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“Si recibimos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios”. (1 Juan 5:9).-

¿POR QUE NO CREERLE A DIOS TAMBIÉN?

 La vida está señalada con advertencias de toda clase: luces en cruces de ferrocarril, carteles que advierten: ¡Veneno! ¡Peligro! ¡Alto voltaje...! A nadie se le ocurre que están allí por el capricho de alguien.
 Si una autobomba, con su sirena ululante, pasa velozmente por la calle, usted se da prisa para correrse hacia el borde de la calzada; empero, cuando Dios le advierte que debe “huir de la ira venidera”, usted se hace el desentendido. ¿No vale la advertencia de Dios tanto como las advertencias de los hombres?
 Si las autoridades sanitarias notan que el agua potable está contaminada, usted deja de tomarla; pero cuando el Dios de amor le dice que “la paga del pecado muerte es” ¿sigue usted pecador?
 Si un obrero coloca una señal de ¡Peligro!, usted se aleja; pero cuando Dios le advierte que “el alma que pecare, esa morirá” ¿permanece indiferente?
 Si ante una sala de conferencias, un cartel avisa: «No hay admisión sin boleto», usted se asegura de obtener lo que se requiere para poder entrar; mas cuando Cristo dice; “el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”, ¿cierra usted ojos y corazón para seguir insensible?
 Si un comerciante ofrece “muestras gratis” de cualquier cosa, usted se apresura a obtener una antes de que se acaben. Pero cuando el Espíritu Santo anuncia: “la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús”, ¿dice usted: ¡Ahora no!, pese a que la necesita más que ninguna otra cosa en el mundo?
  Cualquier cosa se cree, prestando fe a un desconocido, o a dos o tres personas, respecto a hechos, cuyo conocimiento les vino solamente por medio del oído o de la vista, que son sentidos sujetos al error y la ilusión, y ¡se atreverá el hombre a no dar ninguna importancia al testimonio de Dios, quien es la misma sabiduría, santidad y verdad…!.-
 ¿No está usted poniendo su alma en peligro por ignorar voluntariamente las advertencias de Dios? Escuche ahora otra advertencia de El “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo”.-

Saludo con la Paz de nuestro Señor Jesucristo





LECTURA BÍBLICA DE HOY
La Biblia en un Año.-


Capítulo 2


1°Ped.2:1 Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones,  
1°Ped.2:2 desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación,  
1°Ped.2:3 si es que habéis gustado la benignidad del Señor.


La piedra viva  


1°Ped.2:4 Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa,  
1°Ped.2:5 vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.  
1°Ped.2:6 Por lo cual también contiene la Escritura:  
He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa;  
Y el que creyere en él, no será avergonzado.
1°Ped.2:7 Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen, La piedra que los edificadores desecharon, Ha venido a ser la cabeza del ángulo;
1°Ped.2:8 y:  
Piedra de tropiezo, y roca que hace caer,
porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados.  


El pueblo de Dios  


1°Ped.2:9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;  
1°Ped.2:10 vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.


Vivid como siervos de Dios  


1°Ped.2:11 Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma,  
1°Ped.2:12 manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras.  
1°Ped.2:13 Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior,  
1°Ped.2:14 ya a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien.  
1°Ped.2:15 Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos;  
1°Ped.2:16 como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios.  
1°Ped.2:17 Honrad a todos. Amad a los hermanos. Temed a Dios. Honrad al rey.  
1°Ped.2:18 Criados, estad sujetos con todo respeto a vuestros amos; no solamente a los buenos y afables, sino también a los difíciles de soportar.  
1°Ped.2:19 Porque esto merece aprobación, si alguno a causa de la conciencia delante de Dios, sufre molestias padeciendo injustamente.  
1°Ped.2:20 Pues ¿qué gloria es, si pecando sois abofeteados, y lo soportáis? Mas si haciendo lo bueno sufrís, y lo soportáis, esto ciertamente es aprobado delante de Dios.  
1°Ped.2:21 Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas;  
1°Ped.2:22 el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca;
1°Ped.2:23 quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente;  
1°Ped.2:24 quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.
1°Ped.2:25 Porque vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas.


Capítulo 33


Restauración de la prosperidad de Jerusalén  


Jer.33:1 Vino palabra de Jehová a Jeremías la segunda vez, estando él aún preso en el patio de la cárcel, diciendo:  
Jer.33:2 Así ha dicho Jehová, que hizo la tierra, Jehová que la formó para afirmarla; Jehová es su nombre:  
Jer.33:3 Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.  
Jer.33:4 Porque así ha dicho Jehová Dios de Israel acerca de las casas de esta ciudad, y de las casas de los reyes de Judá, derribadas con arietes y con hachas  
Jer.33:5 (porque vinieron para pelear contra los caldeos, para llenarlas de cuerpos de hombres muertos, a los cuales herí yo con mi furor y con mi ira, pues escondí mi rostro de esta ciudad a causa de toda su maldad):  
Jer.33:6 He aquí que yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad.  
Jer.33:7 Y haré volver los cautivos de Judá y los cautivos de Israel, y los restableceré como al principio.  
Jer.33:8 Y los limpiaré de toda su maldad con que pecaron contra mí; y perdonaré todos sus pecados con que contra mí pecaron, y con que contra mí se rebelaron.  
Jer.33:9 Y me será a mí por nombre de gozo, de alabanza y de gloria, entre todas las naciones de la tierra, que habrán oído todo el bien que yo les hago; y temerán y temblarán de todo el bien y de toda la paz que yo les haré.  
Jer.33:10 Así ha dicho Jehová: En este lugar, del cual decís que está desierto sin hombres y sin animales, en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, que están asoladas, sin hombre y sin morador y sin animal,  
Jer.33:11 ha de oírse aún voz de gozo y de alegría, voz de desposado y voz de desposada, voz de los que digan: Alabad a Jehová de los ejércitos, porque Jehová es bueno, porque para siempre es su misericordia; voz de los que traigan ofrendas de acción de gracias a la casa de Jehová. Porque volveré a traer los cautivos de la tierra como al principio, ha dicho Jehová.  
Jer.33:12 Así dice Jehová de los ejércitos: En este lugar desierto, sin hombre y sin animal, y en todas sus ciudades, aún habrá cabañas de pastores que hagan pastar sus ganados.  
Jer.33:13 En las ciudades de las montañas, en las ciudades de la Sefela, en las ciudades del Neguev, en la tierra de Benjamín, y alrededor de Jerusalén y en las ciudades de Judá, aún pasarán ganados por las manos del que los cuente, ha dicho Jehová.  
Jer.33:14 He aquí vienen días, dice Jehová, en que yo confirmaré la buena palabra que he hablado a la casa de Israel y a la casa de Judá.  
Jer.33:15 En aquellos días y en aquel tiempo haré brotar a David un Renuevo de justicia, y hará juicio y justicia en la tierra.  
Jer.33:16 En aquellos días Judá será salvo, y Jerusalén habitará segura, y se le llamará: Jehová, justicia nuestra.
Jer.33:17 Porque así ha dicho Jehová: No faltará a David varón que se siente sobre el trono de la casa de Israel.
Jer.33:18 Ni a los sacerdotes y levitas faltará varón que delante de mí ofrezca holocausto y encienda ofrenda, y que haga sacrificio todos los días.
Jer.33:19 Vino palabra de Jehová a Jeremías, diciendo:  
Jer.33:20 Así ha dicho Jehová: Si pudiereis invalidar mi pacto con el día y mi pacto con la noche, de tal manera que no haya día ni noche a su tiempo,  
Jer.33:21 podrá también invalidarse mi pacto con mi siervo David, para que deje de tener hijo que reine sobre su trono, y mi pacto con los levitas y sacerdotes, mis ministros.  
Jer.33:22 Como no puede ser contado el ejército del cielo, ni la arena del mar se puede medir, así multiplicaré la descendencia de David mi siervo, y los levitas que me sirven.  
Jer.33:23 Vino palabra de Jehová a Jeremías, diciendo:  
Jer.33:24 ¿No has echado de ver lo que habla este pueblo, diciendo: Dos familias que Jehová escogiera ha desechado? Y han tenido en poco a mi pueblo, hasta no tenerlo más por nación.  
Jer.33:25 Así ha dicho Jehová: Si no permanece mi pacto con el día y la noche, si yo no he puesto las leyes del cielo y la tierra,  
Jer.33:26 también desecharé la descendencia de Jacob, y de David mi siervo, para no tomar de su descendencia quien sea señor sobre la posteridad de Abraham, de Isaac y de Jacob. Porque haré volver sus cautivos, y tendré de ellos misericordia.
Capítulo 34


Jeremías amonesta a Sedequías  


Jer.34:1 Palabra de Jehová que vino a Jeremías cuando Nabucodonosor rey de Babilonia y todo su ejército, y todos los reinos de la tierra bajo el señorío de su mano, y todos los pueblos, peleaban contra Jerusalén y contra todas sus ciudades, la cual dijo:  
Jer.34:2 Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Ve y habla a Sedequías rey de Judá, y dile: Así ha dicho Jehová: He aquí yo entregaré esta ciudad al rey de Babilonia, y la quemará con fuego;  
Jer.34:3 y no escaparás tú de su mano, sino que ciertamente serás apresado, y en su mano serás entregado; y tus ojos verán los ojos del rey de Babilonia, y te hablará boca a boca, y en Babilonia entrarás.  
Jer.34:4 Con todo eso, oye palabra de Jehová, Sedequías rey de Judá: Así ha dicho Jehová acerca de ti: No morirás a espada.  
Jer.34:5 En paz morirás, y así como quemaron especias por tus padres, los reyes primeros que fueron antes de ti, las quemarán por ti, y te endecharán, diciendo, ¡Ay, señor! Porque yo he hablado la palabra, dice Jehová.  
Jer.34:6 Y habló el profeta Jeremías a Sedequías rey de Judá todas estas palabras en Jerusalén.  
Jer.34:7 Y el ejército del rey de Babilonia peleaba contra Jerusalén, y contra todas las ciudades de Judá que habían quedado, contra Laquis y contra Azeca; porque de las ciudades fortificadas de Judá éstas habían quedado.  


Violación del pacto de libertar a los siervos hebreos  


Jer.34:8 Palabra de Jehová que vino a Jeremías, después que Sedequías hizo pacto con todo el pueblo en Jerusalén para promulgarles libertad;  
Jer.34:9 que cada uno dejase libre a su siervo y a su sierva, hebreo y hebrea; que ninguno usase a los judíos, sus hermanos, como siervos.  
Jer.34:10 Y cuando oyeron todos los príncipes, y todo el pueblo que había convenido en el pacto de dejar libre cada uno a su siervo y cada uno a su sierva, que ninguno los usase más como siervos, obedecieron, y los dejaron.  
Jer.34:11 Pero después se arrepintieron, e hicieron volver a los siervos y a las siervas que habían dejado libres, y los sujetaron como siervos y siervas.  
Jer.34:12 Vino, pues, palabra de Jehová a Jeremías, diciendo:  
Jer.34:13 Así dice Jehová Dios de Israel: Yo hice pacto con vuestros padres el día que los saqué de tierra de Egipto, de casa de servidumbre, diciendo:  
Jer.34:14 Al cabo de siete años dejará cada uno a su hermano hebreo que le fuere vendido; le servirá seis años, y lo enviará libre; pero vuestros padres no me oyeron, ni inclinaron su oído.  
Jer.34:15 Y vosotros os habíais hoy convertido, y hecho lo recto delante de mis ojos, anunciando cada uno libertad a su prójimo; y habíais hecho pacto en mi presencia, en la casa en la cual es invocado mi nombre.  
Jer.34:16 Pero os habéis vuelto y profanado mi nombre, y habéis vuelto a tomar cada uno a su siervo y cada uno a su sierva, que habíais dejado libres a su voluntad; y los habéis sujetado para que os sean siervos y siervas.  
Jer.34:17 Por tanto, así ha dicho Jehová: Vosotros no me habéis oído para promulgar cada uno libertad a su hermano, y cada uno a su compañero; he aquí que yo promulgo libertad, dice Jehová, a la espada y a la pestilencia y al hambre; y os pondré por afrenta ante todos los reinos de la tierra.  
Jer.34:18 Y entregaré a los hombres que traspasaron mi pacto, que no han llevado a efecto las palabras del pacto que celebraron en mi presencia, dividiendo en dos partes el becerro y pasando por medio de ellas;  
Jer.34:19 a los príncipes de Judá y a los príncipes de Jerusalén, a los oficiales y a los sacerdotes y a todo el pueblo de la tierra, que pasaron entre las partes del becerro,  
Jer.34:20 los entregaré en mano de sus enemigos y en mano de los que buscan su vida; y sus cuerpos muertos serán comida de las aves del cielo, y de las bestias de la tierra.  
Jer.34:21 Y a Sedequías rey de Judá y a sus príncipes los entregaré en mano de sus enemigos, y en mano de los que buscan su vida, y en mano del ejército del rey de Babilonia, que se ha ido de vosotros.  
Jer.34:22 He aquí, mandaré yo, dice Jehová, y los haré volver a esta ciudad, y pelearán contra ella y la tomarán, y la quemarán con fuego; y reduciré a soledad las ciudades de Judá, hasta no quedar morador.


Capítulo 135


La grandeza del Señor y la vanidad de los ídolos
Aleluya.


Sal.135:1 Alabad el nombre de Jehová;
Alabadle, siervos de Jehová;
Sal.135:2 Los que estáis en la casa de Jehová,
En los atrios de la casa de nuestro Dios.
Sal.135:3 Alabad a JAH, porque él es bueno;
Cantad salmos a su nombre, porque él es benigno.
Sal.135:4 Porque JAH ha escogido a Jacob para sí,
A Israel por posesión suya.
Sal.135:5 Porque yo sé que Jehová es grande,
Y el Señor nuestro, mayor que todos los dioses.
Sal.135:6 Todo lo que Jehová quiere, lo hace,
En los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos.
Sal.135:7 Hace subir las nubes de los extremos de la tierra;
Hace los relámpagos para la lluvia;
Saca de sus depósitos los vientos.
Sal.135:8 El es quien hizo morir a los primogénitos de Egipto,
Desde el hombre hasta la bestia.
Sal.135:9 Envió señales y prodigios en medio de ti, oh Egipto,
Contra Faraón, y contra todos sus siervos.
Sal.135:10 Destruyó a muchas naciones,
Y mató a reyes poderosos;
Sal.135:11 A Sehón rey amorreo,
A Og rey de Basán,
Y a todos los reyes de Canaán.
Sal.135:12 Y dio la tierra de ellos en heredad,
En heredad a Israel su pueblo.
Sal.135:13 Oh Jehová, eterno es tu nombre;
Tu memoria, oh Jehová, de generación en generación.
Sal.135:14 Porque Jehová juzgará a su pueblo,
Y se compadecerá de sus siervos.
Sal.135:15 Los ídolos de las naciones son plata y oro,
Obra de manos de hombres.
Sal.135:16 Tienen boca, y no hablan;
Tienen ojos, y no ven;
Sal.135:17 Tienen orejas, y no oyen;
Tampoco hay aliento en sus bocas.
Sal.135:18 Semejantes a ellos son los que los hacen,
Y todos los que en ellos confían.
Sal.135:19 Casa de Israel, bendecid a Jehová;
Casa de Aarón, bendecid a Jehová;
Sal.135:20 Casa de Leví, bendecid a Jehová;
Los que teméis a Jehová, bendecid a Jehová.
Sal.135:21 Desde Sion sea bendecido Jehová,
Quien mora en Jerusalén.

Aleluya.

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