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NOVIEMBRE 18

Prov.17:27 El que ahorra sus palabras tiene sabiduría;
             De espíritu prudente es el hombre entendido. 






PLAN DE LECTURA BÍBLICA ANUAL


Capítulo 19 

Pablo en Efeso  
Hec.19:1 Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones superiores, vino a Efeso, y hallando a ciertos discípulos,  
Hec.19:2 les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo.  
Hec.19:3 Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan.  
Hec.19:4 Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo. 
Hec.19:5 Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús.  
Hec.19:6 Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban.  
Hec.19:7 Eran por todos unos doce hombres.  
Hec.19:8 Y entrando Pablo en la sinagoga, habló con denuedo por espacio de tres meses, discutiendo y persuadiendo acerca del reino de Dios.  
Hec.19:9 Pero endureciéndose algunos y no creyendo, maldiciendo el Camino delante de la multitud, se apartó Pablo de ellos y separó a los discípulos, discutiendo cada día en la escuela de uno llamado Tiranno.  
Hec.19:10 Así continuó por espacio de dos años, de manera que todos los que habitaban en Asia, judíos y griegos, oyeron la palabra del Señor Jesús.  
Hec.19:11 Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo,  
Hec.19:12 de tal manera que aun se llevaban a los enfermos los paños o delantales de su cuerpo, y las enfermedades se iban de ellos, y los espíritus malos salían.  
Hec.19:13 Pero algunos de los judíos, exorcistas ambulantes, intentaron invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo: Os conjuro por Jesús, el que predica Pablo. 
Hec.19:14 Había siete hijos de un tal Esceva, judío, jefe de los sacerdotes, que hacían esto.  
Hec.19:15 Pero respondiendo el espíritu malo, dijo: A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois?  
Hec.19:16 Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando sobre ellos y dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos.  
Hec.19:17 Y esto fue notorio a todos los que habitaban en Efeso, así judíos como griegos; y tuvieron temor todos ellos, y era magnificado el nombre del Señor Jesús.  
Hec.19:18 Y muchos de los que habían creído venían, confesando y dando cuenta de sus hechos.  
Hec.19:19 Asimismo muchos de los que habían practicado la magia trajeron los libros y los quemaron delante de todos; y hecha la cuenta de su precio, hallaron que era cincuenta mil piezas de plata.  
Hec.19:20 Así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor.  
Hec.19:21 Pasadas estas cosas, Pablo se propuso en espíritu ir a Jerusalén, después de recorrer Macedonia y Acaya, diciendo: Después que haya estado allí, me será necesario ver también a Roma.  
Hec.19:22 Y enviando a Macedonia a dos de los que le ayudaban, Timoteo y Erasto, él se quedó por algún tiempo en Asia. 
 

El alboroto en Efeso 

Hec.19:23 Hubo por aquel tiempo un disturbio no pequeño acerca del Camino.  
Hec.19:24 Porque un platero llamado Demetrio, que hacía de plata templecillos de Diana, daba no poca ganancia a los artífices;  
Hec.19:25 a los cuales, reunidos con los obreros del mismo oficio, dijo: Varones, sabéis que de este oficio obtenemos nuestra riqueza; 
Hec.19:26 pero veis y oís que este Pablo, no solamente en Efeso, sino en casi toda Asia, ha apartado a muchas gentes con persuasión, diciendo que no son dioses los que se hacen con las manos.  
Hec.19:27 Y no solamente hay peligro de que este nuestro negocio venga a desacreditarse, sino también que el templo de la gran diosa Diana sea estimado en nada, y comience a ser destruida la majestad de aquella a quien venera toda Asia, y el mundo entero.  
Hec.19:28 Cuando oyeron estas cosas, se llenaron de ira, y gritaron, diciendo: ¡Grande es Diana de los efesios!  
Hec.19:29 Y la ciudad se llenó de confusión, y a una se lanzaron al teatro, arrebatando a Gayo y a Aristarco, macedonios, compañeros de Pablo.  
Hec.19:30 Y queriendo Pablo salir al pueblo, los discípulos no le dejaron.  
Hec.19:31 También algunas de las autoridades de Asia, que eran sus amigos, le enviaron recado, rogándole que no se presentase en el teatro.  
Hec.19:32 Unos, pues, gritaban una cosa, y otros otra; porque la concurrencia estaba confusa, y los más no sabían por qué se habían reunido.  
Hec.19:33 Y sacaron de entre la multitud a Alejandro, empujándole los judíos. Entonces Alejandro, pedido silencio con la mano, quería hablar en su defensa ante el pueblo.  
Hec.19:34 Pero cuando le conocieron que era judío, todos a una voz gritaron casi por dos horas: ¡Grande es Diana de los efesios!  
Hec.19:35 Entonces el escribano, cuando había apaciguado a la multitud, dijo: Varones efesios, ¿y quién es el hombre que no sabe que la ciudad de los efesios es guardiana del templo de la gran diosa Diana, y de la imagen venida de Júpiter?  
Hec.19:36 Puesto que esto no puede contradecirse, es necesario que os apacigüéis, y que nada hagáis precipitadamente.  
Hec.19:37 Porque habéis traído a estos hombres, sin ser sacrílegos ni blasfemadores de vuestra diosa.  
Hec.19:38 Que si Demetrio y los artífices que están con él tienen pleito contra alguno, audiencias se conceden, y procónsules hay; acúsense los unos a los otros.  
Hec.19:39 Y si demandáis alguna otra cosa, en legítima asamblea se puede decidir.  
Hec.19:40 Porque peligro hay de que seamos acusados de sedición por esto de hoy, no habiendo ninguna causa por la cual podamos dar razón de este concurso.  
Hec.19:41 Y habiendo dicho esto, despidió la asamblea.  


Capítulo 20

Viaje de Pablo a Macedonia y Grecia  

Hec.20:1 Después que cesó el alboroto, llamó Pablo a los discípulos, y habiéndolos exhortado y abrazado, se despidió y salió para ir a Macedonia.  
Hec.20:2 Y después de recorrer aquellas regiones, y de exhortarles con abundancia de palabras, llegó a Grecia.  
Hec.20:3 Después de haber estado allí tres meses, y siéndole puestas asechanzas por los judíos para cuando se embarcase para Siria, tomó la decisión de volver por Macedonia.  
Hec.20:4 Y le acompañaron hasta Asia, Sópater de Berea, Aristarco y Segundo de Tesalónica, Gayo de Derbe, y Timoteo; y de Asia, Tíquico y Trófimo.  
Hec.20:5 Estos, habiéndose adelantado, nos esperaron en Troas.  
Hec.20:6 Y nosotros, pasados los días de los panes sin levadura, navegamos de Filipos, y en cinco días nos reunimos con ellos en Troas, donde nos quedamos siete días.  
Visita de despedida de Pablo en Troas  
Hec.20:7 El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día siguiente; y alargó el discurso hasta la medianoche.  
Hec.20:8 Y había muchas lámparas en el aposento alto donde estaban reunidos;  
Hec.20:9 y un joven llamado Eutico, que estaba sentado en la ventana, rendido de un sueño profundo, por cuanto Pablo disertaba largamente, vencido del sueño cayó del tercer piso abajo, y fue levantado muerto.  
Hec.20:10 Entonces descendió Pablo y se echó sobre él, y abrazándole, dijo: No os alarméis, pues está vivo.  
Hec.20:11 Después de haber subido, y partido el pan y comido, habló largamente hasta el alba; y así salió.  
Hec.20:12 Y llevaron al joven vivo, y fueron grandemente consolados.  


Viaje de Troas a Mileto  

Hec.20:13 Nosotros, adelantándonos a embarcarnos, navegamos a Asón para recoger allí a Pablo, ya que así lo había determinado, queriendo él ir por tierra.  
Hec.20:14 Cuando se reunió con nosotros en Asón, tomándole a bordo, vinimos a Mitilene.  
Hec.20:15 Navegando de allí, al día siguiente llegamos delante de Quío, y al otro día tomamos puerto en Samos; y habiendo hecho escala en Trogilio, al día siguiente llegamos a Mileto.  
Hec.20:16 Porque Pablo se había propuesto pasar de largo a Efeso, para no detenerse en Asia, pues se apresuraba por estar el día de Pentecostés, si le fuese posible, en Jerusalén.  


Discurso de despedida de Pablo en Mileto  

Hec.20:17 Enviando, pues, desde Mileto a Efeso, hizo llamar a los ancianos de la iglesia.  
Hec.20:18 Cuando vinieron a él, les dijo: Vosotros sabéis cómo me he comportado entre vosotros todo el tiempo, desde el primer día que entré en Asia,  
Hec.20:19 sirviendo al Señor con toda humildad, y con muchas lágrimas, y pruebas que me han venido por las asechanzas de los judíos;  
Hec.20:20 y cómo nada que fuese útil he rehuido de anunciaros y enseñaros, públicamente y por las casas,  
Hec.20:21 testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo.  
Hec.20:22 Ahora, he aquí, ligado yo en espíritu, voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de acontecer;  
Hec.20:23 salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones.  
Hec.20:24 Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.  
Hec.20:25 Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, entre quienes he pasado predicando el reino de Dios, verá más mi rostro.  
Hec.20:26 Por tanto, yo os protesto en el día de hoy, que estoy limpio de la sangre de todos;  
Hec.20:27 porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios.  
Hec.20:28 Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre.  
Hec.20:29 Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño.  
Hec.20:30 Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos.  
Hec.20:31 Por tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno.  
Hec.20:32 Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados.  
Hec.20:33 Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado.  
Hec.20:34 Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario a mí y a los que están conmigo, estas manos me han servido.  
Hec.20:35 En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.  
Hec.20:36 Cuando hubo dicho estas cosas, se puso de rodillas, y oró con todos ellos. 
Hec.20:37 Entonces hubo gran llanto de todos; y echándose al cuello de Pablo, le besaban,  
Hec.20:38 doliéndose en gran manera por la palabra que dijo, de que no verían más su rostro. Y le acompañaron al barco. 

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