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NOVIEMBRE 22

Col.3:15 Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos.  

¿Tenemos Una Verdadera Paz? Muchas personas utilizan como una sensación de paz por la música que escuchan o porque se alejan a soledades y/o a un estado o sensación de reposo, y respiran profundo como una señal para asegurarse de que tienen paz y que así la voluntad de Dios está en sus vidas. Pero estar como en un estado de tranquilidad podría no ser suficiente evidencia para confirmar que nuestras decisiones están en armonía con los planes del Señor. ¿La paz de quién se esta experimentando?

El pasaje de hoy en Colosenses 3:15 habla de dejar que “la paz de Cristo gobierne en vuestros corazones”. Esta clase de paz viene de Cristo, y es el árbitro que juzga si nuestras decisiones coinciden con la voluntad de Dios. La palabra paz significa estar entrelazados en armonía y unidad. Así pues, tener la paz de Dios en un asunto significa que nuestra decisión debe estar alineada con la voluntad de Él. La única manera que podemos saber esto, es comparando nuestros pensamientos y decisiones con la Palabra de Dios.

¿Estamos pensando lo mismo que Él? ¿Tomamos decisiones usando los principios bíblicos o usamos nuestros propios criterios humanos? ¿Es Una verdadera paz la que estamos experimentando?

Una de las razones por las que a menudo tomamos decisiones sin la guía del Espiritu, es porque queremos una manera más rápida de encontrar respuesta. Hemos de ver que El Señor no derrama sus pensamientos en nuestro cerebro, Él nos moldea poco a poco, día a día, mientras leemos su Palabra y dejamos que sus verdades inunden nuestra mente.

Edificar continuamente en el transcurso del tiempo es la única manera de internalizar un fundamento de la verdad de Dios. Con las instrucciones de Él como base de su vida, porque podemos tomar decisiones pensando que estamos siguiendo su voluntad y viviendo en unidad con Él, pero no lo estamos, porque nuestras decisiones van en contra de SU voluntad.-

Hemos de ver que nuestra paz sea "la paz de Dios, la paz de Cristo..." porque hay otra paz, falsa y engañosa y por lo tanto diabólica, porque si estamos en El, "El es nuestra paz..." (Ef.2:14 y 15) Y ¡Que poder maravilloso tiene la paz de Cristo!.- De todos sus rescatados hizo un cuerpo “un cuerpo único", a pesar de las diferencias de color, de raza, de mentalidad, de cultura, de estatus social y de todo lo que tiende a dividir.- 
“Agradecidos…”: Si, No olvidemos jamás a que precio esa paz celestial nos ha sido proporcionada.- Nuestro agradecimiento fomentará nuestra paz.- 

Oración:
Señor, haz de mí un instrumento de tu paz: donde haya odio, ponga yo amor, donde haya ofensa, ponga yo perdón, donde haya discordia, ponga yo unión, donde haya dudas, ponga yo fe. Amén




Prov.18:21 La muerte y la vida están en poder de la lengua,
             Y el que la ama comerá de sus frutos. 







PLAN DE LECTURA BÍBLICA ANUAL


La Epístola del Apóstol San Pablo a los 
ROMANOS

Capítulo 1

Salutación  

Rom.1:1 Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios,  
Rom.1:2 que él había prometido antes por sus profetas en las santas Escrituras,  
Rom.1:3 acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne,  
Rom.1:4 que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos,  
Rom.1:5 y por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre;  
Rom.1:6 entre las cuales estáis también vosotros, llamados a ser de Jesucristo;  
Rom.1:7 a todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.  


Deseo de Pablo de visitar Roma  

Rom.1:8 Primeramente doy gracias a mi Dios mediante Jesucristo con respecto a todos vosotros, de que vuestra fe se divulga por todo el mundo.  
Rom.1:9 Porque testigo me es Dios, a quien sirvo en mi espíritu en el evangelio de su Hijo, de que sin cesar hago mención de vosotros siempre en mis oraciones,  
Rom.1:10 rogando que de alguna manera tenga al fin, por la voluntad de Dios, un próspero viaje para ir a vosotros.  
Rom.1:11 Porque deseo veros, para comunicaros algún don espiritual, a fin de que seáis confirmados;  
Rom.1:12 esto es, para ser mutuamente confortados por la fe que nos es común a vosotros y a mí.  
Rom.1:13 Pero no quiero, hermanos, que ignoréis que muchas veces me he propuesto ir a vosotros (pero hasta ahora he sido estorbado), para tener también entre vosotros algún fruto, como entre los demás gentiles.  
Rom.1:14 A griegos y a no griegos, a sabios y a no sabios soy deudor.  
Rom.1:15 Así que, en cuanto a mí, pronto estoy a anunciaros el evangelio también a vosotros que estáis en Roma.  


El poder del evangelio 

Rom.1:16 Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.  
Rom.1:17 Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá. 


La culpabilidad del hombre  

Rom.1:18 Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad;  
Rom.1:19 porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó.  
Rom.1:20 Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.  
Rom.1:21 Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido.  
Rom.1:22 Profesando ser sabios, se hicieron necios,  
Rom.1:23 y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.  
Rom.1:24 Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos,  
Rom.1:25 ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.  
Rom.1:26 Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza,  
Rom.1:27 y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío.  
Rom.1:28 Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen;  
Rom.1:29 estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades;  
Rom.1:30 murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres,  
Rom.1:31 necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia;  
Rom.1:32 quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.  


Capítulo 2

El justo juicio de Dios  

Rom.2:1 Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo.  
Rom.2:2 Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad.  
Rom.2:3 ¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios?  
Rom.2:4 ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?  
Rom.2:5 Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios,  
Rom.2:6 el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: 
Rom.2:7 vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad,  
Rom.2:8 pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; 
Rom.2:9 tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego,  
Rom.2:10 pero gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego;  
Rom.2:11 porque no hay acepción de personas para con Dios. 
Rom.2:12 Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados;  
Rom.2:13 porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados.  
Rom.2:14 Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos,  
Rom.2:15 mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos,  
Rom.2:16 en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.  


Los judíos y la ley  

Rom.2:17 He aquí, tú tienes el sobrenombre de judío, y te apoyas en la ley, y te glorías en Dios,  
Rom.2:18 y conoces su voluntad, e instruido por la ley apruebas lo mejor,  
Rom.2:19 y confías en que eres guía de los ciegos, luz de los que están en tinieblas,  
Rom.2:20 instructor de los indoctos, maestro de niños, que tienes en la ley la forma de la ciencia y de la verdad.  
Rom.2:21 Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú que predicas que no se ha de hurtar, ¿hurtas?  
Rom.2:22 Tú que dices que no se ha de adulterar, ¿adulteras? Tú que abominas de los ídolos, ¿cometes sacrilegio?  
Rom.2:23 Tú que te jactas de la ley, ¿con infracción de la ley deshonras a Dios?  
Rom.2:24 Porque como está escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros. 
Rom.2:25 Pues en verdad la circuncisión aprovecha, si guardas la ley; pero si eres transgresor de la ley, tu circuncisión viene a ser incircuncisión.  
Rom.2:26 Si, pues, el incircunciso guardare las ordenanzas de la ley, ¿no será tenida su incircuncisión como circuncisión?  
Rom.2:27 Y el que físicamente es incircunciso, pero guarda perfectamente la ley, te condenará a ti, que con la letra de la ley y con la circuncisión eres transgresor de la ley.  
Rom.2:28 Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne;  
Rom.2:29 sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios.  


Capítulo 3

Rom.3:1 ¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? ¿o de qué aprovecha la circuncisión?  
Rom.3:2 Mucho, en todas maneras. Primero, ciertamente, que les ha sido confiada la palabra de Dios.  
Rom.3:3 ¿Pues qué, si algunos de ellos han sido incrédulos? ¿Su incredulidad habrá hecho nula la fidelidad de Dios?  
Rom.3:4 De ninguna manera; antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso; como está escrito:  
Para que seas justificado en tus palabras,  
Y venzas cuando fueres juzgado. 
Rom.3:5 Y si nuestra injusticia hace resaltar la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Será injusto Dios que da castigo? (Hablo como hombre.)  
Rom.3:6 En ningua manera; de otro modo, ¿cómo juzgaría Dios al mundo? 
Rom.3:7 Pero si por mi mentira la verdad de Dios abundó para su gloria, ¿por qué aún soy juzgado como pecador?  
Rom.3:8 ¿Y por qué no decir (como se nos calumnia, y como algunos, cuya condenación es justa, afirma que nosotros decimos): Hagamos males para que vengan bienes?  


No hay justo  

Rom.3:9 ¿Qué, pues? Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado.  
Rom.3:10 Como está escrito:  
No hay justo, ni aun uno; 
Rom.3:11  No hay quien entienda.  
No hay quien busque a Dios. 
Rom.3:12  Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles;  
No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. 
Rom.3:13  Sepulcro abierto es su garganta;  
Con su lengua engañan. 
Veneno de áspides hay debajo de sus labios;  
Rom.3:14  Su boca está llena de maldición y de amargura. 
Rom.3:15  Sus pies se apresuran para derramar sangre;  
Rom.3:16  Quebranto y desventura hay en sus caminos;  
Rom.3:17  Y no conocieron camino de paz. 
Rom.3:18  No hay temor de Dios delante de sus ojos. 
Rom.3:19 Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios;  
Rom.3:20 ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado. 


La justicia es por medio de la fe  

Rom.3:21 Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas;  
Rom.3:22 la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia,  
Rom.3:23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,  
Rom.3:24 siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,  
Rom.3:25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados,  
Rom.3:26 con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.  
Rom.3:27 ¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe.  
Rom.3:28 Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley.  
Rom.3:29 ¿Es Dios solamente Dios de los judíos? ¿No es también Dios de los gentiles? Ciertamente, también de los gentiles.  
Rom.3:30 Porque Dios es uno, y él justificará por la fe a los de la circuncisión, y por medio de la fe a los de la incircuncisión.  
Rom.3:31 ¿Luego por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley. 

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