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SETIEMBRE 20

Fil.3:14 prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. 

“Prosigo…” Al momento de escribir esta carta, el apóstol Pablo se encontraba en la cárcel, por lo que habla en sentido espiritual en lo que se refiere a “proseguir…”, significa, no bajar los brazos, no dejar al Señor, (pareciera que el Señor abandono al apóstol), pero él se dice: no por estar pasando esta necesidad momentánea, voy a dejar de alabar, voy a dejar de predicar, voy a dejar de orar, voy a dejar de velar, voy a dejar de ayunar, voy a dejar de meditar en la Santa Palabra… prosigo, prosigo… puede que la enfermedad te haga doblar de dolor, que la necesidad te haga distraerte unos momentos para atender cosas emergentes, pero cumplida y satisfecha esa necesidad, como los 300 que escogió Gedeon no te has echado de vientre contra el suelo sino que tomaste el agua necesaria de los arroyos con la mirada puesta en el horizonte para dar batalla…

“…a la meta…” (Una meta es el final o punto en el cual termina una carrera donde mayoritariamente hay contrincantes).- Desde los primeros tiempos se fijaron metas a los hombres y mujeres de Dios, la historia de la batalla de la luz entre las tinieblas no cesa… La meta propuesta a Abraham fue “…la tierra que yo te mostraré…”, y habiendo llegado a esa tierra, se encontró con Dios y un Pacto de promesa.- “… esta tierra te la daré a ti y a tu descendencia después de ti…”.- La meta propuesta a Moisés fue introducir al Pueblo de Dios en esa tierra prometida… La meta propuesta a David fue establecer el Reino indicándosele un lugar para el Templo.- La meta propuesta a Salomón fue construir el Templo donde Dios había establecido su Pacto con el Pueblo de Israel y desde entonces todo verdadero israelita hasta el día de hoy, ora a Dios con su rostro, hacia Jerusalén como lo hacía el profeta Daniel…

La meta propuesta a Nehemías fue la reconstrucción de Jerusalén y del Templo, pero todas estas fueron metas terrenas con bendiciones y manifestaciones del poder de Dios, pero también llenas de infortunios y profundos fracasos…

Un día nació Emanuel y los ángeles cantaron “Gloria a Dios en las alturas, buena voluntad para con los hombres…” El fuerte y valiente, el poderoso en batallas tuvo una meta, y dice en Heb.12:2 que fue puesto un gozo delante de El, caminó los caminos de obediente niñez, y juventud, siempre sujeto a sus padres, hasta que hubo cumplido con todas las responsabilidades humanas hasta que llegó el tiempo de su público ministerio, cumplió la meta del bautismo en aguas, sano enfermos, e hizo muchos prodigios y milagros, predicando el Evangelio del Reino, esperando, esperando, esperando… hasta que unos griegos quisieron ver a Jesús Jn.12:20 entonces dijo “Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado…”

Entonces, solo entonces, puso su rostro como un pedernal, afirmó su rostro hacia Jerusalén, porque tenía una meta, un gozo puesto, voy a trascribir el versículo de Heb.12:2: puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.

Diciendo, es necesario que el Hijo del Hombre sea crucificado… Un discípulo que le amaba, el que le prestaba su casa y su barca le reconvino aparte, “ten piedad de ti mismo, en ninguna manera esto te acontezca…” El le reprendió a otro que quería interponerse en su camino para llegar a su meta propuesta… La cruz…

El Señor Jesucristo puso su rostro hacia la Jerusalén terrena, la que fue bendecida con su presencia y con la sangre preciosísima derramada por manos pretorianas, y no volvió atrás… ahora a nosotros se nos insta a que levantemos nuestras cabezas porque nuestra redención final esta cerca, pongamos como el apóstol Pablo también nuestra meta no en cosas terrenas, sino en cosas eternas… No es nuestra meta un diploma universitario, (que esta bien que lo busquemos si es que no perdemos la fe), No es una posición económica, (que no esta mal que la busquemos, a no ser que caigamos en idolatría), Las metas terrenas de propiedades, de fama y honores son metas vanas, no nos ayudan para cruzar la inundación del Jordán cuando se desborda en nuestra ribera…

El apóstol, “olvidando todo…”. Él podría enumerar un montón de cosas que había dejado de lado, posiciones económicas y de estirpe y ciudadanías, familia, su tiempo, su esfuerzo, el olvido y abandono de muchos hermanos, el ninguneo de los que no le reconocían como apóstol…  Lo único que tenía que hacer era decir que ya no iba a predicar más el evangelio y vivir una vida secular, podría ser un congregante que se sienta a lo último y decir: “bueno yo ya hice mucho, ahora… que se pelen la frente otros…”, No, no, no, el apóstol nos da el ejemplo del Cristo, que con sus manos y pies traspasados, con su corazón literalmente abierto, salió a buscar a los suyos luego de la resurrección, y aun pasados los dolores de la muerte ahora sigue trabajando para que tu y yo prosigamos al blanco, a la meta, al premio del supremo llamamiento que gano El para nosotros, a la Jerusalén Celestial donde no hay más llanto, ni dolor, ni angustias…

Es un “Llamamiento de Dios en Cristo…” esto es un misterio… Importante saber si tu tienes un llamamiento, porque carne y sangre no pueden correr esta carrera, se desanimaría, se desvanecería entre rencores y odios, luego de abandonar todo y haber hecho todo te encuentras con el desagradecimiento, con la incomprensión, con las necesidades y la burla del mundo, no, no, hermanos santos, carne y sangre no pueden resistir… ah!!!, pero si fue El Señor que te llamó, entonces hay una seguridad de que El esta presente y se están escribiendo las Actas de todos nuestros procedimientos en los libros de memoria que serán proclamados ante los santos ángeles, lo podemos asegurar porque hay una boca que nunca mintió y dijo estas palabras en Mat.6:6 “…ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”. Aleluya!!!

Luc.21:28 Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca.







PLAN DE LECTURA BÍBLICA ANUAL


ABDÍAS

La humillación de Edom 

Abd.1 Visión de Abdías. Jehová el Señor ha dicho así en cuanto a Edom: Hemos oído el pregón de Jehová, y mensajero ha sido enviado a las naciones. Levantaos, y levantémonos contra este pueblo en batalla.  
Abd.2 He aquí, pequeño te he hecho entre las naciones; estás abatido en gran manera.  
Abd.3 La soberbia de tu corazón te ha engañado, tú que moras en las hendiduras de las peñas, en tu altísima morada; que dices en tu corazón: ¿Quién me derribará a tierra?  
Abd.4 Si te remontares como águila, y aunque entre las estrellas pusieres tu nido, de ahí te derribaré, dice Jehová.  
Abd.5 Si ladrones vinieran a ti, o robadores de noche (¡cómo has sido destruido!), ¿no hurtarían lo que les bastase? Si entraran a ti vendimiadores, ¿no dejarían algún rebusco?  
Abd.6 ¡Cómo fueron escudriñadas las cosas de Esaú! Sus tesoros escondidos fueron buscados.  
Abd.7 Todos tus aliados te han engañado; hasta los confines te hicieron llegar; los que estaban en paz contigo prevalecieron contra ti; los que comían tu pan pusieron lazo debajo de ti; no hay en ello entendimiento.  
Abd.8 ¿No haré que perezcan en aquel día, dice Jehová, los sabios de Edom, y la prudencia del monte de Esaú?  
Abd.9 Y tus valientes, oh Temán, serán amedrentados; porque todo hombre será cortado del monte de Esaú por el estrago.  
Abd.10 Por la injuria a tu hermano Jacob te cubrirá vergüenza, y serás cortado para siempre.  
Abd.11 El día que estando tú delante, llevaban extraños cautivo su ejército, y extraños entraban por sus puertas, y echaban suertes sobre Jerusalén, tú también eras como uno de ellos.  
Abd.12 Pues no debiste tú haber estado mirando en el día de tu hermano, en el día de su infortunio; no debiste haberte alegrado de los hijos de Judá en el día en que se perdieron, ni debiste haberte jactado en el día de la angustia.  
Abd.13 No debiste haber entrado por la puerta de mi pueblo en el día de su quebrantamiento; no, no debiste haber mirado su mal en el día de su quebranto, ni haber echado mano a sus bienes en el día de su calamidad.  
Abd.14 Tampoco debiste haberte parado en las encrucijadas para matar a los que de ellos escapasen; ni debiste haber entregado a los que quedaban en el día de angustia.  


La exaltación de Israel  

Abd.15 Porque cercano está el día de Jehová sobre todas las naciones; como tú hiciste se hará contigo; tu recompensa volverá sobre tu cabeza.  
Abd.16 De la manera que vosotros bebisteis en mi santo monte, beberán continuamente todas las naciones; beberán, y engullirán, y serán como si no hubieran sido.  
Abd.17 Mas en el monte de Sión habrá un remanente que se salve; y será santo, y la casa de Jacob recuperará sus posesiones.  
Abd.18 La casa de Jacob será fuego, y la casa de José será llama, y la casa de Esaú estopa, y los quemarán y los consumirán; ni aun resto quedará de la casa de Esaú, porque Jehová lo ha dicho.  
Abd.19 Y los del Neguev poseerán el monte de Esaú, y los de la Sefela a los filisteos; poseerán también los campos de Efraín, y los campos de Samaria; y Benjamín a Galaad.  
Abd.20 Y los cautivos de este ejército de los hijos de Israel poseerán lo de los cananeos hasta Sarepta; y los cautivos de Jerusalén que están en Sefarad poseerán las ciudades del Neguev.  
Abd.21 Y subirán salvadores al monte de Sion para juzgar al monte de Esaú; y el reino será de Jehová.  



JONÁS

Capítulo 1 

Jonás huye de Jehová  

Jon.1:1 Vino palabra de Jehová a Jonás hijo de Amitai, diciendo:  
Jon.1:2 Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y pregona contra ella; porque ha subido su maldad delante de mí.  
Jon.1:3 Y Jonás se levantó para huir de la presencia de Jehová a Tarsis, y descendió a Jope, y halló una nave que partía para Tarsis; y pagando su pasaje, entró en ella para irse con ellos a Tarsis, lejos de la presencia de Jehová.  
Jon.1:4 Pero Jehová hizo levantar un gran viento en el mar, y hubo en el mar una tempestad tan grande que se pensó que se partiría la nave.  
Jon.1:5 Y los marineros tuvieron miedo, y cada uno clamaba a su dios; y echaron al mar los enseres que había en la nave, para descargarla de ellos. Pero Jonás había bajado al interior de la nave, y se había echado a dormir.  
Jon.1:6 Y el patrón de la nave se le acercó y le dijo: ¿Qué tienes, dormilón? Levántate, y clama a tu Dios; quizá él tendrá compasión de nosotros, y no pereceremos.  
Jon.1:7 Y dijeron cada uno a su compañero: Venid y echemos suertes, para que sepamos por causa de quién nos ha venido este mal. Y echaron suertes, y la suerte cayó sobre Jonás.  
Jon.1:8 Entonces le dijeron ellos: Decláranos ahora por qué nos ha venido este mal. ¿Qué oficio tienes, y de dónde vienes? ¿Cuál es tu tierra, y de qué pueblo eres?  
Jon.1:9 Y él les respondió: Soy hebreo, y temo a Jehová, Dios de los cielos, que hizo el mar y la tierra.  
Jon.1:10 Y aquellos hombres temieron sobremanera, y le dijeron: ¿Por qué has hecho esto? Porque ellos sabían que huía de la presencia de Jehová, pues él se lo había declarado.  
Jon.1:11 Y le dijeron: ¿Qué haremos contigo para que el mar se nos aquiete? Porque el mar se iba embraveciendo más y más.  
Jon.1:12 El les respondió: Tomadme y echadme al mar, y el mar se os aquietará; porque yo sé que por mi causa ha venido esta gran tempestad sobre vosotros. 
Jon.1:13 Y aquellos hombres trabajaron para hacer volver la nave a tierra; mas no pudieron, porque el mar se iba embraveciendo más y más contra ellos.  
Jon.1:14 Entonces clamaron a Jehová y dijeron: Te rogamos ahora, Jehová, que no perezcamos nosotros por la vida de este hombre, ni pongas sobre nosotros la sangre inocente; porque tú, Jehová, has hecho como has querido.  
Jon.1:15 Y tomaron a Jonás, y lo echaron al mar; y el mar se aquietó de su furor.  
Jon.1:16 Y temieron aquellos hombres a Jehová con gran temor, y ofrecieron sacrificio a Jehová, e hicieron votos.  
Jon.1:17 Pero Jehová tenía preparado un gran pez que tragase a Jonás; y estuvo Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches. 


Capítulo 2 

Oración de Jonás  

Jon.2:1 Entonces oró Jonás a Jehová su Dios desde el vientre del pez,  
Jon.2:2 y dijo:  
Invoqué en mi angustia a Jehová, y él me oyó;  
Desde el seno del Seol clamé,  
Y mi voz oíste.  
Jon.2:3 Me echaste a lo profundo, en medio de los mares,  
Y me rodeó la corriente;  
Todas tus ondas y tus olas pasaron sobre mí.  
Jon.2:4 Entonces dije: Desechado soy de delante de tus ojos;  
Mas aún veré tu santo templo.  
Jon.2:5 Las aguas me rodearon hasta el alma,  
Rodeóme el abismo;  
El alga se enredó a mi cabeza.  
Jon.2:6 Descendí a los cimientos de los montes;  
La tierra echó sus cerrojos sobre mí para siempre;  
Mas tú sacaste mi vida de la sepultura, oh Jehová Dios mío.  
Jon.2:7 Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de Jehová,  
Y mi oración llegó hasta ti en tu santo templo.  
Jon.2:8 Los que siguen vanidades ilusorias,  
Su misericordia abandonan.  
Jon.2:9 Mas yo con voz de alabanza te ofreceré sacrificios;  
Pagaré lo que prometí.  
La salvación es de Jehová.  
Jon.2:10 Y mandó Jehová al pez, y vomitó a Jonás en tierra.  


Capítulo 3 

Nínive se arrepiente  

Jon.3:1 Vino palabra de Jehová por segunda vez a Jonás, diciendo:  
Jon.3:2 Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y proclama en ella el mensaje que yo te diré.  
Jon.3:3 Y se levantó Jonás, y fue a Nínive conforme a la palabra de Jehová. Y era Nínive ciudad grande en extremo, de tres días de camino.  
Jon.3:4 Y comenzó Jonás a entrar por la ciudad, camino de un día, y predicaba diciendo: De aquí a cuarenta días Nínive será destruida.  
Jon.3:5 Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos. 
Jon.3:6 Y llegó la noticia hasta el rey de Nínive, y se levantó de su silla, se despojó de su vestido, y se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza.  
Jon.3:7 E hizo proclamar y anunciar en Nínive, por mandato del rey y de sus grandes, diciendo: Hombres y animales, bueyes y ovejas, no gusten cosa alguna; no se les dé alimento, ni beban agua;  
Jon.3:8 sino cúbranse de cilicio hombres y animales, y clamen a Dios fuertemente; y conviértase cada uno de su mal camino, de la rapiña que hay en sus manos.  
Jon.3:9 ¿Quién sabe si se volverá y se arrepentirá Dios, y se apartará del ardor de su ira, y no pereceremos?  
Jon.3:10 Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo.  


Capítulo 4 

El enojo de Jonás  

Jon.4:1 Pero Jonás se apesadumbró en extremo, y se enojó.  
Jon.4:2 Y oró a Jehová y dijo: Ahora, oh Jehová, ¿no es esto lo que yo decía estando aún en mi tierra? Por eso me apresuré a huir a Tarsis; porque sabía yo que tú eres Dios clemente y piadoso, tardo en enojarte, y de grande misericordia, y que te arrepientes del mal.  
Jon.4:3 Ahora pues, oh Jehová, te ruego que me quites la vida; porque mejor me es la muerte que la vida.  
Jon.4:4 Y Jehová le dijo: ¿Haces tú bien en enojarte tanto?  
Jon.4:5 Y salió Jonás de la ciudad, y acampó hacia el oriente de la ciudad, y se hizo allí una enramada, y se sentó debajo de ella a la sombra, hasta ver qué acontecería en la ciudad.  
Jon.4:6 Y preparó Jehová Dios una calabacera, la cual creció sobre Jonás para que hiciese sombra sobre su cabeza, y le librase de su malestar; y Jonás se alegró grandemente por la calabacera.  
Jon.4:7 Pero al venir el alba del día siguiente, Dios preparó un gusano, el cual hirió la calabacera, y se secó.  
Jon.4:8 Y aconteció que al salir el sol, preparó Dios un recio viento solano, y el sol hirió a Jonás en la cabeza, y se desmayaba, y deseaba la muerte, diciendo: Mejor sería para mí la muerte que la vida.  
Jon.4:9 Entonces dijo Dios a Jonás: ¿Tanto te enojas por la calabacera? Y él respondió: Mucho me enojo, hasta la muerte.  
Jon.4:10 Y dijo Jehová: Tuviste tú lástima de la calabacera, en la cual no trabajaste, ni tú la hiciste crecer; que en espacio de una noche nació, y en espacio de otra noche pereció.  
Jon.4:11 ¿Y no tendré yo piedad de Nínive, aquella gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda, y muchos animales? 
 

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