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OCTUBRE 14

2° Cor.4:16 Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. 

La clave de este versículo es “No desmayamos...”, Una vez fuimos llamados, aunque sea una vez fuimos consolados con consolación eterna, alguna vez fue respondida una petición, alguna vez hemos colocado nuestra cabeza sobre su pecho y fuimos llevados en sus brazos, puede ser que estemos en el tiempo de que “todas las hijas del canto serán abatidas…” Ecl.12.- Pero una vez El trató conmigo, y el todopoderoso me miro y contestó aunque sea una oración, por eso es que no me entrego al desánimo aunque vea en la piel de mi rostro esas huellas del tiempo y con los dolores y enfermedades acosando, mi espíritu se renueva buscando su presencia… Los dolores de la carne me impiden una concentración espiritual, pero:

Un algo canta dentro de mi alma,

en lo profundo y noble del ser,

Las melodías de dulce calma

y el pecho siento enternecer

 

¡Oh Trinidad! Divina y Gloriosa

Siento en mi tu santa unción

Y el corazón, feliz, que reboza

Del gozo de la resurrección. - 

 “No desmayamos.” (2 Corintios 4:16).-

Un día un naturalista observó en su jardín una mariposa excepcionalmente grande y hermosa que revoloteaba como si estuviera atada y en una gran angustia; parecía estar atrapada de tal manera que no podía liberarse a sí misma. El naturalista, queriendo liberar a esa la preciosa mariposa, la tomó por las alas y la soltó. Voló sólo unos cuantos metros y cayó al suelo agonizante.

El naturalista levantó a la pobre mariposa, la llevó a su laboratorio y la puso bajo la lupa para descubrir la causa de su imposibilidad. Allí encontró la sangre vital fluyendo de las pequeñas arterias de sus alas. La naturaleza las había atado a su crisálida y le estaba permitiendo revolotear para que sus alas pudieran fortalecerse. Se trataba del proceso para el desarrollo muscular que la naturaleza le había dado a la mariposa para que pudiera tener un recorrido extraordinario entre las flores y jardines. Si sólo hubiera revoloteado lo suficiente, la mariposa hubiera estado lista para el vasto recorrido; pero la liberación terminó con el hermoso sueño.

Así sucede con los hijos de Dios: cómo el Padre anhela que ellos recorran vastos terrenos de experiencia y verdad. Él nos permite estar atados a cierto tipo de lucha. Nosotros nos desataríamos para quedar libres. Clamamos en nuestra angustia y a veces pensamos que Él es cruel porque no nos libera. Nos permite revolotear y seguir revoloteando. A veces parece que la lucha es su programa.

Sólo la oración nos mantendrá firmes mientras estamos en la lucha; para que nos mantengamos tiernos y aprendamos, ¡oh, esas lecciones maravillosas!.-

Usted está atado a una cruz?. Yo le ruego que no luche. Mientras con más amor lleva el alma la cruz, ¡más ligera se vuelve!.- Manantiales en el Desierto III.- 22 de febrero

Muchas personas piensan que no pueden hacer mucho por Dios cuando llegan al ocaso de sus vidas. Dios no cambia sólo porque su salud no es buena, o porque se sienta débil. La fe que está dentro de nosotros no se ha de debilitar, a menos que la hayamos dejado de alimentar con obras de fe. Las cosas que Dios nos ha llamado a hacer en la vida, no dependen de nuestra fortaleza física o financiera.

¿En dónde reside una de las mayores fortalezas de la iglesia? En la gente “viejita” que ha caminado con Dios por años y años. Con su reserva de sabiduría y su fortaleza de fe, siguen asidos a Dios, y aunque sus cuerpos estén un poquito “desgastados”, están tan fuertes como jamás lo fueron, porque Dios es su fortaleza.

“Usted es tan joven como su fe y tan viejo como sus dudas. Usted es tan joven como su auto-confianza y tan viejo como sus temores. Usted es tan joven como su esperanza y tan viejo como su desesperanza.” Douglas MacArthur

 


PLAN DE LECTURA BÍBLICA ANUAL

Capítulo 9

Mar.9:1 También les dijo: De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que hayan visto el reino de Dios venido con poder.

La transfiguración  - (Mt. 17. 1-13; Lc. 9. 28-36)

Mar.9:2 Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan, y los llevó aparte solos a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos.
Mar.9:3 Y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, como la nieve, tanto que ningún lavador en la tierra los puede hacer tan blancos. 
Mar.9:4 Y les apareció Elías con Moisés, que hablaban con Jesús. 
Mar.9:5 Entonces Pedro dijo a Jesús: Maestro, bueno es para nosotros que estemos aquí; y hagamos tres enramadas, una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías. 
Mar.9:6 Porque no sabía lo que hablaba, pues estaban espantados. 
Mar.9:7 Entonces vino una nube que les hizo sombra, y desde la nube una voz que decía: Este es mi Hijo amado; a él oíd. 
Mar.9:8 Y luego, cuando miraron, no vieron más a nadie consigo, sino a Jesús solo. 
Mar.9:9 Y descendiendo ellos del monte, les mandó que a nadie dijesen lo que habían visto, sino cuando el Hijo del Hombre hubiese resucitado de los muertos. 
Mar.9:10 Y guardaron la palabra entre sí, discutiendo qué sería aquello de resucitar de los muertos. 
Mar.9:11 Y le preguntaron, diciendo: ¿Por qué dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero?
Mar.9:12 Respondiendo él, les dijo: Elías a la verdad vendrá primero, y restaurará todas las cosas; ¿y cómo está escrito del Hijo del Hombre, que padezca mucho y sea tenido en nada? 
Mar.9:13 Pero os digo que Elías ya vino, y le hicieron todo lo que quisieron, como está escrito de él. 


Jesús sana a un muchacho endemoniado  (Mt. 17. 14-21; Lc. 9. 37-43)

Mar.9:14 Cuando llegó a donde estaban los discípulos, vio una gran multitud alrededor de ellos, y escribas que disputaban con ellos. 
Mar.9:15 Y en seguida toda la gente, viéndole, se asombró, y corriendo a él, le saludaron. 
Mar.9:16 El les preguntó: ¿Qué disputáis con ellos?
Mar.9:17 Y respondiendo uno de la multitud, dijo: Maestro, traje a ti mi hijo, que tiene un espíritu mudo, 
Mar.9:18 el cual, dondequiera que le toma, le sacude; y echa espumarajos, y cruje los dientes, y se va secando; y dije a tus discípulos que lo echasen fuera, y no pudieron. 
Mar.9:19 Y respondiendo él, les dijo: ¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo.
Mar.9:20 Y se lo trajeron; y cuando el espíritu vio a Jesús, sacudió con violencia al muchacho, quien cayendo en tierra se revolcaba, echando espumarajos. 
Mar.9:21 Jesús preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? Y él dijo: Desde niño. 
Mar.9:22 Y muchas veces le echa en el fuego y en el agua, para matarle; pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos. 
Mar.9:23 Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible. 
Mar.9:24 E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad. 
Mar.9:25 Y cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él. 
Mar.9:26 Entonces el espíritu, clamando y sacudiéndole con violencia, salió; y él quedó como muerto, de modo que muchos decían: Está muerto. 
Mar.9:27 Pero Jesús, tomándole de la mano, le enderezó; y se levantó. 
Mar.9:28 Cuando él entró en casa, sus discípulos le preguntaron aparte: ¿Por qué nosotros no pudimos echarle fuera? 
Mar.9:29 Y les dijo: Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno.


Jesús anuncia otra vez su muerte  - (Mt. 17. 22-23; Lc. 9. 43-45) 

Mar.9:30 Habiendo salido de allí, caminaron por Galilea; y no quería que nadie lo supiese. 
Mar.9:31 Porque enseñaba a sus discípulos, y les decía: El Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres, y le matarán; pero después de muerto, resucitará al tercer día. 
Mar.9:32 Pero ellos no entendían esta palabra, y tenían miedo de preguntarle. 


¿Quién es el mayor?  (Mt. 18. 1-5; Lc. 9. 46-48) 

Mar.9:33 Y llegó a Capernaum; y cuando estuvo en casa, les preguntó: ¿Qué disputabais entre vosotros en el camino?
Mar.9:34 Mas ellos callaron; porque en el camino habían disputado entre sí, quién había de ser el mayor.
Mar.9:35 Entonces él se sentó y llamó a los doce, y les dijo: Si alguno quiere ser el primero, será el postrero de todos, y el servidor de todos.
Mar.9:36 Y tomó a un niño, y lo puso en medio de ellos; y tomándole en sus brazos, les dijo: 
Mar.9:37 El que reciba en mi nombre a un niño como este, me recibe a mí; y el que a mí me recibe, no me recibe a mí sino al que me envió.


El que no es contra nosotros, por nosotros es  (Lc. 9. 49-50)

Mar.9:38 Juan le respondió diciendo: Maestro, hemos visto a uno que en tu nombre echaba fuera demonios, pero él no nos sigue; y se lo prohibimos, porque no nos seguía. 
Mar.9:39 Pero Jesús dijo: No se lo prohibáis; porque ninguno hay que haga milagro en mi nombre, que luego pueda decir mal de mí. 
Mar.9:40 Porque el que no es contra nosotros, por nosotros es.
Mar.9:41 Y cualquiera que os diere un vaso de agua en mi nombre, porque sois de Cristo, de cierto os digo que no perderá su recompensa.


Ocasiones de caer  (Mt. 18. 6-9; Lc. 17. 1-2)

Mar.9:42 Cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeñitos que creen en mí, mejor le fuera si se le atase una piedra de molino al cuello, y se le arrojase en el mar. 
Mar.9:43 Si tu mano te fuere ocasión de caer, córtala; mejor te es entrar en la vida manco, que teniendo dos manos ir al infierno, al fuego que no puede ser apagado,
Mar.9:44 donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. 
Mar.9:45 Y si tu pie te fuere ocasión de caer, córtalo; mejor te es entrar a la vida cojo, que teniendo dos pies ser echado en el infierno, al fuego que no puede ser apagado, 
Mar.9:46 donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. 
Mar.9:47 Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo; mejor te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado al infierno,
Mar.9:48 donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga.
Mar.9:49 Porque todos serán salados con fuego, y todo sacrificio será salado con sal. 
Mar.9:50 Buena es la sal; mas si la sal se hace insípida, ¿con qué la sazonaréis? Tened sal en vosotros mismos; y tened paz los unos con los otros.


Capítulo 10

Jesús enseña sobre el divorcio  (Mt. 19. 1-12; Lc. 16. 18)

Mar.10:1 Levantándose de allí, vino a la región de Judea y al otro lado del Jordán; y volvió el pueblo a juntarse a él, y de nuevo les enseñaba como solía. 
Mar.10:2 Y se acercaron los fariseos y le preguntaron, para tentarle, si era lícito al marido repudiar a su mujer. 
Mar.10:3 El, respondiendo, les dijo: ¿Qué os mandó Moisés?
Mar.10:4 Ellos dijeron: Moisés permitió dar carta de divorcio, y repudiarla.
Mar.10:5 Y respondiendo Jesús, les dijo: Por la dureza de vuestro corazón os escribió este mandamiento; 
Mar.10:6 pero al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios.
Mar.10:7 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, 
Mar.10:8 y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno. 
Mar.10:9 Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.
Mar.10:10 En casa volvieron los discípulos a preguntarle de lo mismo, 
Mar.10:11 y les dijo: Cualquiera que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra ella; 
Mar.10:12 y si la mujer repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio.


Jesús bendice a los niños  (Mt. 19. 13-15; Lc. 18. 15-17)

Mar.10:13 Y le presentaban niños para que los tocase; y los discípulos reprendían a los que los presentaban. 
Mar.10:14 Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. 
Mar.10:15 De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él.
Mar.10:16 Y tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los bendecía. 


El joven rico  (Mt. 19. 16-30; Lc. 18. 18-30)

Mar.10:17 Al salir él para seguir su camino, vino uno corriendo, e hincando la rodilla delante de él, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?
Mar.10:18 Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios. 
Mar.10:19 Los mandamientos sabes: No adulteres. No mates. No hurtes. No digas falso testimonio. No defraudes. Honra a tu padre y a tu madre.
Mar.10:20 El entonces, respondiendo, le dijo: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud. 
Mar.10:21 Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz.
Mar.10:22 Pero él, afligido por esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. 
Mar.10:23 Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! 
Mar.10:24 Los discípulos se asombraron de sus palabras; pero Jesús, respondiendo, volvió a decirles: Hijos, ¡cuán difícil les es entrar en el reino de Dios, a los que confían en las riquezas! 
Mar.10:25 Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. 
Mar.10:26 Ellos se asombraban aun más, diciendo entre sí: ¿Quién, pues, podrá ser salvo? 
Mar.10:27 Entonces Jesús, mirándolos, dijo: Para los hombres es imposible, mas para Dios, no; porque todas las cosas son posibles para Dios. 
Mar.10:28 Entonces Pedro comenzó a decirle: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido. 
Mar.10:29 Respondió Jesús y dijo: De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio, 
Mar.10:30 que no reciba cien veces más ahora en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna. 
Mar.10:31 Pero muchos primeros serán postreros, y los postreros, primeros.


Nuevamente Jesús anuncia su muerte  (Mt. 20. 17-19; Lc. 18. 31-34) 

Mar.10:32 Iban por el camino subiendo a Jerusalén; y Jesús iba delante, y ellos se asombraron, y le seguían con miedo. Entonces volviendo a tomar a los doce aparte, les comenzó a decir las cosas que le habían de acontecer: 
Mar.10:33 He aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte, y le entregarán a los gentiles; 
Mar.10:34 y le escarnecerán, le azotarán, y escupirán en él, y le matarán; mas al tercer día resucitará.


Petición de Santiago y de Juan  (Mt. 20. 20-28) 

Mar.10:35 Entonces Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, se le acercaron, diciendo: Maestro, querríamos que nos hagas lo que pidiéremos. 
Mar.10:36 El les dijo: ¿Qué queréis que os haga? 
Mar.10:37 Ellos le dijeron: Concédenos que en tu gloria nos sentemos el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda. 
Mar.10:38 Entonces Jesús les dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo bebo, o ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado?
Mar.10:39 Ellos dijeron: Podemos. Jesús les dijo: A la verdad, del vaso que yo bebo, beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados; 
Mar.10:40 pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado. 
Mar.10:41 Cuando lo oyeron los diez, comenzaron a enojarse contra Jacobo y contra Juan. 
Mar.10:42 Mas Jesús, llamándolos, les dijo: Sabéis que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad. 
Mar.10:43 Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, 
Mar.10:44 y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos. 
Mar.10:45 Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos. 


El ciego Bartimeo recibe la vista  (Mt. 20. 29-34; Lc. 18. 35-43) 

Mar.10:46 Entonces vinieron a Jericó; y al salir de Jericó él y sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando. 
Mar.10:47 Y oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a dar voces y a decir: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! 
Mar.10:48 Y muchos le reprendían para que callase, pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí! 
Mar.10:49 Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole: Ten confianza; levántate, te llama. 
Mar.10:50 El entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús.
Mar.10:51 Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista. 
Mar.10:52 Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino.

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