Fil.4:19 Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta
conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.
Gloriosa
promesa, la cual, sin embargo, no esta hecha solo a los Filipenses sino a todos
los que como ellos, también proveen a las necesidades de los santos.-
“Mi
Dios…”, Pablo dice “mi Dios” porque él mismo Dios consiente en ser su Dios y tambien lo hace con nosotros, por
lo que El también se compromete con nosotros mismo a ser mi banquero, nuestro banquero: El Señor sabe que
yo no puedo reembolsar lo que gastáis por mí, y de esto se encarga Él, aquel
que dijo en Hag.2:8 “Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los
ejércitos...”
¡Gloria
a su gran Nombre por siempre!,
“Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme
a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”. (Filipenses 4:19).-
"El Dios de
Pablo es nuestro Dios, y suplirá toda nuestra necesidad. Pablo estaba seguro de
esto en relación a los filipenses, y nosotros estamos seguros de esto en cuanto
a nosotros mismos. Dios lo hará, pues así es El: El nos ama, se deleita en
bendecirnos, y, haciéndolo, recibirá la gloria. Su misericordia, Su poder, Su
amor, Su fidelidad, todo se conjuga para que no suframos carestía.
Qué gran medida es la que usa el Señor: “Conforme a
sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.” Las riquezas de Su gracia son grandes,
pero, ¿qué diremos de las riquezas de Su gloria? ¿Quién podría estimar Sus
“riquezas en gloria en Cristo Jesús”? De acuerdo a esta medida inmensurable
Dios llenará el inmenso abismo de nuestras necesidades. El convierte al Señor
Jesús en el receptáculo y en el canal de Su plenitud, y luego nos imparte Su
riqueza de amor en su forma más elevada. ¡Aleluya!
Este escritor sabe en qué consiste ser probado en la
obra del Señor. La fidelidad ha sido recompensada con enojo, y donadores
liberales han puesto un fin a sus contribuciones; pero este escritor al que han
procurado oprimir no ha quedado un centavo más pobre, no, sino que más bien ha
prosperado; pues esta promesa ha demostrado ser verdadera, “Mi Dios, pues,
suplirá lo que os falta”. Las provisiones de Dios son más seguras que el Banco
de Inglaterra". La Chequera del Banco de la Fe.- 15 de Noviembre
Buena obra es
socorrer y ayudar a un buen ministro en dificultades. La naturaleza de la
verdadera simpatía cristiana no es tan sólo sentirse preocupados por nuestros
amigos (aunque mas grandeza hay en socorrer aquellos siervos que no son
nuestros intimos) en sus problemas, sino hacer lo que podamos para ayudarlos.
El apóstol solía estar en cadenas, prisiones y necesidades, pero en todo
aprendió a estar contento, a llevar su mente a ese estado, y aprovechar el
máximo de eso. El orgullo, la incredulidad, el vano insistir en algo que no
tenemos y el descontento variable por las cosas presentes, hacen que los
hombres estén disgustados aun en circunstancias favorables. Oremos por una
sumisión paciente y por esperanza cuando estemos desanimados; por humildad y
una mente celestial cuando estemos jubilosos. Es gracia especial tener siempre
un temperamento mental sereno. Cuando estemos humillados no perdamos nuestro
consuelo en Dios ni desconfiemos de su providencia, ni tomemos un camino malo
para nuestra satisfacción. En estado próspero no seamos orgullosos ni nos
sintamos seguros ni mundanos. Esta es una lección mucho más difícil que la
otra, porque las tentaciones de la plenitud y de la prosperidad son más que las
de la aflicción y la necesidad. —El apóstol no tenía la intención de moverlos a
dar más, sino exhortarlos a una bondad que tendrá una recompensa gloriosa en el
más allá. Por medio de Cristo tenemos la gracia para hacer lo que es bueno, y
por medio de Él hemos de esperar la recompensa; como tenemos todas las cosas
por Él, hagamos todas las cosas por Él y para su gloria.
Fil.4:19 Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta
conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.
Gloriosa
promesa, la cual, sin embargo, no esta hecha solo a los Filipenses sino a todos
los que como ellos, también proveen a las necesidades de los santos.-
“Mi
Dios…”, Pablo dice “mi Dios” porque él mismo Dios consiente en ser su Dios y tambien lo hace con nosotros, por
lo que El también se compromete con nosotros mismo a ser mi banquero, nuestro banquero: El Señor sabe que
yo no puedo reembolsar lo que gastáis por mí, y de esto se encarga Él, aquel
que dijo en Hag.2:8 “Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los
ejércitos...”
¡Gloria
a su gran Nombre por siempre!,
“Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme
a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”. (Filipenses 4:19).-
"El Dios de
Pablo es nuestro Dios, y suplirá toda nuestra necesidad. Pablo estaba seguro de
esto en relación a los filipenses, y nosotros estamos seguros de esto en cuanto
a nosotros mismos. Dios lo hará, pues así es El: El nos ama, se deleita en
bendecirnos, y, haciéndolo, recibirá la gloria. Su misericordia, Su poder, Su
amor, Su fidelidad, todo se conjuga para que no suframos carestía.
Qué gran medida es la que usa el Señor: “Conforme a
sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.” Las riquezas de Su gracia son grandes,
pero, ¿qué diremos de las riquezas de Su gloria? ¿Quién podría estimar Sus
“riquezas en gloria en Cristo Jesús”? De acuerdo a esta medida inmensurable
Dios llenará el inmenso abismo de nuestras necesidades. El convierte al Señor
Jesús en el receptáculo y en el canal de Su plenitud, y luego nos imparte Su
riqueza de amor en su forma más elevada. ¡Aleluya!
Este escritor sabe en qué consiste ser probado en la
obra del Señor. La fidelidad ha sido recompensada con enojo, y donadores
liberales han puesto un fin a sus contribuciones; pero este escritor al que han
procurado oprimir no ha quedado un centavo más pobre, no, sino que más bien ha
prosperado; pues esta promesa ha demostrado ser verdadera, “Mi Dios, pues,
suplirá lo que os falta”. Las provisiones de Dios son más seguras que el Banco
de Inglaterra". La Chequera del Banco de la Fe.- 15 de Noviembre
Buena obra es socorrer y ayudar a un buen ministro en dificultades. La naturaleza de la verdadera simpatía cristiana no es tan sólo sentirse preocupados por nuestros amigos (aunque mas grandeza hay en socorrer aquellos siervos que no son nuestros intimos) en sus problemas, sino hacer lo que podamos para ayudarlos. El apóstol solía estar en cadenas, prisiones y necesidades, pero en todo aprendió a estar contento, a llevar su mente a ese estado, y aprovechar el máximo de eso. El orgullo, la incredulidad, el vano insistir en algo que no tenemos y el descontento variable por las cosas presentes, hacen que los hombres estén disgustados aun en circunstancias favorables. Oremos por una sumisión paciente y por esperanza cuando estemos desanimados; por humildad y una mente celestial cuando estemos jubilosos. Es gracia especial tener siempre un temperamento mental sereno. Cuando estemos humillados no perdamos nuestro consuelo en Dios ni desconfiemos de su providencia, ni tomemos un camino malo para nuestra satisfacción. En estado próspero no seamos orgullosos ni nos sintamos seguros ni mundanos. Esta es una lección mucho más difícil que la otra, porque las tentaciones de la plenitud y de la prosperidad son más que las de la aflicción y la necesidad. —El apóstol no tenía la intención de moverlos a dar más, sino exhortarlos a una bondad que tendrá una recompensa gloriosa en el más allá. Por medio de Cristo tenemos la gracia para hacer lo que es bueno, y por medio de Él hemos de esperar la recompensa; como tenemos todas las cosas por Él, hagamos todas las cosas por Él y para su gloria.
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