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OCTUBRE 25

Ef.4:23 y renovaos en el espíritu de vuestra mente, 

Todo lo que aprendimos en el pasado lo aprendimos de nuestro rededor. Todo eso “aprendido” esta grabado en nuestra mente. Cualquier acontecimiento importante en nuestra vida esta ahí. Todo lo bueno o malo esta allí guardado y hemos sacado nuestras propias conclusiones al punto de confundir y llamar a lo bueno malo y a lo malo bueno igual que el espíritu que impera en el mundo. Pero somos exhortados en otras palabras a desprendernos de lo que hemos aprendido en cuanto a Dios y fuera de lo que nos lleva a caminos engañosos allí mismo en el espíritu u orientación de nuestra mente.

“…y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. “

Este proceso de renovarnos es revestirnos del nuevo hombre. Creado según Dios. En la Justicia y santidad de la verdad. Dicho de otra forma, si antes era algo común para nosotros robar (y defendíamos ese pensamiento con argumentos de necesidades emergentes y llenas de envidia), ya no debemos hacerlo. Si mentir era algo normal en nosotros debemos conscientemente dejar de mentir, y ver sinceramente en nosotros para que nuestra mente no se defienda de esa como de algo necesario

En nuestro mundo actual, el pecado se ha convertido en algo normal. Se ve por donde quiera. Y ya nos acostumbramos a eso porque nuestro viejo hombre esta viciado conforme a los deseos engañosos.

Pero en cuanto nos despojamos de ese viejo hombre, nos renovamos en el espíritu de nuestra mente con la ayuda del Espíritu Santo que nos convence de pecado por el conocimiento de la verdad es que vamos aceptando las prendas del cielo y nos vestimos del nuevo hombre según Dios, empezamos a ver que el pecado que percibíamos a nuestro rededor como normal es una falta grave contra Dios.

Dios es Santo, Santo, Santo. Y en Su Santidad nos permite por medio de Cristo ser santos. Esto deja ver lo grave que es, no andar en la santidad que el nos ha dado por medio de Jesucristo.

Si hemos conocido a Cristo, y no nos hemos despojado completamente del viejo hombre estamos cometiendo una gran falta delante de Dios. Despreciando la Sangre de Nuestro Señor Jesús.

Pero si en nuestro corazón está agradar a Dios y nuestra oración es sincera todos los días, pidiendo perdón por nuestros pecados, pediremos por la renovación de nuestra mente y por las vestiduras de santidad que solo Jesús nos puede dar, Dios en su infinita misericordia nos tiende su mano y nos bendice.

Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. (1 Jn 1.9–10). Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.


PLAN DE LECTURA BÍBLICA ANUAL


Capítulo 13

Arrepentíos o pereceréis  

Luc.13:1 En este mismo tiempo estaban allí algunos que le contaban acerca de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con los sacrificios de ellos.  
Luc.13:2 Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Pensáis que estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran más pecadores que todos los galileos?  
Luc.13:3 Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.  
Luc.13:4 O aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre en Siloé, y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que todos los hombres que habitan en Jerusalén?  
Luc.13:5 Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.  


Parábola de la higuera estéril  

Luc.13:6 Dijo también esta parábola: Tenía un hombre una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló.  
Luc.13:7 Y dijo al viñador: He aquí, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala; ¿para qué inutiliza también la tierra?  
Luc.13:8 El entonces, respondiendo, le dijo: Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone.  
Luc.13:9 Y si diere fruto, bien; y si no, la cortarás después.  


Jesús sana a una mujer en el día de reposo  

Luc.13:10 Enseñaba Jesús en una sinagoga en el día de reposo;  
Luc.13:11 y había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar.  
Luc.13:12 Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad. 
Luc.13:13 Y puso las manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y glorificaba a Dios.  
Luc.13:14 Pero el principal de la sinagoga, enojado de que Jesús hubiese sanado en el día de reposo, dijo a la gente: Seis días hay en que se debe trabajar; en éstos, pues, venid y sed sanados, y no en día de reposo. 
Luc.13:15 Entonces el Señor le respondió y dijo: Hipócrita, cada uno de vosotros ¿no desata en el día de reposo su buey o su asno del pesebre y lo lleva a beber?  
Luc.13:16 Y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le debía desatar de esta ligadura en el día de reposo?  
Luc.13:17 Al decir él estas cosas, se avergonzaban todos sus adversarios; pero todo el pueblo se regocijaba por todas las cosas gloriosas hechas por él.  


Parábola de la semilla de mostaza  (Mt. 13.31-32; Mr. 4.30-32)  

Luc.13:18 Y dijo: ¿A qué es semejante el reino de Dios, y con qué lo compararé?  
Luc.13:19 Es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su huerto; y creció, y se hizo árbol grande, y las aves del cielo anidaron en sus ramas. 


Parábola de la levadura   (Mt. 13.33) 

Luc.13:20 Y volvió a decir: ¿A qué compararé el reino de Dios?  
Luc.13:21 Es semejante a la levadura, que una mujer tomó y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo hubo fermentado.  


La puerta estrecha   (Mt. 7.13-14, 21-23)  

Luc.13:22 Pasaba Jesús por ciudades y aldeas, enseñando, y encaminándose a Jerusalén.  
Luc.13:23 Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo:  
Luc.13:24 Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán.  
Luc.13:25 Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois.  
Luc.13:26 Entonces comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste.  
Luc.13:27 Pero os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad. 
Luc.13:28 Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos.  
Luc.13:29 Porque vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios. 
Luc.13:30 Y he aquí hay postreros que serán primeros, y primeros que serán postreros. 


Lamento de Jesús sobre Jerusalén   (Mt. 23.37-39) 

Luc.13:31 Aquel mismo día llegaron unos fariseos, diciéndole: Sal, y vete de aquí, porque Herodes te quiere matar.  
Luc.13:32 Y les dijo: Id, y decid a aquella zorra: He aquí, echo fuera demonios y hago curaciones hoy y mañana, y al tercer día termino mi obra.  
Luc.13:33 Sin embargo, es necesario que hoy y mañana y pasado mañana siga mi camino; porque no es posible que un profeta muera fuera de Jerusalén.  
Luc.13:34 ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste!  
Luc.13:35 He aquí, vuestra casa os es dejada desierta; y os digo que no me veréis, hasta que llegue el tiempo en que digáis: Bendito el que viene en nombre del Señor. 


Capítulo 14

Jesús sana a un hidrópico  

Luc.14:1 Aconteció un día de reposo, que habiendo entrado para comer en casa de un gobernante, que era fariseo, éstos le acechaban.  
Luc.14:2 Y he aquí estaban delante de él un hombre hidrópico.  
Luc.14:3 Entonces Jesús habló a los intérpretes de la ley y a los fariseos, diciendo: ¿Es lícito sanar en el día de reposo? 
Luc.14:4 Mas ellos callaron. Y él, tomándole, le sanó, y le despidió.  
Luc.14:5 Y dirigiéndose a ellos, dijo: ¿Quién de vosotros, si su asno o su buey cae en algún pozo, no lo sacará inmediatamente, aunque sea en día de reposo? 
Luc.14:6 Y no le podían replicar a estas cosas.  


Los convidados a las bodas  

Luc.14:7 Observando cómo escogían los primeros asientos a la mesa, refirió a los convidados una parábola, diciéndoles:  
Luc.14:8 Cuando fueres convidado por alguno a bodas, no te sientes en el primer lugar, no sea que otro más distinguido que tú esté convidado por él,  
Luc.14:9 y viniendo el que te convidó a ti y a él, te diga: Da lugar a éste; y entonces comiences con vergüenza a ocupar el último lugar.  
Luc.14:10 Mas cuando fueres convidado, ve y siéntate en el último lugar, para que cuando venga el que te convidó, te diga: Amigo, sube más arriba; entonces tendrás gloria delante de los que se sientan contigo a la mesa. 
Luc.14:11 Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido. 
Luc.14:12 Dijo también al que le había convidado: Cuando hagas comida o cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a vecinos ricos; no sea que ellos a su vez te vuelvan a convidar, y seas recompensado.  
Luc.14:13 Mas cuando hagas banquete, llama a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos;  
Luc.14:14 y serás bienaventurado; porque ellos no te pueden recompensar, pero te será recompensado en la resurrección de los justos.  


Parábola de la gran cena  

Luc.14:15 Oyendo esto uno de los que estaban sentados con él a la mesa, le dijo: Bienaventurado el que coma pan en el reino de Dios.  
Luc.14:16 Entonces Jesús le dijo: Un hombre hizo una gran cena, y convidó a muchos.  
Luc.14:17 Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los convidados: Venid, que ya todo está preparado.  
Luc.14:18 Y todos a una comenzaron a excusarse. El primero dijo: He comprado una hacienda, y necesito ir a verla; te ruego que me excuses.  
Luc.14:19 Otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos; te ruego que me excuses.  
Luc.14:20 Y otro dijo: Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir.  
Luc.14:21 Vuelto el siervo, hizo saber estas cosas a su señor. Entonces enojado el padre de familia, dijo a su siervo: Ve pronto por las plazas y las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos.  
Luc.14:22 Y dijo el siervo: Señor, se ha hecho como mandaste, y aún hay lugar.  
Luc.14:23 Dijo el señor al siervo: Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa.  
Luc.14:24 Porque os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron convidados, gustará mi cena.  


Lo que cuesta seguir a Cristo  

Luc.14:25 Grandes multitudes iban con él; y volviéndose, les dijo:  
Luc.14:26 Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo. 
Luc.14:27 Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo. 
Luc.14:28 Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla?  
Luc.14:29 No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él,  
Luc.14:30 diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar.  
Luc.14:31 ¿O qué rey, al marchar a la guerra contra otro rey, no se sienta primero y considera si puede hacer frente con diez mil al que viene contra él con veinte mil?  
Luc.14:32 Y si no puede, cuando el otro está todavía lejos, le envía una embajada y le pide condiciones de paz.  
Luc.14:33 Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo. 


Cuando la sal pierde su sabor   (Mt. 5.13; Mr. 9.50) 

Luc.14:34 Buena es la sal; mas si la sal se hiciere insípida, ¿con qué se sazonará?  
Luc.14:35 Ni para la tierra ni para el muladar es útil; la arrojan fuera. El que tiene oídos para oír, oiga.  

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