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FEBRERO 25

Mat.11:28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.


Venid a mi [dice: Jesús].-

 Aquellos hacia quienes Jesús se dirige con predilección, son los que necesitan de él y están prontos a entregarse a él  para ser librados de su carga de miseria y de sus cadenas de pecado.- En este llamamiento universal se dejan ver en su infinita grandeza, su carácter y su poder de Hijo de Dios.-
 ¿Quién, afuera de él, se atreverá a invitar para que acudan a él todos los que sufren, sea cual fuere el siglo, la raza o la clase a que pertenecen, y a prometer a todos el alivio, la paz, el descanso?
 Heb.11:19 "pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir.
 ¡Cuántos millones acudieron, y hallaron efectivamente la liberación prometida! Nunca un pecador ha sido rechazado, por muy bajo que hubiese caído,
Jn.6:37 Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera.
 Ningún pecador que vino a El ha sido defraudado.- Todos los que acudieron están atentos en atestiguar que Jesucristo es un buen Maestro, manso y humilde de corazón.- ¿No es El, el Cordero de Dios?.- Su yugo es fácil y su carga liviana como lo son las alas en el lomo de los pájaros.- ¿Por qué, pues, no responden todos con prontitud a esa invitación? Es que unos no prestan fe a las promesas que la acompañan: ese yugo los asusta, no quieren tener dueño; y otros se dejan seducir por las promesas engañosas del enemigo, que les ofrece también el apaciguamiento y el olvido de sus penas en toda clase de distracciones y placeres, embriagados de bebidas y alucinógenos, placeres temporales del pecado.- No como Moisés que escogió estar junto al pueblo de Dios y alcanzar descanso para su alma, como dice en Heb.11:25 escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado
 "Me pregunto, ¿por qué lo más fácil de la vida cristiana es lo más difícil? Me pregunto, ¿por qué una vela parpadeante me alumbra mientras trabajo cuando hay un interruptor de luz eléctrica al alcance de mi mano?. La respuesta, desde luego, es que yo no hago tal cosa. No soy tan insensata, excepto en un aspecto y ese aspecto es en relación con Dios. En nuestra vida espiritual, muchos de nosotros parecemos estar satisfechos con todos esos recursos pobres y primitivos de la débil naturaleza humana, cuando todo el poder infinito de la Trinidad está a nuestra disposición. No hay ninguna condición de la naturaleza humana, ni ninguna circunstancia en la vida humana para la cual no haya provisión absoluta en el amor inmensurable de nuestro Padre Dios; sin embargo, la gran mayoría de sus hijos avanzan con dificultad por el camino de la vida, llevando cargas que Él está ansioso por llevar, habiéndoles instado que se las entreguen. Me pregunto por qué.
 Debiera ser algo fácil, algo fascinante, algo emocionante hablar con Dios, conversar con Cristo. Sin embargo, es extraño decir que la oración es uno de los ministerios cristianos más descuidados. El tiempo de oración es el ejercicio más superficial, abreviado y, con frecuencia, omitido en la vida de muchos creyentes. Me pregunto por qué.
 Quizás la dificultad estriba en su facilidad, en su extrema sencillez. Arrodillarse al lado de la cama y con el antiguo abandono de la niñez y la misma fe incondicional, ¡dejar todas las cargas y preocupaciones y necesidades con el Padre! ¡Qué infantil, pero qué difícil! ¡Qué difícil es descansar; reservar una hora o aun media hora de nuestra vida ocupada, agitada, preocupada e ir en silencio a nuestro dormitorio, cerrar la puerta y estar quietos en su presencia! ¡Qué difícil es despojarnos de nuestra afectación, de nuestra inseguridad y egocentrismo, de ese sentimiento siempre presente de tener que enfrentar y satisfacer y cargar con todas las preocupaciones y responsabilidades! Qué difícil volver a ser niño y con un suspiro grande y feliz, acomodarnos despreocupados a sus pies, con la perfecta seguridad de que Él tiene cuidado de nosotros, de que el gobierno está sobre sus hombros." A. Stuart M’Nairn.- Manantiales en el Desierto III.- 9 de mayo
 Jesús va siempre delante, abriéndonos camino
 El clamor de la religión cristiana está encerrada en esta dulce palabra: «Ven». La ley judaica dice duramente: «Ve, y mira bien por donde caminas; si quebrantas los mandamientos, perecerás; si los guardas, vivirás». La ley era una dispensación de terror que atraía a los hombres con castigos, pero el Evangelio los atrae con cuerdas de amor. Jesús es el buen pastor que va delante, rogando o las ovejas que lo sigan y atrayéndolas con esta dulce invitación: «Ven». La ley aleja, el Evangelio atrae. La ley muestra la distancia que hay entre Dios y el hombre; el Evangelio pone un puente sobre aquel espantoso precipicio, y persuade al pecador a que lo cruce. Desde el comienzo de tu vida espiritual hasta que entres en la gloria, Cristo te dirá: «Ven, ven a mi». Jesús es como una madre que extiende su dedo, a su hijito y lo invita a caminar diciéndole: «Ven». El siempre va delante de ti, rogándote que lo sigas como sigue el soldado a su capitán. Jesús irá siempre delante de ti para abrirte el camino y quitar los estorbos de tu sendero, y tú oirás su animadora voz que te invita a seguirlo por toda la vida. Y en la solemne hora de la muerte, éstas serán las dulces palabras con las que te introducirá en el mundo celestial: «Ven, bendito de mi Padre».
 Aún más: Esta invitación que El te hace a ti, será (si eres creyente) la que tú le harás a El: «Ven, ven». Tú anhelarás su segunda venida; dirás continuamente: «Ven presto, Señor Jesús». Ansiarás tener una comunión más íntima con El. Cuando su voz te diga «ven», tú le responderás: «Ven, Señor, habita en mí. Ven, ocupa tú solo el trono de mi corazón; reina en él sin rival, y conságrame por completo a tu servicio». Lecturas Matutinas Spurgeon.- 16 diciembre
 "Quienes somos salvos encontramos descanso en Jesús. Quienes no son salvos, recibirán descanso si van a Él, pues aquí promete darlo. Nada puede ser más gratuito que un don; aceptemos con gozo lo que El da con gozo. No han de comprar el descanso, ni pedirlo prestado; sino que han de recibirlo como un don. Muchos laboran bajo el látigo de la ambición, de la codicia, de la concupiscencia o de la ansiedad: El los liberará de esta servidumbre de hierro, y les dará descanso. Muchos están “trabajados”: sí, “muy trabajados” con el pecado, el temor, los cuidados, los remordimientos y el miedo a la muerte; pero si vienen a Él, los hará descansar. El cargó con el aplastante peso de nuestro pecado, para que ya no lo llevemos nosotros. El se convirtió a Sí mismo en el gran Cargador, para que toda persona que esté muy cargada cese de inclinarse bajo la enorme presión.
 Jesús da descanso. Así es. ¿Lo creerán? ¿Lo pondrán a prueba? ¿Lo harán de inmediato? Vengan a Jesús abandonando cualquier otra esperanza, pensando en El, creyendo en el testimonio de Dios y confiando todo a El. Si vinieran a El de esta manera, el descanso que Él les proporcionará será profundo, seguro, santo y eterno. Él da un descanso que perdura hasta el cielo, y lo da hoy a todos aquellos que vienen a El".- La Chequera del Banco de la Fe.- 14 de Enero.-





PLAN DE LECTURA BÍBLICA ANUAL

Capítulo 32 

Rubén y Gad se establecen al oriente del Jordán    (Dt. 3.12-22)  

Num.32:1 Los hijos de Rubén y los hijos de Gad tenían una muy inmensa muchedumbre de ganado; y vieron la tierra de Jazer y de Galaad, y les pareció el país lugar de ganado.  
Num.32:2 Vinieron, pues, los hijos de Gad y los hijos de Rubén, y hablaron a Moisés y al sacerdote Eleazar, y a los príncipes de la congregación, diciendo:  
Num.32:3 Atarot, Dibón, Jazer, Nimra, Hesbón, Eleale, Sebam, Nebo y Beón,  
Num.32:4 la tierra que Jehová hirió delante de la congregación de Israel, es tierra de ganado, y tus siervos tienen ganado.  
Num.32:5 Por tanto, dijeron, si hallamos gracia en tus ojos, dése esta tierra a tus siervos en heredad, y no nos hagas pasar el Jordán.  
Num.32:6 Y respondió Moisés a los hijos de Gad y a los hijos de Rubén: ¿Irán vuestros hermanos a la guerra, y vosotros os quedaréis aquí?  
Num.32:7 ¿Y por qué desanimáis a los hijos de Israel, para que no pasen a la tierra que les ha dado Jehová?  
Num.32:8 Así hicieron vuestros padres, cuando los envié desde Cades- barnea para que viesen la tierra.  
Num.32:9 Subieron hasta el torrente de Escol, y después que vieron la tierra, desalentaron a los hijos de Israel para que no viniesen a la tierra que Jehová les había dado.  
Num.32:10 Y la ira de Jehová se encendió entonces, y juró diciendo:  
Num.32:11 No verán los varones que subieron de Egipto de veinte años arriba, la tierra que prometí con juramento a Abraham, Isaac y Jacob, por cuanto no fueron perfectos en pos de mí;  
Num.32:12 excepto Caleb hijo de Jefone cenezeo, y Josué hijo de Nun, que fueron perfectos en pos de Jehová.  
Num.32:13 Y la ira de Jehová se encendió contra Israel, y los hizo andar errantes cuarenta años por el desierto, hasta que fue acabada toda aquella generación que había hecho mal delante de Jehová. 
Num.32:14 Y he aquí, vosotros habéis sucedido en lugar de vuestros padres, prole de hombres pecadores, para añadir aún a la ira de Jehová contra Israel.  
Num.32:15 Si os volviereis de en pos de él, él volverá otra vez a dejaros en el desierto, y destruiréis a todo este pueblo.  
Num.32:16 Entonces ellos vinieron a Moisés y dijeron: Edificaremos aquí majadas para nuestro ganado, y ciudades para nuestros niños;  
Num.32:17 y nosotros nos armaremos, e iremos con diligencia delante de los hijos de Israel, hasta que los metamos en su lugar; y nuestros niños quedarán en ciudades fortificadas a causa de los moradores del país.  
Num.32:18 No volveremos a nuestras casas hasta que los hijos de Israel posean cada uno su heredad.  
Num.32:19 Porque no tomaremos heredad con ellos al otro lado del Jordán ni adelante, por cuanto tendremos ya nuestra heredad a este otro lado del Jordán al oriente.  
Num.32:20 Entonces les respondió Moisés: Si lo hacéis así, si os disponéis para ir delante de Jehová a la guerra,  
Num.32:21 y todos vosotros pasáis armados el Jordán delante de Jehová, hasta que haya echado a sus enemigos de delante de sí,  
Num.32:22 y sea el país sojuzgado delante de Jehová; luego volveréis, y seréis libres de culpa para con Jehová, y para con Israel; y esta tierra será vuestra en heredad delante de Jehová.  
Num.32:23 Mas si así no lo hacéis, he aquí habréis pecado ante Jehová; y sabed que vuestro pecado os alcanzará.  
Num.32:24 Edificaos ciudades para vuestros niños, y majadas para vuestras ovejas, y haced lo que ha declarado vuestra boca.  
Num.32:25 Y hablaron los hijos de Gad y los hijos de Rubén a Moisés, diciendo: Tus siervos harán como mi señor ha mandado.  
Num.32:26 Nuestros niños, nuestras mujeres, nuestros ganados y todas nuestras bestias, estarán ahí en las ciudades de Galaad;  
Num.32:27 y tus siervos, armados todos para la guerra, pasarán delante de Jehová a la guerra, de la manera que mi señor dice.  
Num.32:28 Entonces les encomendó Moisés al sacerdote Eleazar, y a Josué hijo de Nun, y a los príncipes de los padres de las tribus de los hijos de Israel.  
Num.32:29 Y les dijo Moisés: Si los hijos de Gad y los hijos de Rubén pasan con vosotros el Jordán, armados todos para la guerra delante de Jehová, luego que el país sea sojuzgado delante de vosotros, les daréis la tierra de Galaad en posesión;  
Num.32:30 mas si no pasan armados con vosotros, entonces tendrán posesión entre vosotros, en la tierra de Canaán.  
Num.32:31 Y los hijos de Gad y los hijos de Rubén respondieron diciendo: Haremos lo que Jehová ha dicho a tus siervos.  
Num.32:32 Nosotros pasaremos armados delante de Jehová a la tierra de Canaán, y la posesión de nuestra heredad será a este lado del Jordán.  
Num.32:33 Así Moisés dio a los hijos de Gad, a los hijos de Rubén, y a la media tribu de Manasés hijo de José, el reino de Sehón rey amorreo y el reino de Og rey de Basán, la tierra con sus ciudades y sus territorios, las ciudades del país alrededor. 
Num.32:34 Y los hijos de Gad edificaron Dibón, Atarot, Aroer,  
Num.32:35 Atarot-sofán, Jazer, Jogbeha,  
Num.32:36 Bet-nimra y Bet-arán, ciudades fortificadas; hicieron también majadas para ovejas.  
Num.32:37 Y los hijos de Rubén edificaron Hesbón, Eleale, Quiriataim,  
Num.32:38 Nebo, Baal-meón (mudados los nombres) y Sibma; y pusieron nombres a las ciudades que edificaron.  
Num.32:39 Y los hijos de Maquir hijo de Manasés fueron a Galaad, y la tomaron, y echaron al amorreo que estaba en ella.  
Num.32:40 Y Moisés dio Galaad a Maquir hijo de Manasés, el cual habitó en ella.  
Num.32:41 También Jair hijo de Manasés fue y tomó sus aldeas, y les puso por nombre Havot-jair.  
Num.32:42 Asimismo Noba fue y tomó Kenat y sus aldeas, y lo llamó Noba, conforme a su nombre.  

Capítulo 33

Jornadas de Israel desde Egipto hasta el Jordán  

Num.33:1 Estas son las jornadas de los hijos de Israel, que salieron de la tierra de Egipto por sus ejércitos, bajo el mando de Moisés y Aarón.  
Num.33:2 Moisés escribió sus salidas conforme a sus jornadas por mandato de Jehová. Estas, pues, son sus jornadas con arreglo a sus salidas.  
Num.33:3 De Ramesés salieron en el mes primero, a los quince días del mes primero; el segundo día de la pascua salieron los hijos de Israel con mano poderosa, a vista de todos los egipcios,  
Num.33:4 mientras enterraban los egipcios a los que Jehová había herido de muerte de entre ellos, a todo primogénito; también había hecho Jehová juicios contra sus dioses.  
Num.33:5 Salieron, pues, los hijos de Israel de Ramesés, y acamparon en Sucot.  
Num.33:6 Salieron de Sucot y acamparon en Etam, que está al confín del desierto.  
Num.33:7 Salieron de Etam y volvieron sobre Pi-hahirot, que está delante de Baal-zefón, y acamparon delante de Migdol.  
Num.33:8 Salieron de Pi-hahirot y pasaron por en medio del mar al desierto, y anduvieron tres días de camino por el desierto de Etam, y acamparon en Mara.  
Num.33:9 Salieron de Mara y vinieron a Elim, donde había doce fuentes de aguas, y setenta palmeras; y acamparon allí.  
Num.33:10 Salieron de Elim y acamparon junto al Mar Rojo.  
Num.33:11 Salieron del Mar Rojo y acamparon en el desierto de Sin.  
Num.33:12 Salieron del desierto de Sin y acamparon en Dofca.  
Num.33:13 Salieron de Dofca y acamparon en Alús.  
Num.33:14 Salieron de Alús y acamparon en Refidim, donde el pueblo no tuvo aguas para beber.  
Num.33:15 Salieron de Refidim y acamparon en el desierto de Sinaí.  
Num.33:16 Salieron del desierto de Sinaí y acamparon en Kibrot- hataava.  
Num.33:17 Salieron de Kibrot-hataava y acamparon en Hazerot.  
Num.33:18 Salieron de Hazerot y acamparon en Ritma.  
Num.33:19 Salieron de Ritma y acamparon en Rimón-peres.  
Num.33:20 Salieron de Rimón-peres y acamparon en Libna.  
Num.33:21 Salieron de Libna y acamparon en Rissa.  
Num.33:22 Salieron de Rissa y acamparon en Ceelata.  
Num.33:23 Salieron de Ceelata y acamparon en el monte de Sefer.  
Num.33:24 Salieron del monte de Sefer y acamparon en Harada.  
Num.33:25 Salieron de Harada y acamparon en Macelot.  
Num.33:26 Salieron de Macelot y acamparon en Tahat.  
Num.33:27 Salieron de Tahat y acamparon en Tara.  
Num.33:28 Salieron de Tara y acamparon en Mitca.  
Num.33:29 Salieron de Mitca y acamparon en Hasmona.  
Num.33:30 Salieron de Hasmona y acamparon en Moserot.  
Num.33:31 Salieron de Moserot y acamparon en Bene-jaacán.  
Num.33:32 Salieron de Bene-jaacán y acamparon en el monte de Gidgad.  
Num.33:33 Salieron del monte de Gidgad y acamparon en Jotbata.  
Num.33:34 Salieron de Jotbata y acamparon en Abrona.  
Num.33:35 Salieron de Abrona y acamparon en Ezión-geber.  
Num.33:36 Salieron de Ezión-geber y acamparon en el desierto de Zin, que es Cades.  
Num.33:37 Y salieron de Cades y acamparon en el monte de Hor, en la extremidad del país de Edom.  
Num.33:38 Y subió el sacerdote Aarón al monte de Hor, conforme al dicho de Jehová, y allí murió  a los cuarenta años de la salida de los hijos de Israel de la tierra de Egipto, en el mes quinto, en el primero del mes.  
Num.33:39 Era Aarón de edad de ciento veintitrés años, cuando murió en el monte de Hor.  
Num.33:40 Y el cananeo, rey de Arad, que habitaba en el Neguev en la tierra de Canaán, oyó que habían venido los hijos de Israel.  
Num.33:41 Y salieron del monte de Hor y acamparon en Zalmona.  
Num.33:42 Salieron de Zalmona y acamparon en Punón.  
Num.33:43 Salieron de Punón y acamparon en Obot.  
Num.33:44 Salieron de Obot y acamparon en Ije-abarim, en la frontera de Moab.  
Num.33:45 Salieron de Ije-abarim y acamparon en Dibón-gad.  
Num.33:46 Salieron de Dibón-gad y acamparon en Almón-diblataim.  
Num.33:47 Salieron de Almón-diblataim y acamparon en los montes de Abarim, delante de Nebo.  
Num.33:48 Salieron de los montes de Abarim y acamparon en los campos de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó.  
Num.33:49 Finalmente acamparon junto al Jordán, desde Bet-jesimot hasta Abel-sitim, en los campos de Moab.  

Límites y repartición de Canaán  

Num.33:50 Y habló Jehová a Moisés en los campos de Moab junto al Jordán frente a Jericó, diciendo:  
Num.33:51 Habla a los hijos de Israel, y diles: Cuando hayáis pasado el Jordán entrando en la tierra de Canaán,  
Num.33:52 echaréis de delante de vosotros a todos los moradores del país, y destruiréis todos sus ídolos de piedra, y todas sus imágenes de fundición, y destruiréis todos sus lugares altos;  
Num.33:53 y echaréis a los moradores de la tierra, y habitaréis en ella; porque yo os la he dado para que sea vuestra propiedad.  
Num.33:54 Y heredaréis la tierra por sorteo por vuestras familias; a los muchos daréis mucho por herencia, y a los pocos daréis menos por herencia; donde le cayere la suerte, allí la tendrá cada uno; por las tribus de vuestros padres heredaréis.  
Num.33:55 Y si no echareis a los moradores del país de delante de vosotros, sucederá que los que dejareis de ellos serán por aguijones en vuestros ojos y por espinas en vuestros costados, y os afligirán sobre la tierra en que vosotros habitareis.  
Num.33:56 Además, haré a vosotros como yo pensé hacerles a ellos.  

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