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SETIEMBRE 24

Fil.4:19 Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.

         Gloriosa promesa, la cual, sin embargo, no esta hecha solo a los Filipenses sino a todos los que como ellos, también proveen a las necesidades de los santos.-

         “Mi Dios…”, Pablo dice “mi Dios” porque él mismo Dios consiente en ser su Dios y tambien lo hace con nosotros, por lo que El también se compromete con nosotros mismo a ser mi banquero, nuestro banquero: El Señor sabe que yo no puedo reembolsar lo que gastáis por mí, y de esto se encarga Él, aquel que dijo en Hag.2:8 “Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos...” 

         ¡Gloria a su gran Nombre por siempre!,

“Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”. (Filipenses 4:19).-

 "El Dios de Pablo es nuestro Dios, y suplirá toda nuestra necesidad. Pablo estaba seguro de esto en relación a los filipenses, y nosotros estamos seguros de esto en cuanto a nosotros mismos. Dios lo hará, pues así es El: El nos ama, se deleita en bendecirnos, y, haciéndolo, recibirá la gloria. Su misericordia, Su poder, Su amor, Su fidelidad, todo se conjuga para que no suframos carestía.

Qué gran medida es la que usa el Señor: “Conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.” Las riquezas de Su gracia son grandes, pero, ¿qué diremos de las riquezas de Su gloria? ¿Quién podría estimar Sus “riquezas en gloria en Cristo Jesús”? De acuerdo a esta medida inmensurable Dios llenará el inmenso abismo de nuestras necesidades. El convierte al Señor Jesús en el receptáculo y en el canal de Su plenitud, y luego nos imparte Su riqueza de amor en su forma más elevada. ¡Aleluya!

Este escritor sabe en qué consiste ser probado en la obra del Señor. La fidelidad ha sido recompensada con enojo, y donadores liberales han puesto un fin a sus contribuciones; pero este escritor al que han procurado oprimir no ha quedado un centavo más pobre, no, sino que más bien ha prosperado; pues esta promesa ha demostrado ser verdadera, “Mi Dios, pues, suplirá lo que os falta”. Las provisiones de Dios son más seguras que el Banco de Inglaterra". La Chequera del Banco de la Fe.- 15 de Noviembre

Buena obra es socorrer y ayudar a un buen ministro en dificultades. La naturaleza de la verdadera simpatía cristiana no es tan sólo sentirse preocupados por nuestros amigos (aunque mas grandeza hay en socorrer aquellos siervos que no son nuestros intimos) en sus problemas, sino hacer lo que podamos para ayudarlos. El apóstol solía estar en cadenas, prisiones y necesidades, pero en todo aprendió a estar contento, a llevar su mente a ese estado, y aprovechar el máximo de eso. El orgullo, la incredulidad, el vano insistir en algo que no tenemos y el descontento variable por las cosas presentes, hacen que los hombres estén disgustados aun en circunstancias favorables. Oremos por una sumisión paciente y por esperanza cuando estemos desanimados; por humildad y una mente celestial cuando estemos jubilosos. Es gracia especial tener siempre un temperamento mental sereno. Cuando estemos humillados no perdamos nuestro consuelo en Dios ni desconfiemos de su providencia, ni tomemos un camino malo para nuestra satisfacción. En estado próspero no seamos orgullosos ni nos sintamos seguros ni mundanos. Esta es una lección mucho más difícil que la otra, porque las tentaciones de la plenitud y de la prosperidad son más que las de la aflicción y la necesidad. —El apóstol no tenía la intención de moverlos a dar más, sino exhortarlos a una bondad que tendrá una recompensa gloriosa en el más allá. Por medio de Cristo tenemos la gracia para hacer lo que es bueno, y por medio de Él hemos de esperar la recompensa; como tenemos todas las cosas por Él, hagamos todas las cosas por Él y para su gloria.




PLAN DE LECTURA BÍBLICA ANUAL


 HAGEO

Capítulo 1 

Exhortación a edificar el templo
  
Hag.1:1 En el año segundo del rey Darío, en el mes sexto, en el primer día del mes, vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, diciendo:  
Hag.1:2 Así ha hablado Jehová de los ejércitos, diciendo: Este pueblo dice: No ha llegado aún el tiempo, el tiempo de que la casa de Jehová sea reedificada.  
Hag.1:3 Entonces vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo:  
Hag.1:4 ¿Es para vosotros tiempo, para vosotros, de habitar en vuestras casas artesonadas, y esta casa está desierta?  
Hag.1:5 Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos.  
Hag.1:6 Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto.  
Hag.1:7 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos.  
Hag.1:8 Subid al monte, y traed madera, y reedificad la casa; y pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado, ha dicho Jehová.  
Hag.1:9 Buscáis mucho, y halláis poco; y encerráis en casa, y yo lo disiparé en un soplo. ¿Por qué? dice Jehová de los ejércitos. Por cuanto mi casa está desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia casa.  
Hag.1:10 Por eso se detuvo de los cielos sobre vosotros la lluvia, y la tierra detuvo sus frutos.  
Hag.1:11 Y llamé la sequía sobre esta tierra, y sobre los montes, sobre el trigo, sobre el vino, sobre el aceite, sobre todo lo que la tierra produce, sobre los hombres y sobre las bestias, y sobre todo trabajo de manos.  
Hag.1:12 Y oyó Zorobabel hijo de Salatiel, y Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y todo el resto del pueblo, la voz de Jehová su Dios, y las palabras del profeta Hageo, como le había enviado Jehová su Dios; y temió el pueblo delante de Jehová.  
Hag.1:13 Entonces Hageo, enviado de Jehová, habló por mandato de Jehová al pueblo, diciendo: Yo estoy con vosotros, dice Jehová.  
Hag.1:14 Y despertó Jehová el espíritu de Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y el espíritu de Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y el espíritu de todo el resto del pueblo; y vinieron y trabajaron en la casa de Jehová de los ejércitos, su Dios,  
Hag.1:15 en el día veinticuatro del mes sexto, en el segundo año del rey Darío.  


Capítulo 2 

La gloria del nuevo templo  

Hag.2:1 En el mes séptimo, a los veintiún días del mes, vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo:  
Hag.2:2 Habla ahora a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y al resto del pueblo, diciendo:  
Hag.2:3 ¿Quién ha quedado entre vosotros que haya visto esta casa en su gloria primera, y cómo la veis ahora? ¿No es ella como nada delante de vuestros ojos?  
Hag.2:4 Pues ahora, Zorobabel, esfuérzate, dice Jehová; esfuérzate también, Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote; y cobrad ánimo, pueblo todo de la tierra, dice Jehová, y trabajad; porque yo estoy con vosotros, dice Jehová de los ejércitos.  
Hag.2:5 Según el pacto que hice con vosotros cuando salisteis de Egipto, así mi Espíritu estará en medio de vosotros, no temáis.  
Hag.2:6 Porque así dice Jehová de los ejércitos: De aquí a poco yo haré temblar los cielos y la tierra, el mar y la tierra seca;  
Hag.2:7 y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el Deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa, ha dicho Jehová de los ejércitos.  
Hag.2:8 Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos.  
Hag.2:9 La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera, ha dicho Jehová de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos.  


La infidelidad del pueblo es reprendida  

Hag.2:10 A los veinticuatro días del noveno mes, en el segundo año de Darío, vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo:  
Hag.2:11 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Pregunta ahora a los sacerdotes acerca de la ley, diciendo:  
Hag.2:12 Si alguno llevare carne santificada en la falda de su ropa, y con el vuelo de ella tocare pan, o vianda, o vino, o aceite, o cualquier otra comida, ¿será santificada? Y respondieron los sacerdotes y dijeron: No.  
Hag.2:13 Y dijo Hageo: Si un inmundo a causa de cuerpo muerto tocare alguna cosa de estas, ¿será inmunda? Y respondieron los sacerdotes, y dijeron: Inmunda será.  
Hag.2:14 Y respondió Hageo y dijo: Así es este pueblo y esta gente delante de mí, dice Jehová; y asimismo toda obra de sus manos; y todo lo que aquí ofrecen es inmundo.  
Hag.2:15 Ahora, pues, meditad en vuestro corazón desde este día en adelante, antes que pongan piedra sobre piedra en el templo de Jehová. 
Hag.2:16 Antes que sucediesen estas cosas, venían al montón de veinte efas, y había diez; venían al lagar para sacar cincuenta cántaros, y había veinte.  
Hag.2:17 Os herí con viento solano, con tizoncillo y con granizo en toda obra de vuestras manos; mas no os convertisteis a mí, dice Jehová.  
Hag.2:18 Meditad, pues, en vuestro corazón, desde este día en adelante, desde el día veinticuatro del noveno mes, desde el día que se echó el cimiento del templo de Jehová; meditad, pues, en vuestro corazón.  
Hag.2:19 ¿No está aún la simiente en el granero? Ni la vid, ni la higuera, ni el granado, ni el árbol de olivo ha florecido todavía; mas desde este día os bendeciré.  


Promesa de Jehová a Zorobabel  

Hag.2:20 Vino por segunda vez palabra de Jehová a Hageo, a los veinticuatro días del mismo mes, diciendo:  
Hag.2:21 Habla a Zorobabel gobernador de Judá, diciendo: Yo haré temblar los cielos y la tierra;  
Hag.2:22 y trastornaré el trono de los reinos, y destruiré la fuerza de los reinos de las naciones; trastornaré los carros y los que en ellos suben, y vendrán abajo los caballos y sus jinetes, cada cual por la espada de su hermano.  
Hag.2:23 En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, te tomaré, oh Zorobabel hijo de Salatiel, siervo mío, dice Jehová, y te pondré como anillo de sellar; porque yo te escogí, dice Jehová de los ejércitos.  



ZACARÍAS

Capítulo 1

Llamamiento a volver a Jehová  

Zac.1:1 En el octavo mes del año segundo de Darío, vino palabra de Jehová al profeta Zacarías hijo de Berequías, hijo de Iddo, diciendo:  
Zac.1:2 Se enojó Jehová en gran manera contra vuestros padres.  
Zac.1:3 Diles, pues: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Volveos a mí, dice Jehová de los ejércitos, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos.  
Zac.1:4 No seáis como vuestros padres, a los cuales clamaron los primeros profetas, diciendo: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Volveos ahora de vuestros malos caminos y de vuestras malas obras; y no atendieron, ni me escucharon, dice Jehová.  
Zac.1:5 Vuestros padres, ¿dónde están? y los profetas, ¿han de vivir para siempre?  
Zac.1:6 Pero mis palabras y mis ordenanzas que mandé a mis siervos los profetas, ¿no alcanzaron a vuestros padres? Por eso volvieron ellos y dijeron: Como Jehová de los ejércitos pensó tratarnos conforme a nuestros caminos, y conforme a nuestras obras, así lo hizo con nosotros.  


La visión de los caballos  

Zac.1:7 A los veinticuatro días del mes undécimo, que es el mes de Sebat, en el año segundo de Darío, vino palabra de Jehová al profeta Zacarías hijo de Berequías, hijo de Iddo, diciendo:  
Zac.1:8 Vi de noche, y he aquí un varón que cabalgaba sobre un caballo alazán, el cual estaba entre los mirtos que había en la hondura; y detrás de él había caballos alazanes, overos y blancos. 
Zac.1:9 Entonces dije: ¿Qué son éstos, señor mío? Y me dijo el ángel que hablaba conmigo: Yo te enseñaré lo que son éstos.  
Zac.1:10 Y aquel varón que estaba entre los mirtos respondió y dijo: Estos son los que Jehová ha enviado a recorrer la tierra.  
Zac.1:11 Y ellos hablaron a aquel ángel de Jehová que estaba entre los mirtos, y dijeron: Hemos recorrido la tierra, y he aquí toda la tierra está reposada y quieta.  
Zac.1:12 Respondió el ángel de Jehová y dijo: Oh Jehová de los ejércitos, ¿hasta cuándo no tendrás piedad de Jerusalén, y de las ciudades de Judá, con las cuales has estado airado por espacio de setenta años?  
Zac.1:13 Y Jehová respondió buenas palabras, palabras consoladoras, al ángel que hablaba conmigo.  
Zac.1:14 Y me dijo el ángel que hablaba conmigo: Clama diciendo: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Celé con gran celo a Jerusalén y a Sion.  
Zac.1:15 Y estoy muy airado contra las naciones que están reposadas; porque cuando yo estaba enojado un poco, ellos agravaron el mal.  
Zac.1:16 Por tanto, así ha dicho Jehová: Yo me he vuelto a Jerusalén con misericordia; en ella será edificada mi casa, dice Jehová de los ejércitos, y la plomada será tendida sobre Jerusalén.  
Zac.1:17 Clama aún, diciendo: Así dice Jehová de los ejércitos: Aún rebosarán mis ciudades con la abundancia del bien, y aún consolará Jehová a Sion, y escogerá todavía a Jerusalén.  


Visión de los cuernos y los carpinteros  

Zac.1:18 Después alcé mis ojos y miré, y he aquí cuatro cuernos.  
Zac.1:19 Y dije al ángel que hablaba conmigo: ¿Qué son éstos? Y me respondió: Estos son los cuernos que dispersaron a Judá, a Israel y a Jerusalén.  
Zac.1:20 Me mostró luego Jehová cuatro carpinteros.  
Zac.1:21 Y yo dije: ¿Qué vienen éstos a hacer? Y me respondió, diciendo: Aquéllos son los cuernos que dispersaron a Judá, tanto que ninguno alzó su cabeza; mas éstos han venido para hacerlos temblar, para derribar los cuernos de las naciones que alzaron el cuerno sobre la tierra de Judá para dispersarla.  


Capítulo 2 

Llamamiento a los cautivos  

Zac.2:1 Alcé después mis ojos y miré, y he aquí un varón que tenía en su mano un cordel de medir.  
Zac.2:2 Y le dije: ¿A dónde vas? Y él me respondió: A medir a Jerusalén, para ver cuánta es su anchura, y cuánta su longitud.  
Zac.2:3 Y he aquí, salía aquel ángel que hablaba conmigo, y otro ángel le salió al encuentro,  
Zac.2:4 y le dijo: Corre, habla a este joven, diciendo: Sin muros será habitada Jerusalén, a causa de la multitud de hombres y de ganado en medio de ella.  
Zac.2:5 Yo seré para ella, dice Jehová, muro de fuego en derredor, y para gloria estaré en medio de ella.  
Zac.2:6 Eh, eh, huid de la tierra del norte, dice Jehová, pues por los cuatro vientos de los cielos os esparcí, dice Jehová.  
Zac.2:7 Oh Sion, la que moras con la hija de Babilonia, escápate.  
Zac.2:8 Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos: Tras la gloria me enviará él a las naciones que os despojaron; porque el que os toca, toca a la niña de su ojo.  
Zac.2:9 Porque he aquí yo alzo mi mano sobre ellos, y serán despojo a sus siervos, y sabréis que Jehová de los ejércitos me envió.  
Zac.2:10 Canta y alégrate, hija de Sion; porque he aquí vengo, y moraré en medio de ti, ha dicho Jehová.  
Zac.2:11 Y se unirán muchas naciones a Jehová en aquel día, y me serán por pueblo, y moraré en medio de ti; y entonces conocerás que Jehová de los ejércitos me ha enviado a ti.  
Zac.2:12 Y Jehová poseerá a Judá su heredad en la tierra santa, y escogerá aún a Jerusalén.  
Zac.2:13 Calle toda carne delante de Jehová; porque él se ha levantado de su santa morada.  


Capítulo 3 

Visión del sumo sacerdote Josué  

Zac.3:1 Me mostró al sumo sacerdote Josué, el cual estaba delante del ángel de Jehová, y Satanás estaba a su mano derecha para acusarle. 
Zac.3:2 Y dijo Jehová a Satanás: Jehová te reprenda, oh Satanás; Jehová que ha escogido a Jerusalén te reprenda. ¿No es éste un tizón arrebatado del incendio?  
Zac.3:3 Y Josué estaba vestido de vestiduras viles, y estaba delante del ángel.  
Zac.3:4 Y habló el ángel, y mandó a los que estaban delante de él, diciendo: Quitadle esas vestiduras viles. Y a él le dijo: Mira que he quitado de ti tu pecado, y te he hecho vestir de ropas de gala.  
Zac.3:5 Después dijo: Pongan mitra limpia sobre su cabeza. Y pusieron una mitra limpia sobre su cabeza, y le vistieron las ropas. Y el ángel de Jehová estaba en pie.  
Zac.3:6 Y el ángel de Jehová amonestó a Josué, diciendo:  
Zac.3:7 Así dice Jehová de los ejércitos: Si anduvieres por mis caminos, y si guardares mi ordenanza, también tú gobernarás mi casa, también guardarás mis atrios, y entre éstos que aquí están te daré lugar.  
Zac.3:8 Escucha pues, ahora, Josué sumo sacerdote, tú y tus amigos que se sientan delante de ti, porque son varones simbólicos. He aquí, yo traigo a mi siervo el Renuevo. 
Zac.3:9 Porque he aquí aquella piedra que puse delante de Josué; sobre esta única piedra hay siete ojos; he aquí yo grabaré su escultura, dice Jehová de los ejércitos, y quitaré el pecado de la tierra en un día.  
Zac.3:10 En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, cada uno de vosotros convidará a su compañero, debajo de su vid y debajo de su higuera. 

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