámonos aprovechar todos los privilegios que están envueltos en que El sea nuestro pastor y nosotros seamos sus ovejas.
 ¡Que yo sea su oveja!. Veo que mis necesidades no le causarán perplejidad ni aborrecimiento. Veo que Él va a hacer todo lo posible para atender mi debilidad y mi problema. Pues El se deleita en detenerse en el hecho: "Yo soy el buen Pastor". Me invita, por así decirlo, a venir y traerle mis deseos y aflicciones, y entonces, le admiro y me dejo alimentar por él.
 ¿No te hace sentir verdaderamente feliz escuchar a tu propio Señor decir a sí mismo, “¿Soy el buen pastor?”. SI… amen "Ciertamente eres un buen Pastor. Eres un buen Pastor para mi, mi corazón pone énfasis en la palabra "buen" y mi corazón dice de ti, “No hay para mí bien fuera de ti”. Sal.16:1.-
 Señor Jesús, revélate mas y mas a nuestras almas como el verdadero pastor y obispo de nuestras almas para que en el día del juicio podamos estar a tu derecho cuando sean separadas las ovejas de las cabras y podamos entrar en Tu gozo que fue puesto delante de ti, amén y amen.-




PLAN DE LECTURA BÍBLICA ANUAL


LIBRO TERCERO DE MOISÉS 
LEVÍTICO

Capítulo 1 

Los holocaustos  

Lev.1:1 Llamó Jehová a Moisés, y habló con él desde el tabernáculo de reunión, diciendo:  
Lev.1:2 Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando alguno de entre vosotros ofrece ofrenda a Jehová, de ganado vacuno u ovejuno haréis vuestra ofrenda.  
Lev.1:3 Si su ofrenda fuere holocausto vacuno, macho sin defecto lo ofrecerá; de su voluntad lo ofrecerá a la puerta del tabernáculo de reunión delante de Jehová.  
Lev.1:4 Y pondrá su mano sobre la cabeza del holocausto, y será aceptado para expiación suya.  
Lev.1:5 Entonces degollará el becerro en la presencia de Jehová; y los sacerdotes hijos de Aarón ofrecerán la sangre, y la rociarán alrededor sobre el altar, el cual está a la puerta del tabernáculo de reunión.  
Lev.1:6 Y desollará el holocausto, y lo dividirá en sus piezas.  
Lev.1:7 Y los hijos del sacerdote Aarón pondrán fuego sobre el altar, y compondrán la leña sobre el fuego.  
Lev.1:8 Luego los sacerdotes hijos de Aarón acomodarán las piezas, la cabeza y la grosura de los intestinos, sobre la leña que está sobre el fuego que habrá encima del altar;  
Lev.1:9 y lavará con agua los intestinos y las piernas, y el sacerdote hará arder todo sobre el altar; holocausto es, ofrenda encendida de olor grato para Jehová.  
Lev.1:10 Si su ofrenda para holocausto fuere del rebaño, de las ovejas o de las cabras, macho sin defecto lo ofrecerá.  
Lev.1:11 Y lo degollará al lado norte del altar delante de Jehová; y los sacerdotes hijos de Aarón rociarán su sangre sobre el altar alrededor.  
Lev.1:12 Lo dividirá en sus piezas, con su cabeza y la grosura de los intestinos; y el sacerdote las acomodará sobre la leña que está sobre el fuego que habrá encima del altar; 
Lev.1:13 y lavará las entrañas y las piernas con agua; y el sacerdote lo ofrecerá todo, y lo hará arder sobre el altar; holocausto es, ofrenda encendida de olor grato para Jehová.  
Lev.1:14 Si la ofrenda para Jehová fuere holocausto de aves, presentará su ofrenda de tórtolas, o de palominos.  
Lev.1:15 Y el sacerdote la ofrecerá sobre el altar, y le quitará la cabeza, y hará que arda en el altar; y su sangre será exprimida sobre la pared del altar.  
Lev.1:16 Y le quitará el buche y las plumas, lo cual echará junto al altar, hacia el oriente, en el lugar de las cenizas.  
Lev.1:17 Y la henderá por sus alas, pero no la dividirá en dos; y el sacerdote la hará arder sobre el altar, sobre la leña que estará en el fuego; holocausto es, ofrenda encendida de olor grato para Jehová.  

Capítulo 2

Las ofrendas 

Lev.2:1 Cuando alguna persona ofreciere oblación a Jehová, su ofrenda será flor de harina, sobre la cual echará aceite, y pondrá sobre ella incienso,  
Lev.2:2 y la traerá a los sacerdotes, hijos de Aarón; y de ello tomará el sacerdote su puño lleno de la flor de harina y del aceite, con todo el incienso, y lo hará arder sobre el altar para memorial; ofrenda encendida es, de olor grato a Jehová.  
Lev.2:3 Y lo que resta de la ofrenda será de Aarón y de sus hijos; es cosa santísima de las ofrendas que se queman para Jehová.  
Lev.2:4 Cuando ofrecieres ofrenda cocida en horno, será de tortas de flor de harina sin levadura amasadas con aceite, y hojaldres sin levadura untadas con aceite.  
Lev.2:5 Mas si ofrecieres ofrenda de sartén, será de flor de harina sin levadura, amasada con aceite,  
Lev.2:6 la cual partirás en piezas, y echarás sobre ella aceite; es ofrenda.  
Lev.2:7 Si ofrecieres ofrenda cocida en cazuela, se hará de flor de harina con aceite.  
Lev.2:8 Y traerás a Jehová la ofrenda que se hará de estas cosas, y la presentarás al sacerdote, el cual la llevará al altar.  
Lev.2:9 Y tomará el sacerdote de aquella ofrenda lo que sea para su memorial, y lo hará arder sobre el altar; ofrenda encendida de olor grato a Jehová.  
Lev.2:10 Y lo que resta de la ofrenda será de Aarón y de sus hijos; es cosa santísima de las ofrendas que se queman para Jehová.  
Lev.2:11 Ninguna ofrenda que ofreciereis a Jehová será con levadura; porque de ninguna cosa leuda, ni de ninguna miel, se ha de quemar ofrenda para Jehová.  
Lev.2:12 Como ofrenda de primicias las ofreceréis a Jehová; mas no subirán sobre el altar en olor grato.  
Lev.2:13 Y sazonarás con sal toda ofrenda que presentes, y no harás que falte jamás de tu ofrenda la sal del pacto de tu Dios; en toda ofrenda tuya ofrecerás sal.  
Lev.2:14 Si ofrecieres a Jehová ofrenda de primicias, tostarás al fuego las espigas verdes, y el grano desmenuzado ofrecerás como ofrenda de tus primicias.  
Lev.2:15 Y pondrás sobre ella aceite, y pondrás sobre ella incienso; es ofrenda.  
Lev.2:16 Y el sacerdote hará arder el memorial de él, parte del grano desmenuzado y del aceite, con todo el incienso; es ofrenda encendida para Jehová.  

Capítulo 3

Ofrendas de paz  

Lev.3:1 Si su ofrenda fuere sacrificio de paz, si hubiere de ofrecerla de ganado vacuno, sea macho o hembra, sin defecto la ofrecerá delante de Jehová. 
Lev.3:2 Pondrá su mano sobre la cabeza de su ofrenda, y la degollará a la puerta del tabernáculo de reunión; y los sacerdotes hijos de Aarón rociarán su sangre sobre el altar alrededor.  
Lev.3:3 Luego ofrecerá del sacrificio de paz, como ofrenda encendida a Jehová, la grosura que cubre los intestinos, y toda la grosura que está sobre las entrañas,  
Lev.3:4 y los dos riñones y la grosura que está sobre ellos, y sobre los ijares; y con los riñones quitará la grosura de los intestinos que está sobre el hígado.  
Lev.3:5 Y los hijos de Aarón harán arder esto en el altar, sobre el holocausto que estará sobre la leña que habrá encima del fuego; es ofrenda de olor grato para Jehová.  
Lev.3:6 Mas si de ovejas fuere su ofrenda para sacrificio de paz a Jehová, sea macho o hembra, la ofrecerá sin defecto.  
Lev.3:7 Si ofreciere cordero por su ofrenda, lo ofrecerá delante de Jehová.  
Lev.3:8 Pondrá su mano sobre la cabeza de su ofrenda, y después la degollará delante del tabernáculo de reunión; y los hijos de Aarón rociarán su sangre sobre el altar alrededor.  
Lev.3:9 Y del sacrificio de paz ofrecerá por ofrenda encendida a Jehová la grosura, la cola entera, la cual quitará a raíz del espinazo, la grosura que cubre todos los intestinos, y toda la que está sobre las entrañas.  
Lev.3:10 Asimismo los dos riñones y la grosura que está sobre ellos, y la que está sobre los ijares; y con los riñones quitará la grosura de sobre el hígado.  
Lev.3:11 Y el sacerdote hará arder esto sobre el altar; vianda es de ofrenda encendida para Jehová.  
Lev.3:12 Si fuere cabra su ofrenda, la ofrecerá delante de Jehová.  
Lev.3:13 Pondrá su mano sobre la cabeza de ella, y la degollará delante del tabernáculo de reunión; y los hijos de Aarón rociarán su sangre sobre el altar alrededor.  
Lev.3:14 Después ofrecerá de ella su ofrenda encendida a Jehová; la grosura que cubre los intestinos, y toda la grosura que está sobre las entrañas,  
Lev.3:15 los dos riñones, la grosura que está sobre ellos, y la que está sobre los ijares; y con los riñones quitará la grosura de sobre el hígado.  
Lev.3:16 Y el sacerdote hará arder esto sobre el altar; vianda es de ofrenda que se quema en olor grato a Jehová; toda la grosura es de Jehová.  
Lev.3:17 Estatuto perpetuo será por vuestras edades, dondequiera que habitéis, que ninguna grosura ni ninguna sangre comeréis.  

Capítulo 4 

Ofrendas por el pecado  

Lev.4:1 Habló Jehová a Moisés, diciendo:  
Lev.4:2 Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando alguna persona pecare por yerro en alguno de los mandamientos de Jehová sobre cosas que no se han de hacer, e hiciere alguna de ellas;  
Lev.4:3 si el sacerdote ungido pecare según el pecado del pueblo, ofrecerá a Jehová, por su pecado que habrá cometido, un becerro sin defecto para expiación.  
Lev.4:4 Traerá el becerro a la puerta del tabernáculo de reunión delante de Jehová, y pondrá su mano sobre la cabeza del becerro, y lo degollará delante de Jehová.  
Lev.4:5 Y el sacerdote ungido tomará de la sangre del becerro, y la traerá al tabernáculo de reunión;  
Lev.4:6 y mojará el sacerdote su dedo en la sangre, y rociará de aquella sangre siete veces delante de Jehová, hacia el velo del santuario.  
Lev.4:7 Y el sacerdote pondrá de esa sangre sobre los cuernos del altar del incienso aromático, que está en el tabernáculo de reunión delante de Jehová; y echará el resto de la sangre del becerro al pie del altar del holocausto, que está a la puerta del tabernáculo de reunión.  
Lev.4:8 Y tomará del becerro para la expiación toda su grosura, la que cubre los intestinos, y la que está sobre las entrañas,  
Lev.4:9 los dos riñones, la grosura que está sobre ellos, y la que está sobre los ijares; y con los riñones quitará la grosura de sobre el hígado,  
Lev.4:10 de la manera que se quita del buey del sacrificio de paz; y el sacerdote la hará arder sobre el altar del holocausto.  
Lev.4:11 Y la piel del becerro, y toda su carne, con su cabeza, sus piernas, sus intestinos y su estiércol,  
Lev.4:12 en fin, todo el becerro sacará fuera del campamento a un lugar limpio, donde se echan las cenizas, y lo quemará al fuego sobre la leña; en donde se echan las cenizas será quemado.  
Lev.4:13 Si toda la congregación de Israel hubiere errado, y el yerro estuviere oculto a los ojos del pueblo, y hubieren hecho algo contra alguno de los mandamientos de Jehová en cosas que no se han de hacer, y fueren culpables;  
Lev.4:14 luego que llegue a ser conocido el pecado que cometieren, la congregación ofrecerá un becerro por expiación, y lo traerán delante del tabernáculo de reunión.  
Lev.4:15 Y los ancianos de la congregación pondrán sus manos sobre la cabeza del becerro delante de Jehová, y en presencia de Jehová degollarán aquel becerro.  
Lev.4:16 Y el sacerdote ungido meterá de la sangre del becerro en el tabernáculo de reunión,  
Lev.4:17 y mojará el sacerdote su dedo en la misma sangre, y rociará siete veces delante de Jehová hacia el velo.  
Lev.4:18 Y de aquella sangre pondrá sobre los cuernos del altar que está delante de Jehová en el tabernáculo de reunión, y derramará el resto de la sangre al pie del altar del holocausto, que está a la puerta del tabernáculo de reunión.  
Lev.4:19 Y le quitará toda la grosura y la hará arder sobre el altar.  
Lev.4:20 Y hará de aquel becerro como hizo con el becerro de la expiación; lo mismo hará de él; así hará el sacerdote expiación por ellos, y obtendrán perdón.  
Lev.4:21 Y sacará el becerro fuera del campamento, y lo quemará como quemó el primer becerro; expiación es por la congregación.  
Lev.4:22 Cuando pecare un jefe, e hiciere por yerro algo contra alguno de todos los mandamientos de Jehová su Dios sobre cosas que no se han de hacer, y pecare;  
Lev.4:23 luego que conociere su pecado que cometió, presentará por su ofrenda un macho cabrío sin defecto.  
Lev.4:24 Y pondrá su mano sobre la cabeza del macho cabrío, y lo degollará en el lugar donde se degüella el holocausto, delante de Jehová; es expiación.  
Lev.4:25 Y con su dedo el sacerdote tomará de la sangre de la expiación, y la pondrá sobre los cuernos del altar del holocausto, y derramará el resto de la sangre al pie del altar del holocausto,  
Lev.4:26 y quemará toda su grosura sobre el altar, como la grosura del sacrificio de paz; así el sacerdote hará por él la expiación de su pecado, y tendrá perdón.  
Lev.4:27 Si alguna persona del pueblo pecare por yerro, haciendo algo contra alguno de los mandamientos de Jehová en cosas que no se han de hacer, y delinquiere;  
Lev.4:28 luego que conociere su pecado que cometió, traerá por su ofrenda una cabra, una cabra sin defecto, por su pecado que cometió.  
Lev.4:29 Y pondrá su mano sobre la cabeza de la ofrenda de la expiación, y la degollará en el lugar del holocausto.  
Lev.4:30 Luego con su dedo el sacerdote tomará de la sangre, y la pondrá sobre los cuernos del altar del holocausto, y derramará el resto de la sangre al pie del altar.  
Lev.4:31 Y le quitará toda su grosura, de la manera que fue quitada la grosura del sacrificio de paz; y el sacerdote la hará arder sobre el altar en olor grato a Jehová; así hará el sacerdote expiación por él, y será perdonado.  
Lev.4:32 Y si por su ofrenda por el pecado trajere cordero, hembra sin defecto traerá.  
Lev.4:33 Y pondrá su mano sobre la cabeza de la ofrenda de expiación, y la degollará por expiación en el lugar donde se degüella el holocausto.  
Lev.4:34 Después con su dedo el sacerdote tomará de la sangre de la expiación, y la pondrá sobre los cuernos del altar del holocausto, y derramará el resto de la sangre al pie del altar.  
Lev.4:35 Y le quitará toda su grosura, como fue quitada la grosura del sacrificio de paz, y el sacerdote la hará arder en el altar sobre la ofrenda encendida a Jehová; y le hará el sacerdote expiación de su pecado que habrá cometido, y será perdonado.  

No hay comentarios: