T R A S L A T E - Traducir esta Pagina

FEBRERO 26

Mat.11:29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;



El yugo


 En la Ley se exigía que se redimiese por un cordero el primogénito del asno, y el mayor sacrificio para un judío era sacrificar un carnero, un torito de un año, que podría llegar a ser un buey para llevar el yugo y contribuir bastante a la economía familiar, al igual que el asno.
 Había también otra especificación mencionada en Deut.22:10 "No ararás con buey y con asno juntamente". Ambos animales son mencionados juntamente en Is.1:3 "El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor; Israel no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento".
 La palabra yugo en castellano tiene su origen en el latín [iugum], y es un término que permite identificar al instrumento fabricado en madera donde mulas o bueyes son atados para constituir una yunta. A él se sujeta el dispositivo para direccionar al arado o el pértigo del carro. Por extensión, se suele calificar como yugo al trabajo o esfuerzo pesado, a las cargas o ataduras, mientras que la noción de yunta también se emplea para nombrar a los animales o personas que trabajan en conjunto.
 En cuanto al yugo como instrumento, es posible distinguir entre el sobeo o centro (la parte central y recta), las mesas (las prominencias para las correas) y las camellas o gamellas (las partes curvas). Los mismos se unen al arado a través del barzón, tal como se conoce al aro del cual sobresale un tarugo que lo mantiene firme por el costado interno de la lanza del arado. Este barzón, por su parte, se ata al yugo mediante una correa. Cabe mencionar que existen algunos más extensos (se usan cuando el animal debe arrastrar un carro o carga pesada) y otros más cortos (adecuados para tareas de arado). [Copiado de la Real Academia Española]
 Entonces vemos que al  hablar de yugo, se habla de dos, que conforman una yunta, y las Sagradas Escrituras hablan del a) yugo de esclavitud, del b) yugo desigual y del c) yugo de Cristo.-
 Hemos nacido a esta vida enyugados a la condenación, haciendo la voluntad del diablo, enyugados a la maldad, a una vida miserable que en el mejor de los casos se logra una hermosa lápida conforme a los yugos que hemos llevado en nuestra sobrevivencia sobre este suelo de tierra o también el yugo de cristianos tibios que no han entendido el mensaje del Señor y que se quedaron con la bendición de Esaú, pues para ellos es un yugo pesado y dificultoso y lo sostienen mientras necesitan, pero cuando tienen lo que desean se quitan el yugo, tal como lo describió Isaac en Gen.27:40 "Y por tu espada vivirás, y a tu hermano servirás; Y sucederá cuando te fortalezcas, Que descargarás su yugo de tu cerviz".
 El Señor Jesús quita el pesado yugo de servidumbre del pecado como al pueblo de Israel en su conjunto y a cada uno en particular, miremos estos versículos, tomemoslos para nosotros y regocijemonos en nuestro Salvador y Redentor.
Lev.26:13 Yo Jehová vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto, para que no fueseis sus siervos, y rompí las coyundas de vuestro yugo, y os he hecho andar con el rostro erguido.
Is.9:3 Multiplicaste la gente, y aumentaste la alegría. Se alegrarán delante de ti como se alegran en la siega, como se gozan cuando reparten despojos. 
Is.9:4 Porque tú quebraste su pesado yugo, y la vara de su hombro, y el cetro de su opresor, como en el día de Madián.
Is.10:27 Acontecerá en aquel tiempo que su carga será quitada de tu hombro, y su yugo de tu cerviz, y el yugo se pudrirá a causa de la unción
Jer.30:8 En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, yo quebraré su yugo de tu cuello, y romperé tus coyundas, y extranjeros no lo volverán más a poner en servidumbre.-
Os.11:4 Con cuerdas humanas los atraje, con cuerdas de amor; y fui para ellos como los que alzan el yugo de sobre su cerviz, y puse delante de ellos la comida. 
Nah.1:13 Porque ahora quebraré su yugo [del enemigo] de sobre ti, y romperé tus coyundas.
 Pues habiendo sido libertados de yugo de esclavitud somos recomendados a no volver a estar bajo el mismo yugo del pecado y de la religiosidad conforme el apóstol Pablo lo escribe en Gal.5:1 "Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.
 Todo esto que hemos estado considerando es de forma espiritual, que hace a las actitudes, acciones, reacciones e idolatrías, pero al hablar del yugo desigual, habla del matrimonio en que un varón creyente se une con una incrédula o que una creyente se una en matrimonio o concubinato con un inconverso, en ambos casos se corre el peligro en un muy alto porcentaje de volver a la servidumbre del pecado a causa de estar enyugado con un muerto/a, un cadáver (espiritualmente) putrefacto, pues quien no tiene al Hijo, no tiene la Vida.- Hay quienes no lo ven en esa forma horrorosa sino que se dejan llevar por la hermosura del cuerpo y las simpatías e inteligencias desplegadas pero los incrédulos son ajenos a la vida de Dios y sus corazones un taller de Satanás, por lo cual es para un creyente como enyugarse nuevamente con el pecado, con Satanás y sus obras, a no ser un milagro de Dios que se salve pues es un riesgo muy grande y el apóstol Pablo lo señala muy bien en 1ºCor.7:16 "Porque ¿qué sabes tú, oh mujer, si quizá harás salvo a tu marido? ¿O qué sabes tú, oh marido, si quizá harás salva a tu mujer?".-
 Bien, ahora tenemos otro yugo, un yugo mas lindo y no por apariencia o comodidad según la carne, sino por el compañero que nos es puesto, al Paracleto, ese compañero es el mismo Señor en la persona del Espíritu Santo, el es quien es puesto a nuestro lado como nuestro ayudador, nuestro consolador, nuestro guiador etc. etc. imposible detallar la multiforma de su obrar...
 Oh!! hermano!, hermana!, has considerado esto??, si le has dicho al Señor, yo quiero servirte, has de doblegar tu servíz, porque escrito está "...miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra". y para servirle has de aceptar SU yugo, no es el yugo nuestro, si no lo queremos, nos lo quitamos y ya está, es el yugo de El que se ofrece para estar a tu lado para enganchar el barzón para la lanza de tu arado, de tu siembra y tu cosecha futura, o para enganchar tu carreta diaria, por todos los compromisos adquiridos.-
 Mira!! Míralo a El!!, ¡El enyugado contigo!!... Se dice que para preparar y acostumbrar a los animales para el yugo, se pone un buey o asno joven o nuevo junto con otro buey o asno viejo, y el animal joven se resiste y quiere salirse del yugo, pero el buey manso se le pone juntando los cuerpos para no lastimarse, pues se lastiman los dos con esa resistencia, y ese animal acostumbrado al yugo lo va llevando despacito, despacito hasta que en pocos días de trabajar juntos ya se va acostumbrando...  Cuantas veces nosotros corcoveamos con el yugo del Señor, sin darnos cuenta a quien estamos lastimando, no queremos el yugo de Cristo, siendo que hay una recomendación apostólica en Ef.4:30 "Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención"., a muchos les cabe la aseveración de Esteban a punto de estregar su vida "¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros". (Hec.7:51)...
 Oh!! Padre amado, ayúdame para alcanzar el entendimiento, ya que redimiste a este asno por Aquel Cordero, y este se hace uno conmigo por medio de SU yugo, dame entendimiento, mansedumbre y humildad, para que podamos caminar juntos a la par, que no trastabille o me cuelgue, que sea manso y humilde y así entre al descanso del alma, que al mirar atrás pueda ver mi surco derecho para la gloria de tu nombre, tu que te acuerdas que somos polvo, y me das todo para que salga victorioso, ayúdame a amar ese yugo que me ata al Santo Cordero, no solo a la doctrina, no solo a su gran pensamiento, sino que me ata a su santa persona, lo pido en el Nombre de Aquel que lo da todo por mi, Amen y amen.-





PLAN DE LECTURA BÍBLICA ANUAL

Capítulo 34 

Num.34:1 Y Jehová habló a Moisés, diciendo:  
Num.34:2 Manda a los hijos de Israel y diles: Cuando hayáis entrado en la tierra de Canaán, esto es, la tierra que os ha de caer en herencia, la tierra de Canaán según sus límites,  
Num.34:3 tendréis el lado del sur desde el desierto de Zin hasta la frontera de Edom; y será el límite del sur al extremo del Mar Salado hacia el oriente.  
Num.34:4 Este límite os irá rodeando desde el sur hasta la subida de Acrabim, y pasará hasta Zin; y se extenderá del sur a Cades- barnea; y continuará a Hasar-adar, y pasará hasta Asmón.  
Num.34:5 Rodeará este límite desde Asmón hasta el torrente de Egipto, y sus remates serán al occidente.  
Num.34:6 Y el límite occidental será el Mar Grande; este límite será el límite occidental. 
Num.34:7 El límite del norte será este: desde el Mar Grande trazaréis al monte de Hor.  
Num.34:8 Del monte de Hor trazaréis a la entrada de Hamat, y seguirá aquel límite hasta Zedad;  
Num.34:9 y seguirá este límite hasta Zifrón, y terminará en Hazar- enán; este será el límite del norte. 
Num.34:10 Por límite al oriente trazaréis desde Hazar-enán hasta Sefam;  
Num.34:11 y bajará este límite desde Sefam a Ribla, al oriente de Aín; y descenderá el límite, y llegará a la costa del mar de Cineret, al oriente.  
Num.34:12 Después descenderá este límite al Jordán, y terminará en el Mar Salado: esta será vuestra tierra por sus límites alrededor.  
Num.34:13 Y mandó Moisés a los hijos de Israel, diciendo: Esta es la tierra que se os repartirá en heredades por sorteo, que mandó Jehová que diese a las nueve tribus, y a la media tribu;  
Num.34:14 porque la tribu de los hijos de Rubén según las casas de sus padres, y la tribu de los hijos de Gad según las casas de sus padres, y la media tribu de Manasés, han tomado su heredad.  
Num.34:15 Dos tribus y media tomaron su heredad a este lado del Jordán frente a Jericó al oriente, al nacimiento del sol.  
Num.34:16 Y habló Jehová a Moisés, diciendo:  
Num.34:17 Estos son los nombres de los varones que os repartirán la tierra: El sacerdote Eleazar, y Josué hijo de Nun.  
Num.34:18 Tomaréis también de cada tribu un príncipe, para dar la posesión de la tierra.  
Num.34:19 Y estos son los nombres de los varones: De la tribu de Judá, Caleb hijo de Jefone.  
Num.34:20 De la tribu de los hijos de Simeón, Semuel hijo de Amiud.  
Num.34:21 De la tribu de Benjamín, Elidad hijo de Quislón.  
Num.34:22 De la tribu de los hijos de Dan, el príncipe Buqui hijo de Jogli.  
Num.34:23 De los hijos de José: de la tribu de los hijos de Manasés, el príncipe Haniel hijo de Efod,  
Num.34:24 y de la tribu de los hijos de Efraín, el príncipe Kemuel hijo de Siftán.  
Num.34:25 De la tribu de los hijos de Zabulón, el príncipe Elizafán hijo de Parnac.  
Num.34:26 De la tribu de los hijos de Isacar, el príncipe Paltiel hijo de Azán.  
Num.34:27 De la tribu de los hijos de Aser, el príncipe Ahiud hijo de Selomi.  
Num.34:28 Y de la tribu de los hijos de Neftalí, el príncipe Pedael hijo de Amiud. 
Num.34:29 A éstos mandó Jehová que hiciesen la repartición de las heredades a los hijos de Israel en la tierra de Canaán.  

Capítulo 35

Herencia de los levitas  

Num.35:1 Habló Jehová a Moisés en los campos de Moab, junto al Jordán frente a Jericó, diciendo:  
Num.35:2 Manda a los hijos de Israel que den a los levitas, de la posesión de su heredad, ciudades en que habiten; también daréis a los levitas los ejidos de esas ciudades alrededor de ellas.  
Num.35:3 Y tendrán ellos las ciudades para habitar, y los ejidos de ellas serán para sus animales, para sus ganados y para todas sus bestias.  
Num.35:4 Y los ejidos de las ciudades que daréis a los levitas serán mil codos  alrededor, desde el muro de la ciudad para afuera.  
Num.35:5 Luego mediréis fuera de la ciudad al lado del oriente dos mil codos, al lado del sur dos mil codos, al lado del occidente dos mil codos, y al lado del norte dos mil codos, y la ciudad estará en medio; esto tendrán por los ejidos de las ciudades.  
Num.35:6 Y de las ciudades que daréis a los levitas, seis ciudades serán de refugio, las cuales daréis para que el homicida se refugie allá; y además de éstas daréis cuarenta y dos ciudades.  
Num.35:7 Todas las ciudades que daréis a los levitas serán cuarenta y ocho ciudades con sus ejidos.  
Num.35:8 Y en cuanto a las ciudades que diereis de la heredad de los hijos de Israel, del que tiene mucho tomaréis mucho, y del que tiene poco tomaréis poco; cada uno dará de sus ciudades a los levitas según la posesión que heredará.  

Ciudades de refugio    (Dt. 19.1-13)  

Num.35:9 Habló Jehová a Moisés, diciendo:  
Num.35:10 Habla a los hijos de Israel, y diles: Cuando hayáis pasado al otro lado del Jordán a la tierra de Canaán,  
Num.35:11 os señalaréis ciudades, ciudades de refugio  tendréis, donde huya el homicida que hiriere a alguno de muerte sin intención.  
Num.35:12 Y os serán aquellas ciudades para refugiarse del vengador, y no morirá el homicida hasta que entre en juicio delante de la congregación.  
Num.35:13 De las ciudades, pues, que daréis, tendréis seis ciudades de refugio.  
Num.35:14 Tres ciudades daréis a este lado del Jordán, y tres ciudades daréis en la tierra de Canaán, las cuales serán ciudades de refugio.  
Num.35:15 Estas seis ciudades serán de refugio para los hijos de Israel, y para el extranjero y el que more entre ellos, para que huya allá cualquiera que hiriere de muerte a otro sin intención.  
Num.35:16 Si con instrumento de hierro lo hiriere y muriere, homicida es; el homicida morirá.  
Num.35:17 Y si con piedra en la mano, que pueda dar muerte, lo hiriere y muriere, homicida es; el homicida morirá.  
Num.35:18 Y si con instrumento de palo en la mano, que pueda dar muerte, lo hiriere y muriere, homicida es; el homicida morirá.  
Num.35:19 El vengador de la sangre, él dará muerte al homicida; cuando lo encontrare, él lo matará.  
Num.35:20 Y si por odio lo empujó, o echó sobre él alguna cosa por asechanzas, y muere;  
Num.35:21 o por enemistad lo hirió con su mano, y murió, el heridor morirá; es homicida; el vengador de la sangre matará al homicida cuando lo encontrare. 
Num.35:22 Mas si casualmente lo empujó sin enemistades, o echó sobre él cualquier instrumento sin asechanzas,  
Num.35:23 o bien, sin verlo hizo caer sobre él alguna piedra que pudo matarlo, y muriere, y él no era su enemigo, ni procuraba su mal;  
Num.35:24 entonces la congregación juzgará entre el que causó la muerte y el vengador de la sangre conforme a estas leyes;  
Num.35:25 y la congregación librará al homicida de mano del vengador de la sangre, y la congregación lo hará volver a su ciudad de refugio, en la cual se había refugiado; y morará en ella hasta que muera el sumo sacerdote, el cual fue ungido con el aceite santo.  
Num.35:26 Mas si el homicida saliere fuera de los límites de su ciudad de refugio, en la cual se refugió,  
Num.35:27 y el vengador de la sangre le hallare fuera del límite de la ciudad de su refugio, y el vengador de la sangre matare al homicida, no se le culpará por ello;  
Num.35:28 pues en su ciudad de refugio deberá aquél habitar hasta que muera el sumo sacerdote; y después que haya muerto el sumo sacerdote, el homicida volverá a la tierra de su posesión.  

Ley sobre los testigos y sobre el rescate  

Num.35:29 Estas cosas os serán por ordenanza de derecho por vuestras edades, en todas vuestras habitaciones.  
Num.35:30 Cualquiera que diere muerte a alguno, por dicho de testigos morirá el homicida; mas un solo testigo no hará fe contra una persona para que muera.  
Num.35:31 Y no tomaréis precio por la vida del homicida, porque está condenado a muerte; indefectiblemente morirá.  
Num.35:32 Ni tampoco tomaréis precio del que huyó a su ciudad de refugio, para que vuelva a vivir en su tierra, hasta que muera el sumo sacerdote.  
Num.35:33 Y no contaminaréis la tierra donde estuviereis; porque esta sangre amancillará la tierra, y la tierra no será expiada de la sangre que fue derramada en ella, sino por la sangre del que la derramó.  
Num.35:34 No contaminéis, pues, la tierra donde habitáis, en medio de la cual yo habito; porque yo Jehová habito en medio de los hijos de Israel.  

Capítulo 36

Ley del casamiento de las herederas  

Num.36:1 Llegaron los príncipes de los padres de la familia de Galaad hijo de Maquir, hijo de Manasés, de las familias de los hijos de José; y hablaron delante de Moisés y de los príncipes, jefes de las casas paternas de los hijos de Israel,  
Num.36:2 y dijeron: Jehová mandó a mi señor que por sorteo diese la tierra a los hijos de Israel en posesión; también ha mandado Jehová a mi señor, que dé la posesión de Zelofehad nuestro hermano a sus hijas.  
Num.36:3 Y si ellas se casaren con algunos de los hijos de las otras tribus de los hijos de Israel, la herencia de ellas será así quitada de la herencia de nuestros padres, y será añadida a la herencia de la tribu a que se unan; y será quitada de la porción de nuestra heredad.  
Num.36:4 Y cuando viniere el jubileo de los hijos de Israel, la heredad de ellas será añadida a la heredad de la tribu de sus maridos; así la heredad de ellas será quitada de la heredad de la tribu de nuestros padres.  
Num.36:5 Entonces Moisés mandó a los hijos de Israel por mandato de Jehová, diciendo: La tribu de los hijos de José habla rectamente.  
Num.36:6 Esto es lo que ha mandado Jehová acerca de las hijas de Zelofehad, diciendo: Cásense como a ellas les plazca, pero en la familia de la tribu de su padre se casarán,  
Num.36:7 para que la heredad de los hijos de Israel no sea traspasada de tribu en tribu; porque cada uno de los hijos de Israel estará ligado a la heredad de la tribu de sus padres.  
Num.36:8 Y cualquiera hija que tenga heredad en las tribus de los hijos de Israel, con alguno de la familia de la tribu de su padre se casará, para que los hijos de Israel posean cada uno la heredad de sus padres,  
Num.36:9 y no ande la heredad rodando de una tribu a otra, sino que cada una de las tribus de los hijos de Israel estará ligada a su heredad.  
Num.36:10 Como Jehová mandó a Moisés, así hicieron las hijas de Zelofehad.  
Num.36:11 Y así Maala, Tirsa, Hogla, Milca y Noa, hijas de Zelofehad, se casaron con hijos de sus tíos paternos.  
Num.36:12 Se casaron en la familia de los hijos de Manasés, hijo de José; y la heredad de ellas quedó en la tribu de la familia de su padre.  
Num.36:13 Estos son los mandamientos y los estatutos que mandó Jehová por medio de Moisés a los hijos de Israel en los campos de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó. 

No hay comentarios: