Fil.3:14 prosigo a la meta, al premio del supremo
llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
“Prosigo…” Al momento de escribir esta carta, el apóstol
Pablo se encontraba en la cárcel, por lo que habla en sentido espiritual en lo
que se refiere a “proseguir…”, significa, no bajar los brazos, no dejar al
Señor, (pareciera que el Señor abandono al apóstol), pero él se dice: no por
estar pasando esta necesidad momentánea, voy a dejar de alabar, voy a dejar de
predicar, voy a dejar de orar, voy a dejar de velar, voy a dejar de ayunar, voy
a dejar de meditar en la Santa Palabra… prosigo, prosigo… puede que la
enfermedad te haga doblar de dolor, que la necesidad te haga distraerte unos
momentos para atender cosas emergentes, pero cumplida y satisfecha esa
necesidad, como los 300 que escogió Gedeon no te has echado de vientre contra
el suelo sino que tomaste el agua necesaria de los arroyos con la mirada puesta
en el horizonte para dar batalla…
“…a la meta…” (Una meta es el final o punto en el cual
termina una carrera donde mayoritariamente hay contrincantes).- Desde los
primeros tiempos se fijaron metas a los hombres y mujeres de Dios, la historia
de la batalla de la luz entre las tinieblas no cesa… La meta propuesta a
Abraham fue “…la tierra que yo te mostraré…”, y habiendo llegado a esa tierra,
se encontró con Dios y un Pacto de promesa.- “… esta tierra te la daré a ti y a
tu descendencia después de ti…”.- La meta propuesta a Moisés fue introducir al
Pueblo de Dios en esa tierra prometida… La meta propuesta a David fue
establecer el Reino indicándosele un lugar para el Templo.- La meta propuesta a
Salomón fue construir el Templo donde Dios había establecido su Pacto con el
Pueblo de Israel y desde entonces todo verdadero israelita hasta el día de hoy,
ora a Dios con su rostro, hacia Jerusalén como lo hacía el profeta Daniel…
La meta propuesta a Nehemías fue la reconstrucción de
Jerusalén y del Templo, pero todas estas fueron metas terrenas con bendiciones
y manifestaciones del poder de Dios, pero también llenas de infortunios y
profundos fracasos…
Un día nació Emanuel y los ángeles cantaron “Gloria a
Dios en las alturas, buena voluntad para con los hombres…” El fuerte y
valiente, el poderoso en batallas tuvo una meta, y dice en Heb.12:2 que fue
puesto un gozo delante de El, caminó los caminos de obediente niñez, y
juventud, siempre sujeto a sus padres, hasta que hubo cumplido con todas las
responsabilidades humanas hasta que llegó el tiempo de su público ministerio,
cumplió la meta del bautismo en aguas, sano enfermos, e hizo muchos prodigios y
milagros, predicando el Evangelio del Reino, esperando, esperando, esperando…
hasta que unos griegos quisieron ver a Jesús Jn.12:20 entonces dijo “Ha llegado
la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado…”
Entonces, solo entonces, puso su rostro como un pedernal,
afirmó su rostro hacia Jerusalén, porque tenía una meta, un gozo puesto, voy a
trascribir el versículo de Heb.12:2: puestos los ojos en Jesús, el autor y
consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la
cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
Diciendo, es necesario que el Hijo del Hombre sea
crucificado… Un discípulo que le amaba, el que le prestaba su casa y su barca
le reconvino aparte, “ten piedad de ti mismo, en ninguna manera esto te
acontezca…” El le reprendió a otro que quería interponerse en su camino para
llegar a su meta propuesta… La cruz…
El Señor Jesucristo puso su rostro hacia la Jerusalén
terrena, la que fue bendecida con su presencia y con la sangre preciosísima
derramada por manos pretorianas, y no volvió atrás… ahora a nosotros se nos
insta a que levantemos nuestras cabezas porque nuestra redención final esta
cerca, pongamos como el apóstol Pablo también nuestra meta no en cosas
terrenas, sino en cosas eternas… No es nuestra meta un diploma universitario,
(que esta bien que lo busquemos si es que no perdemos la fe), No es una
posición económica, (que no esta mal que la busquemos, a no ser que caigamos en
idolatría), Las metas terrenas de propiedades, de fama y honores son metas
vanas, no nos ayudan para cruzar la inundación del Jordán cuando se desborda en
nuestra ribera…
El apóstol, “olvidando todo…”. Él podría enumerar un montón
de cosas que había dejado de lado, posiciones económicas y de estirpe y
ciudadanías, familia, su tiempo, su esfuerzo, el olvido y abandono de muchos
hermanos, el ninguneo de los que no le reconocían como apóstol… Lo único que tenía que hacer era decir que ya
no iba a predicar más el evangelio y vivir una vida secular, podría ser un
congregante que se sienta a lo último y decir: “bueno yo ya hice mucho, ahora…
que se pelen la frente otros…”, No, no, no, el apóstol nos da el ejemplo del
Cristo, que con sus manos y pies traspasados, con su corazón literalmente abierto,
salió a buscar a los suyos luego de la resurrección, y aun pasados los dolores
de la muerte ahora sigue trabajando para que tu y yo prosigamos al blanco, a la
meta, al premio del supremo llamamiento que gano El para nosotros, a la
Jerusalén Celestial donde no hay más llanto, ni dolor, ni angustias…
Es un “Llamamiento de Dios en Cristo…” esto es un
misterio… Importante saber si tu tienes un llamamiento, porque carne y sangre
no pueden correr esta carrera, se desanimaría, se desvanecería entre rencores y
odios, luego de abandonar todo y haber hecho todo te encuentras con el
desagradecimiento, con la incomprensión, con las necesidades y la burla del
mundo, no, no, hermanos santos, carne y sangre no pueden resistir… ah!!!, pero
si fue El Señor que te llamó, entonces hay una seguridad de que El esta
presente y se están escribiendo las Actas de todos nuestros procedimientos en
los libros de memoria que serán proclamados ante los santos ángeles, lo podemos
asegurar porque hay una boca que nunca mintió y dijo estas palabras en Mat.6:6 “…ora
a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará
en público”. Aleluya!!!
Luc.21:28 Cuando estas cosas comiencen a suceder,
erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca.
Fil.3:14 prosigo a la meta, al premio del supremo
llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
“Prosigo…” Al momento de escribir esta carta, el apóstol
Pablo se encontraba en la cárcel, por lo que habla en sentido espiritual en lo
que se refiere a “proseguir…”, significa, no bajar los brazos, no dejar al
Señor, (pareciera que el Señor abandono al apóstol), pero él se dice: no por
estar pasando esta necesidad momentánea, voy a dejar de alabar, voy a dejar de
predicar, voy a dejar de orar, voy a dejar de velar, voy a dejar de ayunar, voy
a dejar de meditar en la Santa Palabra… prosigo, prosigo… puede que la
enfermedad te haga doblar de dolor, que la necesidad te haga distraerte unos
momentos para atender cosas emergentes, pero cumplida y satisfecha esa
necesidad, como los 300 que escogió Gedeon no te has echado de vientre contra
el suelo sino que tomaste el agua necesaria de los arroyos con la mirada puesta
en el horizonte para dar batalla…
“…a la meta…” (Una meta es el final o punto en el cual
termina una carrera donde mayoritariamente hay contrincantes).- Desde los
primeros tiempos se fijaron metas a los hombres y mujeres de Dios, la historia
de la batalla de la luz entre las tinieblas no cesa… La meta propuesta a
Abraham fue “…la tierra que yo te mostraré…”, y habiendo llegado a esa tierra,
se encontró con Dios y un Pacto de promesa.- “… esta tierra te la daré a ti y a
tu descendencia después de ti…”.- La meta propuesta a Moisés fue introducir al
Pueblo de Dios en esa tierra prometida… La meta propuesta a David fue
establecer el Reino indicándosele un lugar para el Templo.- La meta propuesta a
Salomón fue construir el Templo donde Dios había establecido su Pacto con el
Pueblo de Israel y desde entonces todo verdadero israelita hasta el día de hoy,
ora a Dios con su rostro, hacia Jerusalén como lo hacía el profeta Daniel…
La meta propuesta a Nehemías fue la reconstrucción de
Jerusalén y del Templo, pero todas estas fueron metas terrenas con bendiciones
y manifestaciones del poder de Dios, pero también llenas de infortunios y
profundos fracasos…
Un día nació Emanuel y los ángeles cantaron “Gloria a
Dios en las alturas, buena voluntad para con los hombres…” El fuerte y
valiente, el poderoso en batallas tuvo una meta, y dice en Heb.12:2 que fue
puesto un gozo delante de El, caminó los caminos de obediente niñez, y
juventud, siempre sujeto a sus padres, hasta que hubo cumplido con todas las
responsabilidades humanas hasta que llegó el tiempo de su público ministerio,
cumplió la meta del bautismo en aguas, sano enfermos, e hizo muchos prodigios y
milagros, predicando el Evangelio del Reino, esperando, esperando, esperando…
hasta que unos griegos quisieron ver a Jesús Jn.12:20 entonces dijo “Ha llegado
la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado…”
Entonces, solo entonces, puso su rostro como un pedernal,
afirmó su rostro hacia Jerusalén, porque tenía una meta, un gozo puesto, voy a
trascribir el versículo de Heb.12:2: puestos los ojos en Jesús, el autor y
consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la
cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
Diciendo, es necesario que el Hijo del Hombre sea
crucificado… Un discípulo que le amaba, el que le prestaba su casa y su barca
le reconvino aparte, “ten piedad de ti mismo, en ninguna manera esto te
acontezca…” El le reprendió a otro que quería interponerse en su camino para
llegar a su meta propuesta… La cruz…
El Señor Jesucristo puso su rostro hacia la Jerusalén
terrena, la que fue bendecida con su presencia y con la sangre preciosísima
derramada por manos pretorianas, y no volvió atrás… ahora a nosotros se nos
insta a que levantemos nuestras cabezas porque nuestra redención final esta
cerca, pongamos como el apóstol Pablo también nuestra meta no en cosas
terrenas, sino en cosas eternas… No es nuestra meta un diploma universitario,
(que esta bien que lo busquemos si es que no perdemos la fe), No es una
posición económica, (que no esta mal que la busquemos, a no ser que caigamos en
idolatría), Las metas terrenas de propiedades, de fama y honores son metas
vanas, no nos ayudan para cruzar la inundación del Jordán cuando se desborda en
nuestra ribera…
El apóstol, “olvidando todo…”. Él podría enumerar un montón
de cosas que había dejado de lado, posiciones económicas y de estirpe y
ciudadanías, familia, su tiempo, su esfuerzo, el olvido y abandono de muchos
hermanos, el ninguneo de los que no le reconocían como apóstol… Lo único que tenía que hacer era decir que ya
no iba a predicar más el evangelio y vivir una vida secular, podría ser un
congregante que se sienta a lo último y decir: “bueno yo ya hice mucho, ahora…
que se pelen la frente otros…”, No, no, no, el apóstol nos da el ejemplo del
Cristo, que con sus manos y pies traspasados, con su corazón literalmente abierto,
salió a buscar a los suyos luego de la resurrección, y aun pasados los dolores
de la muerte ahora sigue trabajando para que tu y yo prosigamos al blanco, a la
meta, al premio del supremo llamamiento que gano El para nosotros, a la
Jerusalén Celestial donde no hay más llanto, ni dolor, ni angustias…
Es un “Llamamiento de Dios en Cristo…” esto es un
misterio… Importante saber si tu tienes un llamamiento, porque carne y sangre
no pueden correr esta carrera, se desanimaría, se desvanecería entre rencores y
odios, luego de abandonar todo y haber hecho todo te encuentras con el
desagradecimiento, con la incomprensión, con las necesidades y la burla del
mundo, no, no, hermanos santos, carne y sangre no pueden resistir… ah!!!, pero
si fue El Señor que te llamó, entonces hay una seguridad de que El esta
presente y se están escribiendo las Actas de todos nuestros procedimientos en
los libros de memoria que serán proclamados ante los santos ángeles, lo podemos
asegurar porque hay una boca que nunca mintió y dijo estas palabras en Mat.6:6 “…ora
a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará
en público”. Aleluya!!!
Luc.21:28 Cuando estas cosas comiencen a suceder,
erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca.
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